La flor de Joaquín Parra, el nuevo propietario del CD Badajoz, no se marchita. Desde su aterrizaje en el club pacense lanzó promesas que casi pertenecían al terreno de lo paranormal, y, sin embargo, se han convertido en realidades. Por mencionar algunas, porque son numerosas, dijo que convertiría el Nuevo Vivero en un estadio de Primera. Solo hay que asomarse y comprobarlo. Vaticinó que firmarían a 8.000 abonados; algunos lo tildaron de locura ya que la marca a superar era 5.600 en Segunda, e incluso se quedó corto porque la cifra apunta hacia los 10.000. Por no hablar del acuerdo de cesión del estadio con el Ayuntamiento o la futura Ciudad Deportiva. También propuso el ascenso a Segunda, si es posible este mismo año o a más tardar en un trienio. Por lo visto ayer en el Nuevo Mirador de Algeciras, en una noche no apta para corazones frágiles, vayan preparándose para otro acierto del Nostradamus andaluz, el 'tito Joaquín' como cariñosamente se le denomina.
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Y es que el duelo ante el Athletic B fue pura agonía. Dicen que cuanto más se sufre más se disfruta de la victoria, pero lo del primer envite en la senda hacia el fútbol profesional rozó lo taquicárdico. Un Badajoz que aguantó estoicamente a los cachorros del histórico Etxeberria tras la expulsión en el minuto 65 de Iván Casado, que se la jugó en un ataque prometedor del adversario y tuvo que enfilar el túnel de vestuarios. En ese instante la tropa de Munitis decidió jugar no para ganar sino para no perder. Y le salió bien. Los cambios fortalecieron la defensa blanquinegra –con un imperial Morgado, capaz de anular todo el juego aéreo del rival o de servir el centro medido del empate a Pablo Vázquez–, y sufrieron como nunca hasta acceder a la tanda de penaltis, donde se apareció, una vez más, san Kike Royo.
Porque lo del guardameta albinegro es de traca. Nada más comenzar la ronda repele el disparo de Sancet. Poco después, en el cuarto, para el de Guruzeta, pero el colegiado aragonés Alonso de Ena manda repetir al considerar que el arquero se había adelantado al impacto. La cosa estaba apretada porque el error previo de Chris Ramos igualó el contador. Entonces Kike Royo estalla de rabia, encaja la repetición de la pena máxima y luego lanza una patada al poste que bien podría significar que se había ido del partido. Pero nada de eso. Fuerza mental se llama. En el séptimo, con la tensión por las nubes en Algeciras, Badajoz y Bilbao, se marca una colosal estirada para detener el tiro de Víctor y le pone en bandeja a Sergi Maestre que certifique el pase de los suyos. El centrocampista, con la cabeza muy fría, recoge el guante y la clava cerca de la escuadra poniendo fin a la incertidumbre, y sobre todo, al miedo a una cruel derrota. El llanto, para el cuadro vasco, que a los puntos fue mejor y mereció más. El gozo, para los pacenses, que siguen vivos en el sueño del ascenso 28 años después.
Kike Royo | Portero del Badajoz
En el haber del Badajoz, la demostración de que este equipo es una roca sólida que sabe sufrir cuando toca y que se deja hasta la última gota de sudor. El largo parón del coronavirus es el peor escenario para un match-ball a 120 minutos. Todos acabaron destrozados y acalambrados. «Héroes», les calificó minutos después su entrenador. «El esfuerzo que hemos hecho ha sido descomunal. Esto demuestra el carácter, el orgullo y el hambre que tiene este equipo», comentaría un Kike Royo que mostraría también su desacuerdo con la repetición del penalti.
En el debe, que los blanquinegros tienen que corroborar con más juego –y más Álex Corredera– que son candidatos a la división de plata, porque, como diría Messi, «con esto no basta».
Pablo Vázquez | Futbolista del Badajoz
Pablo Vázquez, otro de los protagonistas de la cita, explicó en la inhóspita sala de prensa que se hizo justicia. «Se ha recompensado el esfuerzo increíble de todos los jugadores, creo que el fútbol ha sido justo con nosotros. Esta victoria nos da una moral increíble y vamos a echar el resto para lograr el objetivo porque lo tenemos muy cerca».
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En el horizonte blanquinegro de la segunda ronda, y sin sorteo, aparece ahora el Barça B después de la amplia victoria de la Cultural sobre el Yeclano 4-1. De Setién, técnico del Barcelona, dependerá que jueguen Ansu Fati o Richi Puig. De Lezama a la Masia. Y con la flor intacta.
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