![La frenada de Toni Abad](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202004/23/media/cortadas/149545982--1248x830.jpg)
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Como buen lateral Toni Abad corre toda la banda. Arriba y abajo. Veloz. Incansable. Pero desde hace mes y medio se tiene que conformar con ir y venir por el pasillo de casa. Sin espacio para galopar. Confinado en el piso con Kike Pina, compañero de última hora para pasar mejor el aislamiento, tratan de gastar las horas manteniéndose activos y enganchados a la serie The Blacklist en Netflix. «Ya vamos por el final de la tercera temporada, es muy entretenida y nos está gustando mucho», cuenta.
El estado de alarma le frenó en su mejor momento en el Badajoz. Había recuperado la titularidad que gozaba desde la temporada pasada y en el arranque de ésta (21 partidos completos y 2 de Copa) justo cuando Munitis lograba enlazar su dinámica victoriosa. Además, en la última cita ante el UCAM Murcia marcó su primer gol en sus 47 partidos como blanquinegro, contando los dos del playoff ante la UD Logroñés el ejercicio anterior y los dos de Copa del Rey de este curso. «La verdad que ya es mala suerte. Me pilló justo en mi mejor momento. No soy de marcar, pero un gol siempre te da confianza para seguir por ese camino para el siguiente partido», señala. José Antonio Abad Martínez (Valencia, 1996) se estrenaba con una asistencia de Candelas. De lateral a lateral. «De ese día tenemos una anécdota. Estábamos Alfonso Candelas y yo en el vestuario y vino el delegado y me dijo 'hoy vas a meter gol y se lo vas a pasar tú'. Nos reímos porque yo no soy de marcar goles e imagínate que encima el pase me lo diera Candelas. Fue curioso porque es algo que no se ve todos los días y lo recuerdo con mucho cariño», expone. Lo celebró desatado, como una liberación. «Para mí fue muy emotivo y me llevé una alegría grande. El partido había empezado mal con un gol en propia meta y ese gol significó el empate. Se pasan tantas cosas por la cabeza que te pones a correr por todo el campo como loco».
Ahora espera a las seis de la tarde para reencontrarse en los entrenamientos virtuales con sus compañeros y el técnico. «Nos mete más caña que en el campo. No sabía que podía sudar tanto y hacer tantas cosas en casa, lo paso peor», se ríe. A pesar del confinamiento el contacto con el técnico es diario. «Está convencido que se va a volver a jugar y tenemos que intentar llegar en la mejor forma posible. Si se hace el playoff como se está diciendo vas a tener poco margen de error», apunta. Toni Abad echa de menos el ambiente del vestuario y la libertad de pisar la calle. «Me gustaría volver a entrenar, jugar partidos, disfrutar con los compañeros y comer en alguna terraza, pero es complicado».
El jugador valenciano relata cómo es un día cualquiera de su nueva vida en clausura. «Desayunamos, hacemos ejercicios juntos y vemos series y películas. También paso mucho rato con el móvil, te entretiene. Por la tarde entrenamos con todo el equipo por videoconferencia». Estos días de encierro e incertidumbre los comparte con su compañero de emergencia Kike Pina. La mejor decisión. «Cada uno vivía en su piso, pero el último día de entrenamiento comimos juntos y cuando nos enteramos que ya no se iba a poder salir de casa decidimos pasar este tiempo juntos. Y menos mal porque tantos días solo se hace más duro. En compañía se lleva mejor», reconoce Toni Abad. Con Kike Pina mantiene gran complicidad y desvela que ahora intentan sorprenderse a los fogones, aunque asume que el enredo no resulte. «Tenemos piques para cocinar, pero somos muy básicos. El otro día salimos a hacer la compra y Kike me dijo que iba a hacer un arroz caldoso que me iba a dejar de piedra y yo cogí para unos canelones. Y ahí siguen los arreglos sin tocar», comenta entre risas.
Esta situación le mantiene a más de 600 kilómetros de su familia, a quien siente cerca al otro lado del móvil. «Estoy en contacto con mis padres y mi hermano que también está fuera. Me gustaría verles. Por suerte están bien, hablamos mucho, pero sé que no te cuentan todo para no preocuparte». Toni Abad no tiene esa preocupación y angustia de Kike Pina por tener a su madre y hermana en primera línea en un hospital de Albacete. Su padre ha tenido que cerrar sus dos zapaterías en Valencia. Pero su hermano sí está en pleno campo de batalla en la lucha contra el coronavirus. «Está en la Legión y haciendo en servicio en Almería. Me cuenta que de salud se encuentra bien y le hacen pruebas constantemente».
En cuanto a la incógnita de la competición, admite que le genera. «Lo que peor llevo es la incertidumbre de no saber lo que va a pasar. Han salido muchas opciones y te comes mucho la cabeza. En ese aspecto, el club se ha portado genial con nosotros», sostiene. El defensa valenciano lamenta que el aficionado pueda salir perdiendo. «La afición estaba volcada con el equipo. La Copa unió mucho. Ahora se dice que los partidos serán a puerta cerrada en septiembre. El club nos ha explicado la situación y yo estaría encantado de seguir aquí. La afición es un plus que da a los equipos, pero lo primero es la salud».
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