Bastaba con pasear por los aledaños del Nuevo Vivero para respirar esa atmósfera de los días grandes de fútbol. Colas interminables de aficionados ávidos de vivir el espectáculo, pitada para poner en antecedentes al rival en la salida al verde y ovación cerrada a ... sus gladiadores. La gente respondió, tal y como se esperaba, y estuvo a la altura de uno de los encuentros más atractivos de la categoría en el que solo existió un equipo. Los galácticos fueron los blanquinegros, borrando del mapa al filial del Madrid con una exhibición de intensidad que les permite sellar su clasificación para el playoff de ascenso.
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El Badajoz saltaba con lo previsto excepto alguna novedad de última hora. Fernando Estévez optaba por el dibujo con tres hombres en la medular para tratar de imponerse en el pulso por el dominio del esférico. Se albergaban pocas dudas al respecto, teniendo en cuenta que el Castilla es un equipo que trata de apropiarse del control del juego para someter a sus rivales. Miguel Núñez partía de inicio por el renqueante César Morgado y Adilson sustituía a Jesús Clemente, que no entró en la lista definitiva por unas molestias.
En los blancos, Raúl González optó por una defensa de cinco para cubrir la ausencia de Miguel Gutiérrez, también apostando por acumular futbolistas en la sala de máquinas en detrimento de Hugo Duro, pichichi merengue con ocho tantos, que se quedó en el banquillo. Latasa fue la referencia arriba.
CD Badajoz
Kike Royo, Dani Fernández, Pablo Vázquez, Miguel Núñez, Tomás Sánchez (Cedenilla, min. 84), Sergi Maestre, Otegui, Álex Corredera (Guzmán Casaseca, min.75), Adilson (Alayeto, min. 62), David Concha (Gorka Santamaría, min. 62) y Aquino (Forgas, min. 84).
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Castilla
Fuidias, Santos, Chust, Mario Gila, Blanco, Pablo Ramón (Kenneth Soler, min. 73), Hugo Vallejo, Iván Morante (Hugo Duro, m. 46), Marvin, Arribas y Latasa.
Goles: 1-0: Pablo Vázquez, min. 22. 2-0: David Concha, min. 59.
Árbitro: Sáez Vital (comité andaluz). Amonestó a Víctor Chust, Santos y Mario Gila en el Castilla y a David Concha, Pablo Vázquez y Álex Corredera en el Badajoz.
Incidencias: Nuevo Vivero, unos 7.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del exjugador del Real Madrid Antonio Calpe.
La iniciativa en los primeros instantes fue de los madridistas, con Arribas echando el balón al suelo asociándose con Iván Morante: Pero poco duró, porque los blanquinegros se adueñaron de la batuta por completo. Sobaban menos la pelota, pero llevaban más peligro en su puesta en escena. Tomás Sánchez controlaba con el pecho dentro del área y su centro lo cortaba la zaga 'in extremis'. Se inauguraban oficialmente las hostilidades y Pablo Vázquez lo corroboraba cabeceando pegado al larguero tras un córner. Primer aviso.
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Los dos equipos exhibían sus armas con premura para intimidar a su oponente. El Badajoz daba buena cuenta de su verticalidad con un robo y una triangulación vertiginosa que Dani Aquino trató de ejecutar con un disparo lejano al observar la media salida de Fuidias. Otegui tenía trabajo para contener a un Marvin que partía desde muy atrás como carrilero, pero que contaba con el seguro de vida de Sergio Santos en las coberturas para despreocuparse de labores destructivas. No la olió.
Y si ya avisaba Tomás Sánchez en la primera acción del choque, fue él mismo el encargado de poner patas arriba un Nuevo Vivero rendido a su jugadón por el flanco zurdo. Sorteó a todo el que se le interpuso en su camino hasta que fue derribado en el área. Se cumplía el primer cuarto de hora y el Badajoz podía dar el primer zarpazo. Pero emergió la figura de Fuidias para realizar un paradón adivinando la intención de Dani Aquino en la ejecución del penalti.
