Badajoz amanecía dormido, un poco perezoso y gris. Pero en el Nuevo Vivero había vida, cosquilleos y mucho color blanco y negro. Esa vida que buscan en El Arcángel para su salvación. Los primeros en llegar ya estaban allí antes de las ocho y cuarto. ... Ricardo Cabezas también se subía a uno de los autobuses puestos por el PSOE. Por delante una jornada de reflexión y muchos nervios. Besos, abrazos, risas. Ultimas fotos para la posteridad. «¡Allá vamos!», se decían unos a otros antes de subir al autobús.
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Un viaje para la historia. Los tres primeros autobuses pusieron rumbo a Córdoba pasados dos minutos de las nueve de la mañana cargados de ilusiones. También de nervios y plegarias. Banderas, bufandas, mochilas, paraguas y toda la parafernalia de las tribus futboleras. Pinturas de guerra para la gran batalla final. Es la avanzadilla de la invasión blanquinegra que seguirá dos horas después con la salida de los otros doce autocares. Un desplazamiento masivo nunca antes visto con el equipo jugando por no descender. Todo un pleno al 15. Félix y Carlos intercambiaban anécdotas de otras salidas. Juanra llegaba con el tiempo justo y Fátima y su familia ya con el autobús en marcha. Algunos recordaban aquel desplazamiento a Merida con 22 autobuses completados que cortó la covid en aquel mágico mes de marzo de 2020.
A Compostela también fueron 22, aunque era por un ascenso a Segunda. Ahora la gran peregrinación es por no descender a la cuarta categoría, pero será por decepciones que nada detiene a una afición hecha al sufrimiento. Un golpe tras otro ahí se mantiene de pie y cogiéndole la mano a su equipo. Empujando, remando, dándole ese último aliento que tanto necesita. En Córdoba desemboca el fin de trayecto de un camino tortuoso. Y allí estarán más de 2.000 gargantas para que este verano pueda emprender de nuevo la marcha desde el punto de partida.
A mediodía llegará el resto y la capital del. Alifato será blanquinegro. Y a las cinco concentración en la puerta del ferial para iniciar todos juntos la gran marcha hacia el estadio para darle un caluroso recibimiento a los jugadores. Como hace discos en los aledaños del Francisco de la Hera y una semana después en el Nuevo Vivero. No es un ascenso, ni tampoco para meterse en playoff, pero es un día grande. A la afición le duele. Y va a hacer lo imposible por dejar al Badajoz en tierra firme.
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