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J. P.
BADAJOZ.
Miércoles, 5 de enero 2022, 08:00
La afición del Badajoz ya no quiere a Joaquín Parra y ha puesto en marcha una campaña en las redes sociales para pedir su salida. Peñistas y seguidores blanquinegros señalan la venta como única opción posible para intentar recuperar la estabilidad institucional y que el club pueda tener viabilidad. El amor incondicional que profesaba la numerosa masa social al empresario sevillano se ha marchitado. El propietario del Badajoz siempre había mantenido que se iría cuando no se sintiera querido y así lo repetía en casi todas sus apariciones públicas. «Mientras me sienta respaldado por la afición y la ciudad yo estaré aquí», decía, por ejemplo, en una entrevista a este periódico en agosto de 2020.
Incluso tras su ingreso en prisión seguía teniendo una legión de incondicionales. Pero ahora es distinto. Toca a los sentimientos y está en juego el futuro del Badajoz. Así, desde diferentes sectores de la gran masa social se postulan por un cambio en la gestión del club y el adiós de la familia Parra. Y se lo harán saber el sábado en el Nuevo Vivero ante el Valladolid Promesas, un partido que el club ha declarado como una especie de 'día del niño' y de esta manera los menores tendrán acceso gratuito siempre que vayan acompañados de un adulto. Aunque en estos momentos la venta depende primero de la autorización de un juez de Málaga que no termina de llegar. Otra cosa es que hará la propiedad cuando el juzgado dé luz verde a la operación. Entonces se verán realmente las cartas de la familia Parra.
Mientras, en las oficinas del Nuevo Vivero trabajan sin descanso en busca de soluciones para lograr enderezar el rumbo económico y se muestran optimistas en poder llevar todas las gestiones que mantienen abiertas a buen puerto en los próximos días.
La llegada de Joaquín Parra al Nuevo Vivero fue una auténtica revolución hasta el punto de ser caricaturizado como personaje de una murga y figurar en la cabalgata de Reyes como Gaspar. Recuperó la ilusión entre una afición que ya empezaba a despertar tras el ascenso en Calahorra, evitó la entrada en concurso de acreedores al que parecía abocado, transformó el estadio, logró un récord de abonados con más de 9.600, el lleno histórico ante el Granada en Copa, contagió a toda la ciudad con los colores blanquinegros... Pero a pesar de todo ese impulso, el club fue acumulando una deuda importante con Hacienda, Seguridad Social y varios proveedores. Empresas como Royald Verd, Cota 0, Vilaplana o Machaco Catering siguieron atendiendo a sus compromisos a pesar de todo, pero todo tiene un límite. El dinero no llegaba y este verano el dueño del Badajoz apremiaba a los aficionados a abonarse para construir otro proyecto con el objetivo del playoff. Pero esa fuente de ingreso estaba destinada a tapar los agujeros de las denuncias ante la AFE para no perder la categoría. Así, el club partía con un presupuesto hipotecado por la mala gestión de la campaña anterior. Y esa treta no se la perdona la grada. «Yo sé que la afición a mí no me falla y yo tampoco pienso fallarle», comentaba entonces Parra.
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