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J. P.
Badajoz
Lunes, 4 de marzo 2024, 21:18
El Badajoz es actualmente una olla a punto de estallar. El club se va quedando sin representación y ya solo queda Miguel Leyva al frente ... en la planta noble. Eso en lo que respecta a la parte institucional porque en el vestuario también se van desprendiendo de piezas y el timón queda relegado al segundo Juan Carlos Román como técnico interino. La entidad empieza a ser ingobernable con el grupo mexicano atrincherado en el Nuevo Vivero y sintiéndose cada vez más acorralado por la sociedad de Luis Oliver y Agapito Iglesias que sigue preparando su asalto. La familia Arana se ha vuelto a México y en el club solo queda Leyva como hombre de confianza de Guillermo Ritchey. El consejo de administración se desintegra poco a poco y asistía este lunes a una nueva salida, la del consejero independiente Juanma Zapata y queda así reducido a dos miembros, uno menos del mínimo que exigen los estatutos.
El grupo de Oliver-Iglesias volvía este lunes a la carga en su intención de recuperar el control del Badajoz. A través de un nuevo comunicado firmado por Javier Peña como administrador único de Lanuspe SL acusa a la Plataforma Sentimiento Blanquinegro de ser cómplice del hundimiento general del club. «Su inacción legal sostiene al consejo de administración actual, al que involuntariamente respalda, en la enloquecida espiral de destrucción que ayer domingo sumó un episodio indigno más con el empate en nuestro estadio y la destitución de Iñaki Alonso», sostiene en la nota.
Antes de hacerse público este comunicado, Juanma Zapata presentaba su dimisión como consejero independiente. De esta manera, el consejo de administración del Badajoz se queda solo con dos miembros, Miguel Leyva y Víctor Arana –este último además sin ser inscrito oficialmente en el Borme–, circunstancia que incumple los estatutos del club que fijan un mínimo de 3 y un máximo de 5. Zapata presentó su renuncia este lunes por la mañana en una notaría de la capital pacense horas antes de que el grupo de Oliver-Iglesias lanzara una nueva ofensiva. Así, el órgano de gobierno del club pacense queda a expensas de lo que determine el Registro Mercantil en relación a la guerra por la titularidad de Lanuspe SL que mantienen el grupo mexicano y el binomio Oliver-Iglesias. Un conflicto que tiene visos de acabar de resolverse en los juzgados.
Juanma Zapata entró a formar parte del consejo el pasado verano como accionista minoritario y representante de la afición junto a los nombramientos de Luis Díaz-Ambrona, Miguel Leyva, Alfredo Gómez-Landero y Víctor Arana, este último nombrado en la junta pero posteriormente no quedó registrado públicamente. Gómez-Landero renunció a los pocos días de celebrarse dicha junta de accionistas y hace tres semanas lo hizo oficialmente con su cese publicado en el boletín registral, mientras que Díaz-Ambrona dimitió hace quince días como presidente junto a Diego García que lo hacía como secretario.
Lanuspe también culpa y responsabiliza al grupo mexicano de la desastrosa situación deportiva e institucional. «La nefasta gestión del Consejo de Administración del CD Badajoz, enrocado y sin respaldo accionarial, está arrastrando al club al abismo de la última división del fútbol español». Amparándose en la tutela de la sociedad accionista mayoritaria del Badajoz consideran que este bloqueo por parte del consejo causa un perjuicio irreparable al Badajoz y lo está llevando a su desaparición. «El apoyo bienintencionado de los fieles aficionados y accionistas del colectivo Sentimiento Blanquinegro a la acción destructiva de esta gestión está teniendo un efecto perverso».
Por ese motivo y antes de conocer la dimisión de Zapata, bajo la firma de Lanuspe pedía al colectivo de seguidores y pequeños accionistas que como representante independiente en el consejo actuara y solicitara la convocatoria de la junta para permitir su entrada y poder reconducir la situación deportiva con el fin de evitar el descenso y en lo institucional poner el club al día. «Si la afición quiere salvar al CD Badajoz del desastre, aún estamos a tiempo, de ella depende que el club siga en caída libre o se pueda intentar épicamente el milagro de la salvación y el orden económico con una ampliación de capital».
El grupo de Oliver-Iglesias apela a la unión de la masa social para salvar una situación crítica de la que estos antiguos propietarios se sienten capacitados para sacar adelante a pesar de las circunstancias tan negativas y el rechazo generalizado entre los seguidores blanquinegros. «Podremos conseguir lo que parece inalcanzable si la afición se une y transmite su ilusión y entusiasmo a la plantilla. Lanuspe pondrá todos los medios económicos y personales que sean necesarios para respaldar esta gesta que parecería imposible para cualquiera que no fuese esta afición, heredera del secular valor y arrojo extremeño, capaz de conquistas que siguen asombrando al mundo».
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