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La etapa de Mario Acedo y el grupo de empresarios al que representa ha sido tan efímera como infructuosa en el Santa Teresa. Este lunes el club tiene prevista la celebración de una asamblea en la que, además de convocarse elecciones y dar un plazo para la presentación de candidaturas, se ratificará su salida efectiva y el nombramiento de una nueva comisión gestora de la que era presidente desde agosto.
Sin embargo, Acedo empezó a mover sus hilos mucho antes, ya que por el mes de mayo presentó un proyecto ambicioso manejando cifras cercanas a los 3 millones de euros con la intención de, aprovechando el auge del fútbol femenino, realizar una inversión para convertir a la entidad rojiblanca en una referencia a nivel nacional. El objetivo era alcanzar la Primera División en un corto periodo de tiempo, partiendo desde Segunda RFEF. Firmó contratos a un entrenador y a un grupo de jugadoras con sueldos astronómicos «de miles de euros». Aunque el desenlace ha sido que el primer equipo ha quedado excluido por dos incomparecencias. «Resulta que este señor no ha puesto ni un solo céntimo, nada», explica Enrique Estévez, miembro de la comisión gestora. «Se marcaban unos plazos, se cumplían y siempre tenía una excusa para que el dinero no llegara: por ejemplo que las transferencias estaban hechas, pero que el Banco de España las retenía al ser cantidades altas para analizar que no hubiera ninguna sospecha de blanqueo de capitales».
Mario Acedo accedió a la junta directiva del Santa como premisa impuesta por él mismo para poder tener libertad de movimientos en la gestión. «Manuel Guerra –último presidente del club– dimite porque entiende que Acedo no está cumpliendo con los compromisos. Para dejar sin efecto las garantías para actuar en nombre del Santa, sus decisiones quedan sujetas a la supervisión de una comisión gestora». Pero la comunicación con el resto de componentes fue nula desde el principio, realizando trámites sin previa consulta ni consenso. «Solo he conseguido hablar una vez con él para conocer la situación cuando salió el comunicado de las jugadoras del año anterior reclamando sus nóminas atrasadas. Venía dos o tres veces por semana a Badajoz y le pedí que nos reuniéramos, pero a partir de ahí no daba señales de vida y me bloqueó».
El tiempo se agotaba y Acedo seguía sosteniendo (así lo expresó a este diario) que tras sendas incomparecencias del A y el B todos sus esfuerzos estaban centrados en levantar ese bloqueo, poder inscribir a las futbolistas y evitar la expulsión. Pero por entonces ya en el seno del Santa se sospechaba que el desenlace no sería nada halagüeño a tenor de lo que transmitía en la segunda semana de septiembre el propio empresario: «sostenía que si no competíamos un año en categorías nacionales no pasaba nada. Algo estrambótico. Planteaba un año sabático jugando pachangas como si fueran los Globetrotters, con futbolistas que cobran un dineral inasumible». Según narra Enrique Estévez, en caso de que se levantaran suspicacias entre los socios, amenazaba «con llevarse el equipo a Mallorca, Cádiz o donde a él le diera la gana. Aunque en realidad era una perorata, porque no tenía capacidad de actuación ni para sacarlo a la puerta de la calle».
Asegura que el Santa emprenderá acciones legales contra Acedo por las decisiones tomadas en nombre del club sin tener esa potestad, entre ellas, la firma de contratos con jugadoras cuya alta de Seguridad Sociedad durante este periodo de limbo ha incrementado la deuda de la entidad. «Es un timador de manual, ha engañado a todo el mundo».
¿En qué punto está ahora el Santa? «Hace una semana era de quiebra técnica, ahora hemos reactivado la gestión, pero hay insuficiencia de liquidez que deben aportar patrocinadores e instituciones. Aunque la situación está bastante mejor después de inscribir al segundo equipo». Matiza que la situación sigue siendo crítica, porque cada expedición de los partidos del filial (este domingo viajan a Guadalajara) es un reto financiero, pero esperan que pronto haya una inyección de dinero, ya que están negociando con varias entidades.
En cuanto a la deuda, advierte que tras acabar la etapa de Pablo Ritoré hay contabilizados 170.000 euros de deuda, pero las auditorías posteriores multiplicaron ese montante hasta los 470.000. «Se logró bajar esa cantidad a 395.000, pero en el último año ha incrementado algo, entre otros factores por no tener un campo fijo, cuestión que hizo que cayeran los patrocinadores. Pero el Santa es sostenible y puede reducir esa cifras siempre que la temporada sea normal en el tema económico».
Estévez asume que el descenso del Santa arrastrará al filial una categoría y que serán dos años de periplo mínimo en la cuarta división, ya que el Código Disciplinario de la RFEF impide ascender al año siguiente de la sanción.
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