Adolfo Muñoz en el garaje de su domicilio que ha decorado con recuerdos de su trayectoria como jugador. CASIMIRO MORNEO

Exjugador y exentrenador del Badajoz

Adolfo Muñoz: «Sé que se sufre y el cáncer es terrible, pero se puede salir»

«Los dueños se tienen que poner las pilas porque tienen lo más importante que es la afición del Badajoz y como esa hay pocas»

Javi Pérez

Badajoz

Viernes, 26 de enero 2024, 07:35

Adolfo Muñoz lleva retirado de los focos desde que en 2020, en plena crisis sanitaria por la covid, le diagnosticaron un linfoma no Hodgkin. El exjugador y exentrenador del Badajoz ha accedido a contar su lucha vital por si su testimonio y ejemplo pudiera ayudar ... y llevar esperanza a aquellas personas que estén pasando por un trance parecido. Pasó ocho meses siguiendo un tratamiento muy agresivo para acabar con una maldita enfermedad que le hizo replantearse los valores de la vida. Ahora disfruta de su nieta Abril de dos añitos y medio y se quita el gusanillo de entrenar ayudando a su hijo Adolfo con los juveniles del Pueblonuevo. También sigue con cierta preocupación la actualidad del Badajoz. Su traspaso al Atlético con 17 años fue de los más caros del Badajoz en aquella época. Ahora, en cambio, salen cada vez más jóvenes y sin dejar apenas un pellizco en las arcas del club. Leyenda blanquinegra que bien merecería una puerta en el Nuevo Vivero, conoce bien esa situación límite por la que atraviesa el equipo porque guarda ciertas similitudes con su etapa. Su llegada al banquillo del Badajoz estuvo marcada por la incertidumbre del cambio de manos del club entre Eloy Guerrero y Carlos Uriarte en una pretemporada que no terminaba de arrancar y que provocó desbandada de jugadores. A pesar de todo, esa campaña acabó con registros de récords y la guinda del ascenso. Y la siguiente del retorno a Segunda B también fue un auténtico ejercicio de supervivencia, jugándose la permanencia en la última jornada y con final feliz.

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-Antes de nada, ¿cómo se encuentra?

-Muy bien, la verdad. Después de todo lo que he pasado estoy bastante bien.

-Habrá gente que no sepa que ha tenido cáncer.

-La mayoría de la gente, creo yo. Nunca he hablado públicamente de esto. Tuve un problema de salud en 2020, en plena pandemia. Desgraciadamente me diagnosticaron un linfoma no hodgkin. Fueron ocho meses de lucha y fue muy duro. Pero gracias a las doctoras y hematóloga del hospital y sobre todo gracias a mi mujer y mi familia pudimos salir hacia adelante. Es una noticia que te cambia la vida. No hay nadie exento de pasar por esto. Yo siempre que hay algún evento o algo relacionado intento colaborar. Y quiero aprovechar para decirles a aquellas personas que lo estén pasando mal que luchen por vivir, que estamos en buenas manos, que tengan fe y crean que van a salir adelante. Todo mi ánimo para esa gente. Desgraciadamente hay gente que se queda en el camino y he compartido con gente de todas las edades. Eso es muy duro, pero que luchen por vivir y por su familia, animarles ante estas dificultades que nos presenta la vida.

-¿Qué es lo primero que pasó por su cabeza cuando recibió esa tremenda noticia?

-Te quedas en shock. Recuerdo que estaba con mi mujer haciéndome unas pruebas en el hospital, llevaba tres o cuatro días allí y en una de las pruebas me dijeron que casi al cien por cien tendría cáncer, el linfoma. Nos miramos y no sabíamos ni dónde estábamos. Y hasta que no pasaron unos días y comenzamos el tratamiento no nos pusimos a trabajar en ello. No puedes pensar que por qué me ha tocado a mí. No puedes mirar hacia atrás, tienes que afrontar el momento. Cuando ya empezamos con los ciclos lo tratamos como una realidad porque en algunos momentos parecía un sueño. A veces me dormía a ratos y cuando me levantaba decía, es verdad, que no era un sueño. Fue muy importante todas las ayudas que he tenido, sobre todo de mi mujer y mis hijos. Sin mi mujer, y lo digo de verdad, no hubiese salido adelante porque no me dejó solo en ningún momento. Es muy duro, me tocó, como a mucha gente desgraciadamente. Darle desde aquí mucha fuerza y ánimos, que tengan mucha fe y luchen por sus seres queridos, que se sale.

