Padilla le arma un lío al Mérida

Ya en los primeros partidos Rai le advirtió de su irritabilidad. «Te tienes que controlar», le dijo tras ver una amarilla por desplazar violentamente el balón cuando cometió una falta en Sanlúcar hace quince días. Este domingo, en Algeciras, se mordió más la lengua el técnico emeritense: «Tiene que aprender todavía mucho. Me voy a guardar para mí lo que pienso. Nos tendremos que reunir con él otra vez».

Esa acción decantó irremediablemente el partido a favor del Algeciras, que con uno más y jugando en su casa, se fue a degüello a deshacer el 0-0 del marcador. Porque antes de ahí, el choque estaba aglutinando más cemento y hormigón que una urbanización de 50.000 chinos en Pekín. Sólo pasó algo a raíz de la autoexpulsión de Jorge Padilla en el 37'. Con uno menos, el Mérida recibió su primera ocasión clara: Turrillo filtró para Zequi, que se topó con las piernas de José Andrés en un mano a mano escorado. Y con uno menos, el Mérida tiró por primera vez a puerta: Busi centraba desde el pico del área grande para que Chuma rematase de cabeza algo desviado.

Antes de todo eso, algo mejor el Algeciras al inicio y algo mejor el Mérida en el segundo tramo de partido. Pero sin muchas ganas, ni por parte de uno ni por parte del otro, de descolocarse un ápice para generar peligro a riesgo de recibirlo. De hecho, tanto José Andrés como Lucho García tocaron más pelota con los pies para iniciar jugada que con los guantes para evitar goles.

Los de Rai, capaces de ganar metros con facilidad sacando el balón limpio desde atrás, se chocaban una y otra vez en la zona tres cuartos ante la falta de ideas. Es decir, ante la falta de un tipo como Escardó. Ni enganchó nunca ni fue capaz de encontrar a nadie que le diera un punto de calidad y velocidad al ataque. Lo mismo el Algeciras, un equipo Champions sacando el balón desde atrás y un equipo del fútbol de barro cuando llegaba a la zona de tres cuartos.

Pero bajo este panorama de control, de lentitud, de bostezos en la grada, Jorge Padilla se lanzó al ataque por banda derecha, Zequi le echó la mano al cuello para frenarlo y cuando el árbitro pitaba y se llevaba la mano al bolsillo para amonestar al extremo rojiblanco, Jorge Padilla volvió a perder los papeles y le cambio todo el guion de partido a su equipo.

En el descanso, Rai apostó por aguantar la osadía inicial del Algeciras y alargar lo máximo posible el partido para jugar con el nerviosismo local. Y salvo en una falta ensayada que acabó con otra manopla de José Andrés salvando el gol, lo estaba consiguiendo. Pero en una pérdida tonta de balón, Borja Fernández agarró el cuero a cinco metros de la frontal, disparó sin excesivo peligro y José Andrés no fue capaz de desviarlo como debiera.

Con el partido muy cuesta arriba, el técnico emeritense intentó mover todo lo posible el árbol para agitar lo que fuera. Entraron Ismael Gutiérrez (un segundo antes del gol) Escardó, Elejalde y Diego Parras para cerrar con defensa de tres y dos carrileros… y el equipo logró no acularse tanto atrás, jugar en campo contrario y merodear el área de Lucho García. Pero sin peligro. Salvo un lanzamiento de falta de Escardó que salió un palmo por encima del larguero, el Algeciras apenas sufrió.

Pero con el 1-0 y el Mérida necesitado, cualquier robo, cualquier equivocación del rival, cualquier jugada a balón parado podía cambiar el partido. Sin embargo, no fue el día del Mérida: Elejalde se lesionó a los 18 minutos de debutar y otra pérdida de balón acabó en una contra para el 2-0 de Adrián Sardinero.

Aunque el colchón de puntos aún es gratificante y tranquilizador, lo de Linares queda ya algo lejos.