El Mérida sale del descenso

Sin balón fue un partido muy completo del equipo de David Rocha; con balón, en cambio, fue el choque más espeso de las últimas semanas. Tanto por la responsabilidad que conllevaba el encuentro como por el conocimiento que tenía de él Juanma Barrero. De hecho, en la primera media hora de partido no sucedió absolutamente nada. Comenzó el Mérida jugando en campo contrario pero sin finalizar nada y el Atlético Baleares soltando latigazos pero sin rematar. Al cuarto de hora giró el partido y le tocó al conjunto visitante adueñarse del encuentro, pero Palomares y Ramón Vila aún no se habían ensuciado los guantes.

Y en la primera que hubo, pasada la media hora, la cazó el Mérida. El gol fue de Busi, pero el 1-0 fue de Chuma, que peleó con fe inquebrantable un duelo que tenía perdido de antemano al ladito del córner. Centró, la tocó levemente Ofoli para despistar a su guardameta y Busi entró desde atrás ganándole la partida a su defensor para empujarla con los tacos de la bota. Se subió a esa ola eufórica el Mérida y, dos minutos después, Juanjo Sánchez lanzó al larguero desde un tiro de media distancia. Lo único del Atlético Baleares fue un cabezazo muy desviado de Rochina en el descuento de la primera mitad.

Tras el descanso, el partido seguía colgando de la nada, lo que le interesaba sobremanera al Mérida. Aún con los cambios de uno (Elejalde y Sandoval le dieron relevo a Chuma y Javi Martín, que abandonó el campo tocado) y de otro (Juanma refrescó su ataque con Alarcón y Pablo Muñoz), había más tensión que juego. Las pocas ocasiones que llevarse a la boca eran 'ocasioncillas': Campabadal lanzó una falta muy por encima del larguero de Palomares en el 62' y Sandoval remató flojo en el segundo palo un centro desde la derecha de Busi en el 67' que sacó un defensor balear a un metro de la línea de gol.

Lo que metió a la grada por completo en el partido, zozobrante hasta entonces, fue la expulsión de David Rocha por protestar un posible penalti sobre Elejalde en el 68'. A partir de ahí, el miedo y el nerviosismo se intensificaron y el partido ganó en emoción, que no en fútbol. Azeez penetró dentro del área en el 71' y Palomares tuvo que poner los guantes arriba y, minutos después, Mizzian desbarató un mano a mano claro, aunque escorado, para matar el partido.

Y como no lo hizo, el Atlético Baleares se aprovechó de una falta en la frontal del área para empatar el duelo. Lanzó Ferrone, tocó en la barrera y Campabadal, en posición muy dudosa, aprovechó el rechace y que Palomares estaba vencido para empujar el 1-1 a falta de nueve minutos para el final. Y cuando parecía que hasta ahí, que un partido de empate acabaría en empate, el Mérida se recompuso nada más sacar de centro y volvió a adelantarse gracias a la sangre fría de Iñaki Elejalde.

Juanjo Sánchez recuperó en el centro del campo, ganó metros con el balón controlado, filtró en profundidad para Mizzian que, en el balcón del área, abrió para la llegada por la izquierda de Elejalde, que en un principio se dejó el cuero atrás pero rectificó rápido para recolocárselo y disparar fuerte al primer palo. El tanto volvía a sacar al Mérida fuera de los puestos de descenso cinco meses después.

Así que el Mérida decidió que no se jugaría más en los últimos diez minutos y, entre tarjetas, cambios y juego embarrado, el partido llegó casi al último segundo con los tres puntos en el bolsillo emeritense. Aun así, como ante el Castellón o ante el Ibiza semanas atrás, el equipo se salvó en la última jugada: David Rodríguez no llegó por milímetros a un centro lateral para empujar a la red y el cuero se paseó por el área pequeña. Resopló Palomares, resopló el Mérida y resopló el Romano, que por fin volverá a dormir una semana fuera de los últimos cinco puestos.