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Manu Gª GARRIDO
Sábado, 22 de febrero 2020
En un fútbol globalizado, de fichajes exprés, de cambios de cromos, de la tiranía de los representantes, Guzmán es toda una bendición; la fusión perfecta entre el trabajo y el arraigo como preceptivo ejemplo para generaciones venideras. Su figura ancla al Badajoz a sus raíces: jugador de la casa, pacense, blanquinegro, aquel que se golpea con orgullo el pecho estremecido y emocionado en la ovación cerrada de la grada tras ser sustituido. Este sábado hizo lo de siempre, engrandecer el escudo que defiende hasta la extenuación. Y marcó, pero fue quizás lo más anecdótico de su actuación en la victoria del Badajoz (2-0), que rompe una preocupante racha de cinco partidos sin ganar.
Declaración de intenciones desde el pitido inicial. Tres jugadores en el círculo central y combinación rápida entre Aquino y Guzmán que no fructifica pero que clavaba la primera bandera ofensiva en el territorio del Talavera. Profundidad, recalcaba Munitis como asignatura pendiente en la previa. El Badajoz no monopolizó el control de la bola, tampoco le interesaba teniendo enfrente dos líneas tan pobladas. Para abrir brecha necesitaba que su presa mordiera el señuelo y le invitó a acercarse a sus dominios para luego lanzarse a la yugular en campo abierto. Los locales masticaban menos las jugadas.
CD Badajoz
Kike Royo, Toni Abad, Iván Casado, César Morgado, Kike Pina (Fobi, min. 27), Djak Traoré, Álex Corredera, Guzmán Casaseca (Julio Gracia, min. 75), Adilson, Dani Aquino (Chris Ramos, min. 61) y Gorka Santamaría.
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Talavera
Buigues, Expósito (Sedeño, min. 73), San José, Sergio Martínez, Jonxa (Nandi, min. 67), Héctor, Reguera (Javi Alonso, min. 78), Julio Cidoncha, Oca, Zamorano y Álvaro.
Goles: 1-0: Gorka Santamaría, min. 13. 2-0: Guzmán, min. 47
Árbitro: Árbitro: Bueno Prieto (comité madrileño). Amonestó a Adilson, Fobi y Toni Abad en el Badajoz y a Cidoncha en el Talavera. Expulsó por doble amarilla al visitante San José.
Incidencias: Nuevo Vivero, unos 8.000 espectadores. La murga 'De turuta madre', caracterizada como Joaquín Parra, estuvo sobre el césped antes del partido y departió con varios jugadores y el inversor del Badajoz. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del exjugador blanquinegro Carmelo Echave Álvarez, más conocido como Calín.
Aquino se descolgaba de la punta de lanza con frecuencia para asociarse con Álex Corredera. Ambos hablan el mismo idioma futbolístico, con un diálogo rico en recursos estilísticos. El catalán lograba romper en entramado defensivo asistiendo a Guzmán, que entraba desde la izquierda aprovechando un desajuste en la marca. Corredera se soltó del corsé inicial que le impedía recibir cómodo, con muchas entregas de espaldas y lejos de su hábitat natural. Cuando necesita conducir demasiado, su calidad se difumina y se resiente. No había continuidad. Dos pelotazos de portería a portería eran sintomáticos en los primeros compases.
El Badajoz se enfrentó pronto a una de sus pesadillas, el balón parado, y conseguía despejar los fantasmas. La zaga tiraba con precisión el fuera de juego y neutralizaba cualquier contratiempo en el esférico colgado por Oca.
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Entonces apareció una jugada aislada para cambiar el signo del choque. Pelotazo de Traoré para la zancada de Guzmán, que pilla desprevenido a Expósito. El capitán encara y la cede a su derecha para la incursión de Gorka, que solo la tiene que empujar (minuto 13). Juego directo: pase largo, desmarque, tres toques y gol; tan sencillo sobre el papel como complejo en la ejecución. El Badajoz hizo más daño atacando a la espalda de la defensa que tratando de hilvanar en estático. No solo el gol fue buena prueba de ello, una picadita de Álex Corredera limpió el carril a Toni Abad, que se embolicó, pero gozó de una opción clara de centro.
Zamorano era el más atrevido e incisivo del Talavera, pidiéndola al espacio para generar oportunidades para los suyos.Trabajo enorme de Traoré, dando oxígeno, protegiendo el perímetro y abriendo vías de escape. No es un prodigio técnico, y lo sabe, pero conoce sus limitaciones y no arriesga. Coloca el cuerpo y al clavar los pies en el césped es hormigón armado. Un portento físico.
Se le torció el guion a Munitis, que respiraba aliviado esta semana por la recuperación de Kike Pina para cubrir la baja por sanción de Candelas, pero en el minuto 27 el albaceteño se marchaba lesionado obligando a Toni Abad a pasar a la izquierda, mientras que Fobi ocupaba el flanco diestro.
El Badajoz trataba de conectar la corriente del ataque buscando a Adilson, pero apenas pudo encarar un par de veces y sin desborde. El portugués realizó permutas y ante el escaso éxito por la derecha probó fortuna por el otro perfil. Y no fue circunstancial. A Guzmán no le afectaba el cambio, seguía a lo suyo. Participando, bregando y dando criterio al juego. Partidazo del capitán, una vez más. Es el alma de este equipo, el líder indiscutible. La gasolina no es infinita, pero no especula y lo da todo hasta que el depósito se vacía.
Los locales no sufrían, el Talavera era tibio e inocuo arriba, pero sin ansiedad, Oca, Zamorano y Álvaro buscaban resquicios en una zaga pacense poco exigida, pero que no daba sensación de contundencia ni seguridad, lo cual daba alas al rival. El partido no estaba cerrado y Kike Royo lo recordó en una acción que heló al Nuevo Vivero. El guardameta recibía de cara e inexplicablemente cedía el balón a Zamorano, escorado en el vértice derecho del área, e intentó rematar con un toque sutil que se paseó por la meta pacense. Horrible la definición, pero susto mayúsculo para cerrar la primera parte.
La segunda mitad comenzó con un regalo. Despeje defectuoso de los centrales del conjunto manchego y Guzmán, el más listo y atento, ponía el lazo con una vaselina y enchufaba el segundo para el Badajoz. Camino allanado, porque el Talavera demostró ser cándido e inocente en el último pase, le faltaba colmillo y, cuando lo tuvo, apareció Kike Royo, que sacó una mano prodigiosa en la cepa del poste para repeler un cabezazo de Expósito. Era la réplica visitante. De acertar, los nervios habrían vuelto, porque Zamorano seguía incordiando, sin pegada, pero de manera incesante.
En su lujoso fondo de armario, Munitis echaba mano de Chris Ramos para subir revoluciones y castigar las acometidas del lateral Expósito, que dejaba desprotegida esa zona. El técnico Juan Francisco Alcoy reaccionó rápido al movimiento de su homólogo e introdujo a Nandi para las coberturas. Pero la expulsión de San José, con dos amarillas en apenas tres minutos, chafó cualquier intento de reacción manchega. En la falta que motivó la expulsión, Álex Corredera a punto estuvo de clavarla en la escuadra para la sentencia. Ahí fue muriendo un partido sin brillo, pero práctico del Badajoz, que recupera el pulso.
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