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El Badajoz se quita una pesada losa de encima en un partido que mereció resolver con mayor comodidad y no esperar al sufrimiento final. Toni Jou volvió a ejercer de brazo ejecutor de un equipo que necesitaba los tres puntos como la propia vida. Y ... los defendió al final con un esfuerzo titánico de coraje, corazón y dejándose el alma en su lucha por la supervivencia. Tres puntos vitales en su lucha por la permanencia. El resultado se quedó corto a tenor de lo ofrecido por uno y otro equipo.
Tenía prisa el Badajoz por soltar toda la tensión acumulada y sus miedos y en un plis-plas encontró esa liberación. A los 30 segundos Toni Jou enganchó desde atrás un regalo de Adri Carrasco desde la izquierda y no perdonó. El Nuevo Vivero saltó de alegría como nunca aún acomodándose en sus asientos. Y pudo rematar a su rival a los 9 minutos en un remate ajustado de Ewn Urain que se estrelló en el palo tras ganarle la espalda a sus marcadores y encarar al portero Kudakovskiy en su salida. No lo consiguió, pero lo siguió intentando sin dar tregua al Numancia.
Ewan Urain en punta y los dos Miguel, Narváez y Núñez, recuperando la titularidad fueron las principales novedades de Iñaki Alonso en el once.
CD Badajoz
Miguel Narváez; Fran Grima, Borja López, Carlos Cordero, Chacartegui; Adri Carrasco (Samu Manchón, min. 86), Miguel Núñez (Jurgi Oteo, min. 86), Petcoff, Fidel Ibáñez (Castri, min. 71); Toni Jou y Ewan Urain (Álex Alegría, min. 60).
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CD Numancia
Kudakovskiy; Soler, Nacho Pastor (De Frutos, min. 46), Diego Royo, Bonilla; Rubén (David Alfonso, min. 73), Moustapha, Christian (Íñigo Alayeto, min. 65), Carlos González; Alain Ribeiro (Caballero, min. 46) y Lupu (Primo, min. 46).
Goles: 1-0: Toni Jou a los 30 segundos.
Árbitro: Sevillano Marín (andaluz). Amonestó en el Badajoz a Carlos Cordero (37), Miguel Núñez (55), al preparador físico Curro Velázquez (41), Adri Carrasco (68), Narváez (83), Toni Jou (90) y en el Numancia a Lupu (37), Moustapha (47), Bonilla (64) y al técnico Javi Moreno (78).
Incidencias: 2.723 espectadores en el Nuevo Vivero. El consejero delegado del club Miguel Leyva, en el palco. El club dedicó su acción solidaria a Cruz Roja.
El Badajoz salió a comerse la hierba. No daba respiro y mantuvo a raya al Numancia con una presión asfixiante. Siempre había un blanquinegro encima de un rojillo para impedir la salida y cuando lograba salir y otro recibía ahí aparecía otro pacense pegado como una lapa para recuperar. Obligaba siempre a su rival a tener que recular. El Badajoz sentía que tenía que rematar a su rival. Eran esos minutos de duda en el contrario y de crecimiento en el que iba con el marcador a favor. Salía con decisión con rápidas contras que ponían en jaque la defensa rojilla. El Numancia se veía desbordado ante el empuje local al que trataba de impedir su avance con continuas faltas. El equipo soriano mostraba su fragilidad y un Badajoz herido y hambriento estaba decidido a atacar a su presa.
Atrás se mostraba sólido y contundente en las pocas y tímidas aproximaciones del Numancia. Carlos Cordero impuso su ley para despejar el escaso peligro visitante. La defensa blanquinegra no estaba dispuesta a complicarse la vida y dejar un metro de alegría al contrario.
El Badajoz encontraba muchas facilidades para asomarse al área de Kudakovskiy, pero sus intentos morían al pisar sus dominios. Fidel Ibáñez y Adri Carrasco se clavaban como puñales por los costados, pero los hombres de área no disfrutaban de buenas opciones de disparo y en la resolución se perdía todo la efervescencia. Toni Jou no acertó a peinar un centro de Fidel que se marchó desviado tras una larga acción dentro del área sin que nadie pudiera apuntar a portería.
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Había sorprendido Iñaki Alonso con la posición adelantada de Fidel y el sevillano se mostró muy participativo haciendo daño por el flanco derecho. Encaraba con soltura y dinamismo y con el tiempo cumplido en una de esas arrancadas acabó derribado dentro del área, pero el árbitro no consideró penalti ante el clamor de todo el Nuevo Vivero.
El Badajoz se llevó escaso premio al descanso ante un timorato y flojo Numancia. Le había dejado escapar vivo porque merecía haberse ido con una renta mayor.
No lo veía claro el técnico Javi Moreno y comenzaba la segunda parte con un triple cambio. Metió a De Frutos, Caballero y Primo ante unos desaparecidos Ribeiro, Lupu y Nacho Pastor. El Badajoz seguía a lo suyo y Fidel Ibáñez cabalgando a sus anchas. Un centro suyo apurando la línea de fondo se paseó por delante del marco numantino sin encontrar más rematador que un despeje de la defensa a córner. De ese saque de esquina Toni Jou remataba al segundo palo a las manos del cancerbero visitante. Después la tuvieron entre Urain y Petcoff, que no se entendieron y la disputa acabó con un mal tiro del hispano-argentino.
Iñaki Alonso movió ficha y cambió de pieza ofensiva. Dentro Álex Alegría y fuera Ewan Urain. El gol de la tranquilidad se seguía resistiendo, aunque tampoco pasaba muchos apuros y Miguel Narváez tenía una mañana plácida sin tener que intervenir. El Badajoz no quería caminar sobre el alambre con la incertidumbre del 1-0 y esos minutos finales eléctricos que pueden hacer saltar todo por los aires. Un ovacionado Fidel dejaba su sitio a Castri y de sus botas lanzaba otro dardo envenenado dentro del área que acabó con Álex Alegría agarrado al suelo y el Nuevo Vivero reclamando otro posible penalti. El árbitro desesperaba a la grada. Pero el equipo pacense no perdía la concentración. Estuvo muy firme y serio. Estaba en juego algo más que tres puntos y los tenía que defender a vida o muerte.
Álex Alegría tuvo la sentencia con una espléndida vaselina en el 79, pero se topó con un imponente Kudakovskiy para evitar con los dedos el segundo del Badajoz.
La tensión crecía por momentos. El Numancia intentaba estirar sus líneas y el Badajoz se sacudía como podía las embestidas. Nadie regalaba nada y si arriba mostraba sus dientes, atrás dejaba asomar unas garras que asustaban a su rival cada vez que osaba en asomarse por la cueva de Narvaéz. El equipo pacense resistía con corazón y pundonor. El Nuevo Vivero era un clamor pidiendo el final. Y por fin llegó y la grada estalló de júbilo. Toda una liberación. Y una fiesta de afición y jugadores que en este primer capítulo en la carrera por la salvación tuvo un final feliz.
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