El gol de Francis Ferrón define lo que está siendo el Badajoz en este agónico final de liga. No rendirse nunca. No tirar la toalla. Y eso hizo el delantero algecireño en un balón que parecía claro del portero, pero que hizo suyo ante la ... presión desbocada por ir a por todas y desatar la locura en un Nuevo Vivero pletórico. Cuanto sufrimiento. El equipo pacense salvó su primer 'match ball' y vuelve a depender de sí mismo en la última jornada. La permanencia va a costar sangre y mucho sudor. Pero no se va a entregar tan fácilmente. El Nuevo Vivero remó como nunca hacia tierra firme. La salvación un poco más cerca, pero todavía queda un último esfuerzo en una última jornada de infarto con siete equipos implicados en un punto de diferencia.
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Hacía justo dos años menos dos días que se estaba jugando el ascenso a Segunda. Entonces, aunque se colgó el cartel de no hay billetes, el aforo estaba por la mitad debido a las restricciones sanitarias. Este sábado no había un premio tan jugoso. Se jugaba el descenso. A vida o muerte. Y ahí estaba la afición otra vez entregada a su equipo en un Nuevo Vivero espectacular con 13.348 espectadores, la mejor entrada en un partido de liga sin contar playoff o Copa. Y Ferrón mantiene vivo al Badajoz.
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José Vicente Arnelas
El Badajoz salió como un vendaval a comerse al Pontevedra. Impulsado por una animosa afición que no paró de empujar desde el calentamiento, el equipo pacense llevaba una marcha más para encarrilar cuanto antes la primera final de su angustioso final de liga. Así en los primeros trece minutos contabilizó hasta cuatro ocasiones claras. Primero, Adilson aceleró el pulso para buscar portería, pero Álvaro Cortés despejó abajo y en el rechace de nuevo sacaba el intento de Calderón. Después sería Borja García al picar de cabeza en un córner a las manos del meta gallego. En pleno zafarrancho, David Soto agarró la pelota, enfiló hasta el área con decisión y armó un zapatazo que sacó el meta con el pecho. De nuevo el balón le caía a Calderón que envió por encima del larguero. Apenas habían pasado seis minutos de juego y el Badajoz ya había dejado bastante claro sus intenciones. El Nuevo Vivero se llevaba las manos a la cabeza. Lo veía cerca. Creía. En el 13, Calderón otra vez apuntaba a la portería rival pero su disparo desde la frontal se le marchó alto. Tenía prisas el cuadro blanquinegro por marcar y liberar tensiones y miedos. A veces le hacía precipitarse en la toma de decisiones.
El ímpetu pacense se fue rebajando, aunque seguía manteniendo el control del juego y el dominio absoluto de la situación. La grada se calentó cuando en una falta sin importancia el árbitro amonestó a José Mas. No estaban los ánimos para soportar semejante provocación.
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El Pontevedra poco a poco se soltaba de la presión pacense y se asomaba tímidamente a las inmediaciones de Miguel Narvaéz. Daba un pasito a medida que el Badajoz se iba desinflando. La voluntad y el corazón no eran suficientes para encontrar el premio de ese gol tan deseado.
CD BADAJOZ 1-PONTEVEDRA 0
CD Badajoz Miguel Narváez; José Mas (Zelu, min. 57), Borja García, Juanmi García, Edu Sánchez; Calderón (Muller, min. 88), Buyla, Alfaro, Adilson; David Soto (Francis Ferrón, min. 70) y Gorka Santamaría (Pérez Acuña, min. 88).
Pontevedra Álvaro Cortés; Seoane (Ángel Bastos, min. 61), Derik Osede, Álex Masogo (Rufo Sánchez, min. 81), Samu Araujo (Martín Diz, min. 81); Brais Abelenda, Miguel Román, Borja Domínguez, Álex González; Yelko Pino (David Soto, min. 61) y Cherles Días (Gueye, min. 67).
Gol Ferrón, min. 72.
Árbitro Bestard Servera (balear). Expulsó al segundo técnico del Badajoz Juan Carlos Román y al preparador físico del Pontevedra Ramón Martínez (91). Amonestó en el Badajoz a José Mas (36) y Ferrón (74) y en el Pontevedra a Rufo Sánchez (84) y Borja Domínguez (91).
Incidencias Unos 13.000 espectadores en el Civitas Nuevo Vivero. Antes del partido la FExF hizo entrega de los trofeos a los equipos campeones de sus ligas del fútbol base del Badajoz. En el descanso dieron la vuelta al campo todos los equipos de La Academia CDB.
Los blanquinegros retomaron la iniciativa en otro fulgurante arranque de la segunda mitad con David Soto liderando el ataque pacense. El navarro se presentó solo ante Cortés después de una gran jugada personal y dejar atrás a la defensa con su fantástico dribling y el meta desvió a córner pegado al poste. El Pontevedra se sentía aprisionado ante la intensidad del Badajoz. En esa presión asfixiante, los de Tenorio aprovechaban los robos para lanzarse al ataque a tumba abierta. Calderón trataba de perfilar por la derecha y un centro suyo llegó a Alfaro en la media luna que no se lo pensó y chutó con potencia al poste. Poco después, Soto combinaba con Adilson, el luso caracoleaba dentro del área en busca de posición de disparo sin encontrar hueco. La desesperación se apoderaba del césped y la grada. No podía ser. El gol se resistía.
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David Tenorio se la jugaba metiendo más mordiente con Zelu por Mas y retrasando a Calderón. El Badajoz continuaba dificultando la salida del Pontevedra con Gorka y Soto muy encima de la defensa provocando errores en la zaga. El león blanquinegro rebañó una de esas imprecisiones para plantarse delante del portero, pero la elevó demasiado.
El técnico granadino fue a por todas y llamó a Francis Ferrón. Y apenas dos minutos de entrar al campo intimidó tanto Cortés en un balón en aparente ventaja para el meta que se le escapó y Ferrón lo recogió para marcar recreándose. Fue con todo y encontró el premio de todo el blanquinegrismo. Lo merecía el de Algeciras. Tenía que ser Ferrón. Como Juan Carlos Ortiz en la sufrida permanencia en Segunda B de 2011. Y se celebró en todo Badajoz. El Nuevo Vivero se vino abajo. No era para menos. Se le iba la vida en ello.
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Ya no se le podía escapar. Esta vez no. Y hasta Borja García tuvo la sentencia pero su testarazo se estrelló en el larguero.
La tensión crecía a medida que el reloj avanzaba y se notaba en los banquillos. Prueba de ello fue una trifulca dialéctica que acabó con dos expulsados en ambos bandos. El Badajoz tenía que resistir, mantenerse en pie y lo hizo con más de 13.000 almas empujando. Tres puntos para la salvación.
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