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Trataba de dar algo de pausa el Badajoz con los centrales invitando al Castilla a adelantar líneas para cazar espacios, pero no caía en la trampa el filial blanco. Mientras tanto, atrás apenas sufrían los locales, en gran parte por la inteligente labor de anticipación de Sergi Maestre y por el trabajo incansable de Otegui. Álex Corredera apenas rascaba bola, pero destapó el tarro de las esencias filtrando un esférico a la espalda de la defensa para Dani Aquino que acabó en un saque de esquina que fue la antesala del primer gol. Por tercera vez entraba Pablo Vázquez como un coloso rompiendo todas las marcas y con la testa perforaba la meta madridista (1-0). Ecuador de la primera mitad y tanto en el marcador como a los golpes no había color.
Los visitantes no encontraban vías y cada internada se topaba con un dos para uno y ayudas rápidas para cerrar a cal y canto cada hueco. Y Kike Royo, inédito. Eran incapaces de fluidificar su fútbol y de encontrar profundidad por las bandas. Raúl corregía desesperado a los suyos y gesticulaba continuamente. Su homólogo Fernando Estévez le superaba en la pizarra con mucha claridad. La movía de lado a lado el Badajoz, sin prisa y sin riesgos, pero no renunciaba a soltar algún latigazo. Era dueño y señor del duelo. Intensidad, presión y criterio a partes iguales. De esa manera se llegó al descanso tras un primer tiempo sobresaliente de los blanquinegros.
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En la reanudación, el técnico madridista dio un giro a su planteamiento. Entraba Hugo Duro por Iván Morante, con dos puntas arriba y la consigna de que los carrileros se aculen menos y pisen territorio contrario. Fruto de esa modificación lograron habilitar la internada de Pablo Ramón, que avanzó metros mientras Otegui intentaba frenarlo sin éxito, pero terminó chutando desviado. No atosigaba, pero el Castilla empezaba a prodigarse más. Hugo Vallejo probaba los guantes de Kike Royo en el minuto 54. Y era noticia, porque hasta ese instante el meta riojano había sido un espectador más. Apenas unos instantes después, repetían los protagonistas, aunque el disparo del centrocampista blanco obligó a emplearse a fondo al meta del Badajoz.
Era previsible que el Castilla se estirara, pero los pupilos de Estévez no se achicaron y respondieron con autoridad. David Concha cazaba el balón en la línea de fondo y en un ejercicio de funambulismo controlaba la pelota en el alambre, caracoleaba y tras un rebote le quedaba muerta para empujarla cerca del palo. Apoteosis total en el hervidero blanquinegro. Restaba media hora, pero el Badajoz había puesto tierra de por medio. Unos 'olés' empezaban a brotar en la grada de un público entregado.
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Lo más justo sería destacar a todo el bloque, porque todos rindieron a un nivel excelso, pero lo de Sergi Maestre estuvo fuera de rango, impartiendo una cátedra de posicionamiento y contención desde el pivote. Pablo Vázquez fue un muro, los extremos se vaciaron, los laterales fueron locomotoras... Un compendio inagotable de virtudes. Día redondo para un Badajoz que ya se encamina hacia el último peldaño para el sueño de plata.
Fernando Estévez inició su comparecencia quitándose el sombrero por el derroche de sus jugadores. «Hemos hecho un partido tremendo ante un rival de un nivel hiperexigente». Y destacó, sobre todo, la superioridad de la primera parte, en la que «hemos generado un volumen alto de ocasiones. Hemos estado muy bien a balón parado y en las transiciones». Reconoce que en el segundo periodo el Castilla apretó, «pero después de haber sabido sufrir ha estado más cerca el 3-0 que el 2-1. Muy contento con el trabajo. Tiene mucho mérito la clasificación para el playoff a falta de cuatro jornadas».
Resaltó que la intensidad ha sido una de las claves, «sabíamos que teníamos que ir fuertes a la presión, que teníamos que ganarles ahí». Y que el público echó el resto. «La afición ha sido determinante, en los momentos de dudas de la segunda parte nos han elevado».
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