![Pablo Gragera, de recogepelotas al banquillo](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/09/21/184050975-U190766668445GND--1200x840@Hoy.jpg)
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No le sacaron de clase del instituto como a Íker Casillas aquella mañana de Champions, pero casi. Era domingo y Pablo Gragera se estaba preparando la comida antes de salir de casa para jugar su partido con el juvenil en Liga Nacional cuando recibió la llamada del Badajoz. Cambio urgente de planes. Esa tarde iba a ir convocado nada menos que con el primer equipo. De repente, lo que todavía se presentaba como un sueño lejano para un chico de 16 años se hacía realidad. Así de sopetón. Sin tiempo para digerirlo. «Estaba haciéndome la comida porque jugaba esa tarde con el juvenil. Hacía algo de pasta cuando me llamó Guzmán. Fue totalmente inesperado, no tenía ni idea», cuenta Pablo Gragera. En ese momento solo pudo pensar en sus seres cercanos para compartirles su alegría infinita. En sus padres, José María y Fátima, incondicionales en los partidos de sus hijos y fieles del Nuevo Vivero; y sus hermanos pequeños, Jaime y José María, también canteranos blanquinegros. «Me acordé de toda mi familia y de las personas que para mí son importantes. Estoy muy agradecido al club por la oportunidad y con ganas de darlo todo», expone.
La lesión de Javi Olmedo le deja como único recambio para Miguel Narváez en la portería del Badajoz. Pero nada de nervios ni de vértigo ante la responsabilidad que se le venía encima. Con una madurez y una calma impropia de su edad terminó de preparar su macuto como cualquier día de partido. La diferencia es que en esta ocasión iba con los mayores como segundo portero del Badajoz. Eso sí, al llegar al campo no pudo evitar el cosquilleo propio del adolescente que es. «Con mucha ilusión de estar convocado y sobre todo en el Nuevo Vivero», apunta.
Rumbo a ese estadio de los sueños en el que desde bien pequeño y hasta hace muy poco no faltaba ninguna tarde como recogepelotas. «No te lo esperas y es un poco chocante. La actitud siempre tiene que ser darlo todo, desde donde te toque, ya sea ayudando desde fuera como recogepelotas, en el banquillo o si me toca jugar. Darlo todo para que el club de mi ciudad consiga los máximos logros posibles», señala siempre sonriente y mirada transparente detrás de ese flequillo tan de moda entre los chiquillos de su edad. Del peto en la banda al peto del banquillo. A calentar al portero titular y que ahora sean sus amigos y compañeros quienes le devuelvan los balones que se escapan por el fondo. Y a escuchar su nombre por megafonía. Entre los protagonistas de ese sentimiento que arrastra a más de 4.000 aficionados en la grada.
Pablo Gragera Botana (Badajoz, 2007) estudia primero de Bachillerato en los Maristas y es juvenil de primer año, aunque ya la temporada pasada formaba parte de la plantilla del División de Honor siendo cadete. Ahora le toca hacer malabares con los horarios de clases para poder asistir a los entrenamientos con el Badajoz. Y llevar con la humildad y buen talante que le caracteriza los vaciles típicos del aula. También de sus compañeros del juvenil. «Están muy contentos. La mayoría debutó en el Nuevo Vivero en pretemporada y me han dado la enhorabuena. Ellos son partícipes de que yo esté aquí», comparte Pablo Gragera. El joven meta pacense representa el espejo donde reflejarse la cantera blanquinegra. Como hace un año Miguel Narváez. «Todos estamos para ayudar. Tenemos nuestro equipo, está claro lo que queremos conseguir y entrenar aquí ya es un premio y un logro muy grande». La portería del Badajoz está en manos pacenses. Y rebosantes de juventud y con el sello de La Academia. Pablo Gragera recibe esta oportunidad para seguir creciendo. «Con mucha ilusión y muchas ganas de venir a entrenar y esforzarme día a día, sobre todo para aprender y mejorar». Y con la misma seguridad que bajo palos sostiene sentirse preparado si le tocara tomar la alternativa. «¡Ojalá! Para mí es un sueño poder debutar en partido oficial. Desde pequeño siempre he soñado con jugar en el Badajoz. Si se da la posibilidad lo asumiré con muchas ganas de demostrar todo lo mejor que pueda». También con las ideas muy claras y optimista a pesar del mal inicio. «Yo estoy a disposición del club para lo que necesite. Para ayudar y con las máximas ganas de darle la vuelta a la situación del equipo».
Salvando las distancias de quien llegó a ser una leyenda del fútbol mundial, hay cierto paralelismo por su precocidad y la forma de irrumpir en el primer equipo. Como Casillas en sus inicios en las categorías inferiores, ya empezó a despuntar y acaparar éxitos. Siendo benjamín fue campeón de España con la selección extremeña y este pasado mes de julio bronce en el Campeonato de España de Fútbol Playa con el combinado regional cadete. Un verano que precisamente no ha podido pisar la playa, ya que tuvo que sacrificar sus vacaciones con su familia porque David Tenorio le reclutó a filas para realizar la pretemporada con el primer equipo. Una llamada que le pilló menos por sorpresa. «La llamada de pretemporada ya me lo había comentado Guzmán, pero la del domingo no me lo esperaba para nada. Iba a jugar con mi equipo, pero fue una gran sorpresa que me llamasen. Le deseo una pronta recuperación a Olmedo y que en nada esté con nosotros. Es una gran persona. Siempre me ha tratado muy bien junto con Narváez, hasta me regaló unos guantes».
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