![El Mérida aprieta los puños](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/12/08/Merida-Hercules%20hoy_7-RQILdmjbrGzHvsedzU0l7mN-1200x840@Hoy.jpg)
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R. P.
MÉRIDA
Domingo, 8 de diciembre 2024, 21:25
El miedo, casi siempre, lo explica todo. Cuando Liberto Beltrán se planta mano a mano, y claro, ante el guardameta rival y manda el esférico casi al córner, es miedo. Cuando Busi conduce un ataque en superioridad y tarda y tarda y tarda en decidir ... el último pase, es miedo. Cuando el equipo recula y se junta en campo propio para darle esperanzas a un rival que no estaba llegando nada de nada, es miedo. Cuando en los últimos minutos lo único en lo que piensas es en que termine este sufrimiento, por Dios, es miedo.
Y el miedo es normal, porque el Mérida llevaba una victoria en diez partidos, porque venía de ser goleado y vapuleado la última jornada y porque una derrota le hubiera acercado demasiado a la zona de descenso. Sin ese miedo, lógico del que quiere agradar pero está falto de confianza, el equipo de Sergi Guilló hubiera solventado fácilmente su partido ante el Hércules. Con el miedo, sin embargo, sufrió muchísimo más... aunque se lo mereció igualmente.
Porque el Mérida hizo más y fue mejor que el conjunto alicantino. No con tanta diferencia como en algunos partidos de esta malísima racha, pero sí mejor, al fin y al cabo. Hasta el 1-0, todo el juego y todas las ocasiones eran emeritenses. Y tras el 1-1, el que fue a desempatar fue otra vez el Mérida. Y por eso acabó ganando.
Tres minutos después del gol del empate del Hércules, Liberto se encargó de buscarse un hueco para centrar desde la derecha y Raúl Beneit, tras un soberbio partido, entró con el alma al primer palo para cabecear el balón y casi hasta al portero a la red. Explotó el equipo y su gente como nunca antes esta temporada. Porque no es lo mismo explotar para colocarte en lo más alto, como en los goles finales ante el Algeciras o el Ibiza, que explotar para sacudirte el miedo.
De hecho, de entrada, Sergi Guilló le dio el mando del equipo a veteranos con galones. Volvieron a formar en el eje de la zaga Bonaque y Falcón y del medio se responsabilizó Pablo Ganet, tres tipos sobrados de personalidad y, sobre todo, experiencia en situaciones delicadas. Los tres sostuvieron al equipo atrás y permitieron la presión de los Beneit, Busi, Liberto o Doncel.
La primera parte se la mereció el Mérida: no recibió ni un solo disparo peligroso del Hércules y desaprovechó dos ocasiones clarísimas. Ambas de Liberto, que estuvo en todo. Suyas fueron esas dos ocasiones falladas en el 8 y en el 15, a él le hicieron el penalti que él mismo transformó en el 48 y de él salió la jugada y el centro que posibilitó el gol de la victoria en el 84. Otra vez en los instantes finales.
MÉRIDA
Palomares; Felipe Alfonso Bonaque, Falcón, Climent; Pablo Ganet (Prevedini, min. 84), Beneit, Busi (Saúl del Cerro, min. 66); Doncel, Liberto (Sergi Segura, min. 78) y Javi Eslava (Pablo García, min. 78).
2
-
1
HÉRCULES
Carlos Abad; Samu Vázquez, Josema Gómez, Montoro, Sotillos (Marco Ambrosio, min. 87); Colomina (Álvaro Hernáiz, min. 61), Mario García; Aranda (Dani Romera, min. 73), Javi Moreno, Artiles; y Coscia (De Palma, min. 87).
GOLES 1-0: Liberto Beltrán, de penalti, min. 48. 1-1: Álvaro Hernáiz, de penalti, min. 81. 2-1: Raúl Beneit, min. 84.
ÁRBITRO Juan Antonio Martínez Antequera (andaluz). Expulsó al técnico extremeño del Hércules, Rubén Torrecillas (83). Además, amonestó al emeritense Juan Palomares y a los alicantinos Javi Moreno y Dani Romera.
INCIDENCIAS 2.576 espectadores en el estadio Romano José Fouto.
La segunda parte, al menos el primer tramo, también volvió a ser del Mérida. Gol aparte, Javi Eslava tuvo el 2-0 y la tranquilidad en sus botas en el 52, pero el tiro cruzado desde dentro del área salió rozando el palo. Y como el equipo mandaba, llegaba, pero no ampliaba distancias, le fue entrando el miedo y empezó a empequeñecerse y darle alas al Hércules, que giró el partido y, aunque sin peligro, empezó a merodear el área de Palomares. Hasta que el árbitro compensó el penaltito que le hicieron a Liberto con un penalti que no fue de Felipe Alfonso, y el Hércules empató a falta de diez minutos para el final.
Y entonces, el miedo a perder puntos otra vez, empujó al Mérida arriba. Y de ese empujón nació el gol de Beneit y, por supuesto, los minutos finales de infarto. Porque después de ser mejor que el rival y adelantarte en el marcador a pesar de la falta de confianza, porque después de sufrir agobiado el empate e irte de nuevo a degüello a por la victoria, no se podían vivir los minutos finales sin el mayor sufrimiento que haya experimentado el Romano esta temporada hasta el momento.
Pero el equipo apretó los puños y lo celebró con el éxtasis y el alivio que sólo el miedo puede generar.
Porque el miedo, casi siempre, lo explica todo.
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