Mariana vuelve a sonreír con el fútbol

Dos años sin fútbol son toda una vida. Bien lo sabe Mariana Díaz, a quien una grave lesión de rodilla y posteriormente una pandemia la han apartado de su gran pasión. Una auténtica pesadilla de la que acaba de despertar. Y lo ha hecho a lo grande. En su primer partido, aunque fuera amistoso, un golazo y victoria para su equipo 0-1 en el feudo del Pozoalbense, en Pozoblanco, Córdoba. Merecido premio al esfuerzo de esta delantera mexicana del Civitas Santa Teresa, todo tesón y voluntad, a quien le chasquean los dientes al escuchar el término médico 'ligamento cruzado anterior'. Del suyo tuvo que ser intervenida quirúrgicamente en los dos últimos meses de julio, en 2020 y 2019, un calvario del que, por suerte, ya ha salido.

Las lesiones de larga duración son lo peor del deporte, pero el caso de la ariete centroamericana tiene el agravante de que justo cuando veía la luz al final del túnel aparece un maldito virus que ensombrece al mundo y del que nadie escapa. Como ella recuerda, «en realidad, con el coronavirus y el verano es como si todos los futbolistas hubieran tenido una lesión de siete meses, porque todo ha estado parado». Recibió el alta en febrero, pero todos sabemos lo que ocurrió desde marzo y cuando ya se relamía vistiéndose de corto sus aspiraciones quedaron en el olvido. Tocó esperar y supo hacerlo con paciencia. Y con trabajo. El mismo que el club pacense y su técnico Juan Carlos Antúnez valoraron con dos renovaciones en estos dos años pese al condicionante físico.

En la cita del lunes en Córdoba, Mariana entró en la segunda parte y en una rápida jugada coral de sus compañeras fue capaz de elevar el esférico ante la guardameta del Pozoalbense conquistando así el marcador y dando rienda suelta a una liberación de dos años y dos meses. «La verdad es que fue un momento en el que no me creía lo que estaba pasando. Me recorrió por todo el cuerpo una gran alegría por estos dos años, porque parece que por fin se quedaban en el pasado. Es como si se abriera una puerta a que todo vaya mejor de ahora en adelante», contesta Mariana al ser cuestionada por lo que sintió justo en ese instante. Basta ver las imágenes de la celebración del gol para corroborar que no era una más. «Más que nerviosa, estaba con muchas ganas de entrar al terreno de juego y otra vez sentir que soy parte del equipo. A fin de cuentas, en una lesión tan larga por más que el equipo, cuerpo técnico y directiva intenten mantenerte dentro, durante muchísimos meses estás entrenando y rehabilitándote aparte. Entonces lo que estaba era muy ilusionada porque se abre una nueva etapa que es la de competir», comenta la futbolista, quien subraya que no tuvo molestias en la rodilla en su regreso a la exigencia.

Un primer examen aprobado pues no jugaba desde el 7 de junio de 2018, siendo operada por primera vez un mes después y justo un año más tarde de nuevo en el mismo ligamento. Cuando regresó a los entrenamientos y apuraba sus opciones de contar para el entrenador, entró en escena el covid-19. «La pandemia llegó justo cuando ya podía entrar en las convocatorias. Fue una lástima», se lamenta.

Nacida en Querétaro en 1990, aterrizó en el Civitas Santa Teresa en octubre de 2017 procedente de la Seria A italiana y con pasado en Houston (Aces, en la Liga Americana) –en ambos coincidió con el último fichaje Shauna Peare– y en concentraciones con la selección de su país, un periplo que le hace añorar a su familia en México. Ahora quiere aprovechar cada minuto sobre el césped porque considera que el virus ha envuelto en una ola de incertidumbre cualquier competición que desee desarrollares con cierta normalidad. «Yo no tengo muy claro si las ligas se van a poder jugar, si habrá parones o cuántos partidos, así que hay que aprovechar cada oportunidad. Hay que disfrutar de los minutos que tengamos y hacerlo lo mejor que podamos. Aunque haya esa incertidumbre, debemos tomarlo como una motivación para jugar cada partido como si fuera el último».

Sobre su recuperación, la cataloga como un proceso lentísimo en el que se marcó objetivos distintos poco a poco, desde volver a caminar, pasando por subir escalones, la piscina, etc. «No es lo mismo que una lesión de tres semanas. Quienes lo padecemos regresamos con unas ganas enormes. Después de sufrir tanto lo ves de un modo distinto. Maduras como futbolista y lo valoras y gestionas diferente, cuidas tu cuerpo de otra manera, disfrutas de cada entrenamiento y los partidos».

Con permiso del virus, lo bueno comienza en breve, en concreto el 4 de octubre como fecha para recibir al Sevilla en El Vivero cuando se alce el telón liguero. Mariana cree que será un retorno complicado a Primera División y más por los escasos amistosos para efectuar probaturas, pero avisa de que el plantel lo dará todo para estar a la altura. Eso sí, ella divirtiéndose con lo que más le gusta.