Salmerón cambia la cara a un Badajoz que parecía moribundo. El objetivo era ganar, lo demás ya irá llegando desde la tranquilidad de los resultados. Todavía queda mucho trabajo por hacer, pero se ha roto la dinámica negativa y transformado ese ambiente de pesismismo que ... se respiraba por el Nuevo Vivero. El comandante Salmerón consigue iniciar la maniobra de despegue de la nave blanquinegra en una situación de extrema emergencia y una tripulación de circunstancias. Aunque el Nuevo Vivero acabó al borde de un ataque de nervios por los nueve minutos de añadido en un final de alta tensión y las continuas decisiones arbitrales siempre del lado ceutí. La otra gran noticia es que el Badajoz vuelve a conectar con su afición, muy entregada con los jugadores y clave en el descuento con su empuje para sostener al equipo y sobrevivir.
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Con la convocatoria cogida con pinzas, Salmerón no se arrugó para darle la titularidad al canterano Edu Sánchez de 17 años en el deshabitado lateral izquierdo. Mancuso entraba también en el once como pivote y Chendri de enganche entre Javi Ros y Ferrón. Un esquema reconocible para reforzar las ayudas atrás y darle protagonismo a las bandas con la velocidad de Zelu y Adilson. Poco tiempo ha tenido el técnico almeriense para preparar el partido y sobre todo por las limitaciones que se ha encontrado para encajar las piezas al tener cinco bajas. Se trataba de recuperar sensaciones y mostrar una mejoría en el juego. Tampoco es que estuviera más participativo y vistoso en el primer acto, pero en defensa ofrecía seguridad y sin esos errores fatales que tanto le han condenado. Tanto que ni siquiera tuvo que hacer acto de presencia Kike Royo con su habitual mano salvadora de los primeros minutos. El equipo seguía algo espeso y le costaba salir con claridad.
El Ceuta esperaba para salir al contragolpe y hacer daño. Pérez Acuña cortó en un gran esprint una peligrosa contra de Liberto en su intento de conectar con Pablo en un dos para uno. Después, Ñito González enviaría desviado con todo a favor al recoger un balón suelto tras el saque de una falta lateral que supuso una amarilla a Mariano Gómez, muy protestada por el Nuevo Vivero. Y es que la soltura para amonestar del colegiado andaluz Manrique Antequera no era la misma para los dos bandos.
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Y así entre protestas se entretenía la grada ante los arreones del Ceuta, cuando Adilson aceleró el pulso, se fue como un cohete de su marcador hasta el fondo, metió el pase de la muerte sobre Ferrón que no llega, pero sí Zelu que la toca sobre Javi Ros que aparecía a toda velocidad por su costado derecho para marcar a placer. El Nuevo Vivero estalló de júbilo. Llevaba acumuladas varias decepciones seguidas y necesitaba darse una alegría.
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Ahí comenzó el show de Adilson. Imparable con metros por delante. En otro balón que cogió se fue caracoleando hacia dentro hasta pisar la media luna y soltar un latigazo que se marchó rozando el poste. El público estaba encantado con el extremo portugués. Había metido gas cuando más lo necesitaba su equipo y el partido.
Tras la reanudación, el Badajoz quiso tomar el control y enseñó los dientes. Francis Ferrón no daba un balón por perdido, las pelea todas, y así metiendo la pierna por sitios imposibles dio el primer aviso pero su intento de remate ya muy forzado ante el meta Gato se le quedó flojo. Luego volvió a la carga Adilson, con sus arrancadas y juego de cintura, pero aún tiene que ajustar su disparo porque no termina de centrarlo entre los tres palos. De nuevo, el luso se subió a la moto, apuró la frenada sobre la misma línea de fondo, avanzó como un equilibrista sobre la cal hasta el poste y la puso sobre el segundo palo donde llegaba otra vez Javi Ros para remachar a la red. Casi un calco del primer gol con los mismos protagonistas.
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El Badajoz se liberó de tensiones y miedos y se soltó. Los de arriba empezaron a conectar con alegría y el equipo divertía a la grada.
Salmerón dio con la tecla con los mimbres que disponía. Sin florituras ni grandes alardes, pero con el equipo bien posicionado, sin partirse y siendo solidarios en las ayudas.
Pero el Badajoz también iba a saber sufrir. Porque como ocurrió en el primer gol blanquinegro, cuando más se veía acorralado el Ceuta, Julio Iglesias encontró una fisura por el flanco derecho pacense para prolongar sobre David Alfonso y que la pusiera sobre Pito Camacho al punto de penalti para fusilar a Kike Royo y recortar distancias.
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El encuentro dio un giro de guion con el Badajoz cerrando filas, algo atenazado por la importancia de conservar la victoria y sin permitirse esas alegrías en ataque.
CD Badajoz
Kike Royo; Pérez Acuña, Mariano Gómez, Carlos Cordero, Edu Sánchez; Mancuso (Burlamaqui, min. 73); Zelu (Carlos Calderón min. 56), Javi Ros, Adilson; Chendri (Jesús Alfaro, min. 69) y Francis Ferón
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AD Ceuta
Gato; Alain, Mati, Robin, David Alfonso; Ismael César (Julio Iglesias, min. 46), Samu Casais, Ñito González (Lorenzo González, min. 79), Liberto (Pito Camacho, min. 60); Adri Cuevas (Juan Gutiérrez, min. 60) y Pablo.
Goles: 1-0: Javi Ros, min. 30. 2-0: Javi Ros, min. 52. 2-1: Pito Camacho, min. 64.
Árbitro: Manrique Antequera (andaluz). Expulsó al entrenador de porteros del Badajoz con roja directa Javi Melchor (90) y en el Ceuta a Juan Gutiérrez (98). Amonestó en el Badajoz a Francis Ferrón (6), Mariano Gómez (24) y Edu Sánchez (95) y en el Ceuta a Mati (10), Adri Cuevas (28) y Pablo (84).
Incidencias: Unos 3.500 espectadores en el Civitas Nuevo Vivero. El alcalde Ignacio Gragera en el palco junto al presidente del club Luis Díaz-Ambrona. El ciclista Rubén Tanco y el atleta David García Zurita realizaron el saque de honor.
Salmerón movió el banquillo con Calderón, Alfaro y Burlamaqui. Necesitaba el Badajoz recuperar el dominio de la pelota. Contener el avance norteafricano y sobre todo amarrar los tres puntos. Era vital para ahuyentar fantasmas y sacudirse las dudas.
El Badajoz se defendía con uñas y dientes. Le iba la vida. Cada saque de esquina era un suplicio difícil de soportar. Cada córner era como una pequeña guerrilla y en una de esas melés Juan Gutiérrez terminó expulsado. El Nuevo Vivero rugía y clamaba contra las decisiones arbitrales, aunque en pequeñas acciones como saques de banda, siempre favorables al Ceuta. El entrenador de porteros Javi Melchor acabó expulsado por protestar y los nueve minutos de añadido fueron una auténtica tortura.
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La grada jugó esos minutos con la garganta a miles de decibelios. El equipo se cobijó en su empuje y se dejó llevar para sobrevivir en un final agónico. El Nuevo Vivero ayudó a su equipo a mantener las revoluciones a mil y conservar una victoria que le da la vida.
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