La afición lo ve claro: ahora o nunca

J. López-Lago

Domingo, 16 de mayo 2021, 19:26 | Actualizado 20:36h.

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Decía hace un rato Eduardo Blanco, pacense desplazado esta tarde a Almendralejo con su hijo Pablo, de 15 años, que ahora o nunca. Es un fijo del Nuevo Vivero y esta tarde estaba asombrado tras el caluroso y sonoro recibimiento de la afición blanquinegra al autobús de los jugadores. La llegada se ha retrasado casi una hora y el ambiente se ha ido caldeando hasta que, pasadas las seis y media, ha aparecido el autobús y en una de las esquinas del estadio, ante un gran despliegue policial, el volumen de los cánticos se ha disparado. El humo de las bengalas ha terminado de componer un cuadro que este aficionado de 48 años no había visto jamás. «Si ascendemos será este año. El ambiente es espectacular», decía encantado. A su lado, Javier Marcelo, otro aficionado, recordaba un detalle importante, como que mucha gente se ha desplazado a Almendralejo incluso sin tener entrada, y que en Badajoz ahora mismo hay plazas a tope como nunca se había visto antes en la ciudad. Se puede decir ahora mismo que la plantilla del CD Badajoz, que a partir de las 20.15 se enfrenta al Zamora para seguir peleando por el ascenso a Segunda, son unos rockstars de gira en su mejor momento.

Con este respaldo fuera del campo los blanquinegros parecen imposibles de doblegar, pero durante la espera algunos tenían dudas. Con la lengua desatada tras varias horas de celebración previa, le daban la receta mágica al entrenador. «La clave está en no perder la intensidad, la intensidad, esa es la clave, la intensidad«, decían como tratando de traspasar lo que ellos sentían en mitad del tumulto a un autobús cuyo paso fue un visto y no visto. Casi una hora antes este mismo trayecto lo hizo sentado en la parte de atrás de un todoterreno el presidente Joaquín Parra, al que vitorearon los aficionados. Este sería el manager de las nuevas estrellas de la ciudad y también parece atravesar su mejor momento.

Ya es cuestión de que eche a rodar el balón y se dirima si todo, la espera en las colas, el viaje de hoy, la resaca de mañana, la esperanza de saberse el mejor de Segunda B, los 10 euros invertidos en la bufanda,... han merecido la pena.