Los dos representan los valores y el ADN blanquinegro. Rodri es el eterno capitán del Badajoz. El líder de una generación única que devolvió al club y a la ciudad a Segunda 25 años después. Ahora han pasado 18 años desde que se perdiera aquella categoría de plata que tanto costó alcanzar y Guzmán, el gran capitán, guía a un grupo que fantasea con repetir la gesta de los héroes del 92. «Para mí sería un sueño ascender con mi club. Recuerdo cuando subieron ellos. Estaba en El Vivero con mi padre y lo disfruté muchísimo. En ese momento siendo un niño soñaba con vivir en el futuro lo que vivieron ellos», apunta Guzmán.
Publicidad
Rodri entrega los galones del ascenso a Guzmán. El capitán de toda una época en el Badajoz se muestra seguro que este año toca. «Si ellos juegan como saben, sin hacer nada especial, solo con la trayectoria que han tenido esta temporada, estoy convencido que van a ascender. Sobre todo que tengan confianza en sí mismos, que piensen que son los mejores y que lo van a demostrar en el campo». Rodri cree que se dan todos los factores y condicionantes para dar ese ansiado salto a Segunda y además se palpa en la aureola que desprende el plantel de Estévez. «Confío mucho en este equipo porque le veo la actitud, el juego y la unión que tienen. Y es que todo huele a ascenso», subraya. Y encuentra ciertas similitudes con aquella temporada de hace 29 años que culminó tocando la gloria ante el Cartagena. «Al igual que en aquella época se ve que es uno de los mejores de la categoría y lo demuestran los resultados. Nosotros éramos una familia porque llevábamos mucho tiempo juntos y había mucha gente de cantera y ahora veo que hay un buen ambiente en la plantilla. Y por otra parte también por la afición. La entrega es similar a la de este año, quizás no en la cantidad por la pandemia, pero la gente está entregada y tiene unas ganas enormes de que el equipo ascienda», sostiene.
GUZMÁN
Durante los días previos a aquella mágica tarde del 28 de junio de 1992, Rodri recuerda esa sensación de estar ante algo grande. «Sabíamos que en un partido nos lo jugábamos todo, igual que se lo juegan ellos y no puedes fallar. Vivimos una semana con mucha ilusión, con cierto nerviosismo y ese gusanillo en el estómago, pero sobre todo con muchas ganas de que llegara el partido». Guzmán explica que el vestuario blanquinegro se lo toma con naturalidad y que al jugar en 'casa' no altera la rutina del grupo. «Es una semana normal, entre comillas, sabiendo que te juegas en un partido gran parte de la temporada. Pero tenemos la suerte que al ser la sede aquí es una semana habitual de trabajo, entrenando en nuestro estadio y eso nos ayuda a que sea lo más normal posible».
El gran objetivo de la temporada está a dos partidos y en estos momentos decisivos en los que las emociones se revolucionan el papel del capitán juega un papel clave dentro del grupo. De eso sabe mucho Rodri, el gran jefe del vestuario. «Lo fundamental es transmitir al grupo confianza en las posibilidades que tiene el equipo». Guzmán cumple esa función con maestría y trata de seguir la mismas pautas de siempre. «Intentar transmitir tranquilidad. La trayectoria es buena y los hábitos de la semana van a ser similares. En ese sentido, el equipo no va a notar mucho el cambio como el año pasado que estuvimos concentrados una semana en Marbella. Eso ayuda a darle normalidad y es bueno para el equipo».
Estévez suele resaltar la importancia para el grupo de sus arengas en los minutos antes de saltar al césped, pero Guzmán señala que no tiene nada especial preparado para el domingo ante el Zamora. «No suelo pensarlo mucho. En ese momento según me sale de dentro lo digo. Intento decir cosas para que los compañeros salgan lo más conectados posible. Me sale del corazón, no lo pienso. Tengo buen maestro en José Ángel, aprendí bastante de él y desde que se fue me ha tocado coger ese testigo y doy ese grito». A Rodri le tocó jalear a sus compañeros durante más de una década. «La idea que teníamos durante el playoff y sobre todo previo al partido era que ese año no podíamos fallar. Teníamos una deuda pendiente con la afición del Badajoz. El sofocón del año anterior fue tremendo y sabíamos que no íbamos a fallar, entre otras cosas porque estábamos delante de nuestro público». Aquella eliminación un año antes en Compostela también permanece en la retina del aficionado blanquinegro, un precedente que puede servir 30 años después para poner sobre aviso a un equipo que también ha completado una temporada de récords. «Yo traslado lo de Compostela al año pasado. Fue una desilusión porque se estuvo muy cerca y se lo jugaron fuera también. Este segundo año ya tienen esa experiencia y se lo van a jugar en casa», precisa Rodri, que ahora ejerce de profesor en el instituto de Talavera la Real y es el presidente de la Asociación de Veteranos del Badajoz.
Publicidad
RODRI
Guzmán ha participado en las cuatro fases de ascenso a Segunda desde que el Badajoz perdió la categoría de plata en 2003, la primera siendo un chaval en 2004 justo la campaña después del descenso y las tres últimas consecutivas a su vuelta en esta segunda etapa. «Me siento orgulloso desde que llegué de jugar tres playoffs y la anterior liguilla cuando era más joven. Sabemos la dificultad que tiene un playoff a un partido, es una final. Pero hay que confiar en el equipo y en este primer partido, que seamos nosotros y ojalá consigamos ganar y pelear este ansiado ascenso». Guzmán debutaba con 17 años en Segunda en 2002 ante el Eibar y ahora con 36 tiene la oportunidad de cerrar el círculo dejando al Badajoz de nuevo en el fútbol profesional. Cuando quiera retirarse, claro, porque también es eterno y la idea es que el club siga creciendo. «Ascender con tu club es lo máximo y cuando volví hace tres años ni en mis mejores sueños podría imaginar vivir lo que estoy viviendo estos años».
Rodri es el jugador con más partidos en la historia del Badajoz con 486, Guzmán lleva 159. El secreto, la fidelidad a unos colores. «Haciendo toda tu trayectoria en el mismo club. En estos tiempos es poco frecuente que haya jugadores que pasen toda su carrera deportiva en un mismo equipo. Para mí ha sido muy bonito y lo he disfrutado muchísimo. Empezamos en Tercera con un grupo de cantera, quitando a Paco Herrera e Isi Lavado que eran los dos veteranos, y con ese bloque ascendimos a Segunda División y estuvimos muy cerquita de meternos en Primera». Un récord inalcanzable, incluso para el infinito Guzmán. «Llegar a más de 400 partidos es imposible. Como dice Rodri cada uno de esos 400 partidos es especial. Cada vez que tengo la oportunidad de jugar un minuto con esta camiseta es un lujazo. He tenido la suerte de estar en otros grandes equipos y se vive más con el equipo de tu tierra, con el que cuando eras niño soñabas con jugar».
Publicidad
Rodri fue entrenador de Guzmán en el filial del Badajoz. Ahora el destino le pone ante su espejo para repetir la historia como capitán eterno. «Le tengo mucho cariño a Rodri. Era juvenil y me subía al filial y se quedaba conmigo a entrenar porque yo era un desastre tácticamente. Me ayudó mucho a crecer como futbolista en una época en la que eres más joven y necesitas ese apoyo y dedicación. Tanto él como Javi Pereira me ayudaron mucho para dar el salto al primer equipo», cuenta Guzmán.
Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.