Un penalti inventado evita el liderato del Mérida

Al poco de comenzar la segunda parte, Pau Cabanes vio venir a Bonaque dentro del área y se tiró sin intuir que el defensor emeritense retiraría la pierna. Pero como ya iba por el aire, no le quedó otra que caer. Y ahí, mientras Bonaque levantaba rápidamente el brazo para advertir que se había tirado, el árbitro señaló con el suyo el punto de penalti. Entre esa jugada (clave), lo barato que puso el listón de algunas tarjetas y lo poco que añadió en la segunda parte, se llevó la gran bronca de un público que presenció un partido muy igualado, de empate, pero que si no hubiera sido por ese penalti… se lo hubiera llevado el cuadro local.

Un Mérida que acudió al choque consciente de sus debilidades en forma de bajas y con Sergi Guilló dándole la alternativa como titulares a tres jugadores: Charbel en el lateral derecho, Sergi Segura en el izquierdo y Pablo García en punta de ataque. Y fue precisamente Pablo García con su gol quien protagonizó el punto de inflexión de la primera mitad. Hasta el tanto del delantero emeritense, el dominio, el control y las llegadas fueron todas para el filial amarillo.

Pero en su primera llegada peligrosa, el cuero llegó a dominio de Liberto Beltrán, el más activo en ataque de los locales durante toda la primera parte, que irrumpió desde el balcón del área a casi a línea de fondo para ponerla al segundo palo. Y hasta ahí llegó desde atrás Pablo García para empujar a placer y poner a su equipo por delante. A partir de ahí, los de Sergi Guilló giraron el partido y se empezó a jugar a lo que más le convenía. Dejó de llegar con peligro el Villarreal B y los emeritenses se hicieron con el dominio del balón y comenzaron a jugar más en campo contrario.

Eso sí, sin apenas inquietar a Iker Álvarez. Salvo el gol y una dejada de Pablo García a Raúl Beneit en área pequeña al filo del descanso, poco más del Mérida en ataque. Esa primera mitad fue la más lenta y espesa vista en el Romano en lo que llevamos de temporada. Probablemente por la hora, posiblemente por el rival que tenía enfrente, seguramente por los condicionantes en forma de bajas. Porque para más sufrimiento, el debutante como titular Charbel González se tuvo que retirar por una lesión muscular en el 32' y la entrada de Prevedini obligó a reestructurar de nuevo todo: Felipe Alfonso regresó a su carril y el argentino cerró el centro de la zaga junto a Bonaque.

La segunda mitad comenzó con más ritmo por parte de ambos. Tanto que, a los cinco minutos, se produjo la jugada clave que cambió todo. Porque a partir de ese error arbitral y del tanto del empate del Villarreal B, al Mérida le invadió la ansiedad por la injusticia. Le costó salir de ahí, pero fue de menos a más y terminó elaborando las ocasiones más claras de gol.

También los visitantes tuvieron sus opciones, porque las entradas al descanso de Brais y Pau Cabanes le habían mejorado y porque Eyong era una bestia desatada ganadora de duelos cada vez que tenía metros por delante. Pero el que más llegó y mejor terminó el partido fue el Mérida, que se topó en cada remate (de Doncel, de Bonaque, de Beer) con Iker Álvarez para desesperación de la grada, que se fue del Romano frustrada por el empate, cabreada con Camacho Garrote y suspirando por el liderato.