![Arconada intimida y saca sus galones](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/pre2017/multimedia/noticias/201610/07/media/cortadas/A1-55355195-k54-U2034096347614D-575x323@Hoy.jpg)
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Javi Pérez
Domingo, 9 de octubre 2016, 00:35
Montijo vivió un sueño. «Fue un bombazo. Estaba en otro mundo. Cuando vi a Arconada aquí en Montijo me parecía mentira que estuvieran esas figuras. Ni soñando me lo podía imaginar», apunta Carlín. «Siempre les había visto por televisión y ahora les tenía de cara. A mí me daba igual que me encarara López Ufarte, Beguiristáin, Sagarzazu o Bakero. Mi labor era que no entrara la pelotita en el marco», expone Portu. «Yo jugué con Zamora, pero le vi poco, la verdad», recoge Manuel Pérez. «A mí también me tocó otro que tampoco veía, un tal Mújica. Le vi la espalda de vez en cuando y lo justito», añade con gracia Flecha. «A mí me impresionó verles de cerca. Arconada imponía nada más verle», reconoce Luis Egea. De hecho, el portero internacional protagonizó otra de las anécdotas del partido al tratar de intimidar al colegiado por lo que representaba su figura en el fútbol español. Los galones son los galones. «En el descanso Arconada tuvo una charla con el árbitro quejándose de las dimensiones del campo, de la luz. Le estaba presionando un poco y tuvo el efecto deseado. Todo pesa», analiza Pérez con el poso que dan los años. Pero la nota la puso Barragán, que salió en la segunda mitad para frenar a López Ufarte y tuvo sus más y sus menos. «Nos expulsaron a los dos, a mí por repeler la agresión de López Ufarte. Ellos repartieron también. El partido tuvo de todo», relata. Tanto que al final saltó hasta un espontáneo a perseguir al árbitro y tuvo que ser neutralizado por la Guardia Civil. Por eso, los jugadores rápidamente se refugiaron en los vestuarios y apenas pudieron intercambiar las camisetas. Aunque algunos se las ingeniaron para colarse en la caseta visitante y llevarse su preciado trofeo de recuerdo. «No la intercambié con Arconada porque era muy fea, para qué voy decir lo contrario, aparte porque llevaba la bandera de la ikurriña bordada. Tampoco hubo tiempo para mucho porque la gente saltó al campo y al final todo fueron carreras hacia el vestuario», recuerda Portu. «Lo ideal sería pedírselas ahora», remarca Egea.
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