

Secciones
Servicios
Destacamos
Lunes, 3 de junio 2019, 07:57
Los niños y los borrachos dicen siempre la verdad. y también los eufóricos. Ayer Cristo descargó dentro de su océano de felicidad. El pichichi, el que le ha dado su nombre a esta Liga y este ascenso del Mérida, el que recolectaba todas las miradas de los que esperan. «Hoy es uno de los días más felices de mi vida. y a la vez uno de los más duros», se arrancó el de Pueblonuevo del Guadiana mientras jadeaba y medio lloraba. «Este era el ascenso que más quería de todos». Y lo dice desde la madurez de un futbolista que se siente, por fin, importante en su tierra.
«Me he dejado el alma por esta camiseta. Me echaron y he vuelto cuando más lo necesitaban. He hecho un año para quitarse el sombrero, lo tengo que decir, me da igual lo que piensen. Ahora que sea lo que Dios quiera, no sé si me iré o me quedaré, pero termino con la conciencia tranquila de dejar al club donde se merece», decía eufórico minutos después del último tanto de penalti de Álex Jiménez, con todo el césped del Romano repleto de bufandas, camisetas, banderas y lágrimas de alegría. Firmó en verano por tres temporadas. o sea que tendrá que quedarse, por fin, en Segunda B, y con el Mérida. «He perdido dinero por venir aquí. En Salamanca era muy querido. pero cuando un enfermo te llama, tienes que ir a casa a visitarlo. Y el Mérida estaba en Tercera y había que sacarlo de ahí». Anoche Cristo cumplió su promesa y su reto, y le devolvió la vida a 'su' enfermo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.