Inesperado tropiezo del Mérida en Melilla

David Rocha echó mano de la misma alineación de la última jornada que llevó a sus pupilos hacia la victoria, a excepción de la inclusión de Felipe en el lateral derecho por el sancionado Raúl Beneit. Sin embargo, el funcionamiento, debido a las muy malas condiciones del césped del Álvarez Claro, no fue ni mucho menos el mismo que el empleado en el Nuevo Romano ante el Algeciras. El Mérida se vio abocado a apostar por asumir pocos riesgos con el balón y buscar el juego más directo. En el primer envío largo sobre el área de la escuadra melillense, Sandoval cazó la segunda jugada en la frontal y armó rápidamente el disparo con su pierna más hábil, pero el zurdazo del extremo gijonés se marchó fuera, unos metros más allá del palo izquierdo.

El Melilla, prácticamente desahuciado y camino de la Segunda Federación, replicó de la forma más contundente imaginable al anotar el 1-0 en una jugada a balón parado. Víctor Morillo botó una falta lateral cerrada desde el costado derecho que Kavtaradze, dirigiendo el cabezazo como mandan los cánones. La estirada de Palomares fue totalmente infructífera. El gol del delantero georgiano obligó al cuadro emeritense, muy incómodo sobre el irregular tapete de juego, a remar a contracorriente dadas las circunstancias del duelo de necesitados.

La armonía en el traqueteo de balón fue nula para un Mérida cada vez más sorprendido por el ímpetu de los jugadores del equipo melillense. Sobre todo, de un Kavtadaradze que se convirtió en un auténtico tormento para los defensores del conjunto romano. Primero el atacante local probó fortuna con un disparo desde la línea divisoria de los dos terrenos que, tras superar por arriba la posición de Palomares, acabó rozando el palo derecho.

Sin tiempo para coger aire, los pupilos de David Rocha volvieron a suspirar al agradecer que el cabezazo del propio delantero georgiano, en un centro de Siddiki, que también fue una pesadilla para Llácer, se marchase alto por escasos centímetros.

Tras la angustia generada por el 1-0 y esos minutos de zozobra, el siguiente contratiempo llegó con la preocupante lesión sufrida por Bourdal en el epílogo de la primera parte, lo que obligó al jugador argentino a dejar el partido y ser relevado por Eliseo.

El Mérida volvió al terreno de juego, tras el intermedio, con la ilusión de alcanzar una recompensa en un callejón muy oscuro. Mizzian, motivado al regresar a la tierra que le vio crecer, pudo marcar tras recoger la prolongación hacia adelante de Chuma en el juego directo. Atacó la profundidad en conducción, pero la volea final del delantero melillense se proyectó mordida y concluyó directamente en las manos de Salcedo.

Durante todo el partido se convirtió en una odisea para el Mérida el poder producir ocasiones de gol a través del juego dinámico. En el crepúsculo del duelo tuvo que emerger como último recurso a utilizar de manera desesperada el talento individual más puro de hombres como Elejalde. El jugador madrileño lanzó una diagonal interior desde el costado izquierdo que finalizó con un potente disparo que se estrelló en el palo derecho. En un contraataque final, ya sobrepasando el tiempo estipulado como añadido, Víctor Morillo anotó el definitivo 2-0.