Marco A. Rodríguez
Domingo, 11 de enero 2015, 20:11
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Tarde de manos a la cabeza en el Nuevo Vivero. Las que se llevaron los futbolistas del Badajoz tras marrar cada acercamiento a la portería de un Hernán Cortés que sacó un valioso empate a cero del Nuevo Vivero. Los blanquinegros, heridos todavía por lo sucedido siete días atrás ante el Mérida, fueron incapaces de asaltar la red tejida por el cuadro cortesino, que, como era de esperar, opuso más que propuso. Flojísimo partido del Badajoz, cuyo castigado ánimo se traslada al césped, y, lo que es peor, al juego. Nadie del plantel estuvo acertado como para al menos anotar un tanto al rocoso ideario de Iglesias, ni siquiera el que siempre aparece, David Copito. La atmósfera que se respira en el coliseo pacense empieza a ser asfixiante contra el técnico, muy criticado dada la escasa memoria de este deporte. Hoy lunes hay junta directiva y se podría decretar que el de ayer sea el último servicio de Víctor a la causa blanquinegra. Dentro del club hay quien piensa que se debe tomar una decisión antes de que la bola de nieve crezca y hay quien prefiere ser cauteloso.
El conjunto pacense arrancaba el choque con un problema importante en el eje de la zaga ya que ni Rodolfo ni Chamorro, sus dos centrales titulares, pisaban el tapete. Suso, el comodín del equipo y que ya ha actuado en varias ocasiones en esa demarcación, era acompañado esta vez por el lateral reconvertido Aguza. Javichu y Carlos Arias ocupaban sus habituales bandas diestra y zurda respectivamente. Así que defensa inédita en los locales, a la espera de que fuera la línea menos protagonista de la tarde. Que lo fue.
Hubo que esperar al minuto 11 para el primer aviso claro de los locales. Centro en banda derecha botado por Ramos y Carmona ejecuta un gran remate con la testa que es repelido con brillantez por Pedro Jesús, hasta entonces inadvertido. El ritmo era lento y en los primeros compases no sucedían demasiadas cosas. El Hernán Cortés se mantenía agazapado, hasta con una línea de cinco atrás y una segunda delante, muy juntas, esperando alguna contra sin grandes pretensiones con balones largos a Fran y Hoyas. En una de ellas Fran acabaría disparando alto tras una buena jugada personal. El Badajoz dominaba sin profundidad y eso desesperaba a su hinchada. No tardaron en aparecer los primeros gritos de 'Víctor, véte ya' latentes aún por la derrota en el derbi ante el líder.
Pasaba la media hora de juego y los blanquinegros apenas contaban con dos aproximaciones culminadas con sendos remates de cabeza de Carmona. Mal síntoma. Seguía sin penetrar la guarida cortesina, cada vez mejor armada y con una pizca más de intensidad. Copito no olía el cuero, lastrado por el mal juego grupal y por sus recientes problemas musculares. En el 39 Abraham Pozo se interna con peligro rodeado de contrarios pero su chut desde la frontal fue deficiente. Muy cerca estuvo el cuadro pacense de anotar el gol psicológico -más psicológico que de costumbre por la presión ambiental- si el cabezazo de Edu Torres en el 44 se dirige varios centímetros por debajo y no golpea con violencia el larguero. Acto seguido, final del primer periodo y bronca de la grada mientras jugadores y técnico encaran el túnel de vestuarios. Justo en ese momento, Sandro levanta los brazos y arenga a la afición para que anime más y silbe menos. No le haría mucho caso.
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Mismo panorama
Tras la reanudación, Víctor decide que le sobra un defensa e introduce a Emilio Tienza a cambio de Javichu. Sandro vigila la espalda y Tienza conduce el ataque junto a Edu Torres. Pero el Badajoz sigue sin encontrar la fórmula para perforar el muro diseñado por Toni Iglesias. Pozo y Carmona gozaban de acercamientos sin exceso de peligro para Pedro Jesús y los gritos de 'Víctor, véte ya' se multiplican. Ya saben, fútbol y paciencia no casan. Copito pudo abrir la lata en el 61 después de un rechace y posterior remate. Se le necesitaba más que nunca, así que la grada comenzó a animar. Poco después, un par de aproximaciones cortesinas volvieron a encender al público en contra del técnico. Y esta vez no eran unos cuantos sino un clamor. El preparador, entretanto, da entrada a Rooney por Carlos Arias buscando descaradamente la ansiada victoria. El Hernán Cortés seguía inamovible en su armazón de acero y los pocos resquicios que regalaba eran contrarrestados por un nerviosismo albinegro que impedía ver puerta con claridad y ejecutar bien en los últimos metros. La pausa y clarividencia que otorgan las buenas rachas se evaporan con las malas.
Los blanquinegros estaban muy desacertados mientras los azulinos bordaban la colocación y destrucción del adversario. Por no tener, el Badajoz no tenía ni suerte en los rebotes para marcar aunque fuera el tanto más feo del campeonato. Quedaban cinco minutos y ya daban igual las formas. Los pacenses se llevaban las manos a la cabeza con cada ocasión marrada, como Aguza, que tuvo la mejor en el 86 con un fuerte disparo que rozó el poste izquierdo. Igual que Edu Torres en el 90 y otra vez las manos a la cabeza.
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