-Su lucha, como la de otras figuras relevantes de todos los ámbitos de la sociedad, puede servir de ejemplo a otras personas que pasen por este trance.

-Nadie hay exento de esto. Conozco a compañeros que desgraciadamente se han ido y se cuidaban al máximo. De repente te diagnostican esto y lo tienes que afrontar. Llevo tres años prácticamente limpio, con los controles y eso, pero gracias a Dios bien. Ahora parece que puedes hablar del tema con más naturalidad. Por eso si pudiera ayudar a alguien que lo esté pasando mal, decirles que se apoyen en sus seres queridos y tengan fe. Sé que se sufre y es terrible, pero se puede salir.

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-Es una lección que nos da la vida, que por muy alto que se esté o popular que seas, de repente te dice que eres insignificante.

-Te cambia todo de un día para otro. Ya te puedes llamar como te llames. Hay un antes y un después porque la vida la ves de otra manera. Lo que antes te parecía un problema insalvable ahora no le das importancia porque has vivido una etapa de tu vida que jamás hubieras creído que te podía pasar. Ahora todo te cambia y lo ves de otra manera. Los problemas que antes te agobiaban ahora no les das importancia. Y me gustaría que la gente lo viera desde ese punto de vista. Afrontar una noticia tan desagradable y ayer estaba muy bien. Se puede disfrutar plenamente de la vida y seguramente el recorrido de aquí en adelante sea más disfrutable que antes.

LUCHA CONTRA EL CÁNCER

«Había jugado partidos importantes como jugador y entrenador, pero ahora me tocaba jugar el partido de sobrevivir»

Adolfo Muñoz

Extécnico y exentrenador del Badajoz

-¿Qué le inspiró durante el tiempo que estuvo en tratamiento?

-Los primeros días no estaba. Pero lo que sí me hizo luchar y seguir adelante fue reconocer que me había tocado una fatalidad en mi vida. Anteriormente había solventado muchas dificultades y problemas. Como jugador pasé momentos malos de lesiones o de no jugar. Creo que lo afronté como el partido más importante y decisivo de mi vida. Había jugado partidos importantes como jugador y entrenador, pero ahora me tocaba jugar el partido de sobrevivir. Eso hizo que pusiera todo el empeño, lógicamente con altibajos, pero sabía que tenía el apoyo de mi mujer, mis hijos y las doctoras que me llevaban. La fe que tenía de que iba a salir adelante y he perdido a mucha gente querida. Hay que creer en algo, quien sea religioso que tenga fe en su Dios, quien no lo sea que tenga una fe que haga que todo lo puedas llevar mejor.

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SUPERAR UN LINFOMA

«Lo que me hizo luchar fue reconocer que me había tocado una fatalidad»

Adolfo Muñoz

Exjugador y exentrenador del Badajoz

-¿Cómo es su vida ahora?

-Llevo un tiempo que el fútbol se quedó ahí aparcado porque no tenía ninguna motivación. Yo quería disfrutar de lo que antes me quitaba tiempo. Ahora puedo disfrutar de mi familia, de viajar, vamos mucho a Logroño, disfruto de mi nieta Abril... Así lo veo. Hay que moverse, estar activo, pero lo que es entrenar no estoy lo suficientemente motivado. Agradezco a los clubes que me han llamado en este tiempo, pero yo soy una persona que cuando me pongo a entrenar doy todo lo que tengo y en ese momento no era bueno para mi salud. Ahora es diferente y cualquier día me entran las ganas de entrenar porque no me gustaría terminar mi carrera así. Quiero hacer algo importante como un ascenso y poner ahí punto y final.

-Mientras tanto el tenis parece que no se le da mal.

-Vamos a jugar a muchos sitios y así nos distraemos un poco. También tengo otras cosas en el diario como unas tierras en las que invertí hace tiempo. Lo más importante para mí es el día a día, sea lo que sea que hagas.

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-Desde entonces no ha vuelto a entrenar, ¿se ha empezado ya a plantear volver a los banquillos?

-Te pica el gusanillo. El corazón te pide entrenar porque me falta lo que he vivido desde los 16 años y la cabeza te dice tranquilo que no es el momento y sigue con tu vida que vas bien. Es verdad que en algún momento me picará lo suficiente como para volver a entrenar porque no me gustaría despedirme así.

Adolfo Muñoz. CASIMIMRO MORENO

-El banquillo del Badajoz sería ahora mismo poco recomendable.

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-Los dos años que estuve tampoco fueron un camino de rosas. Al Badajoz se le había perdido el respeto como club porque estaba en una categoría que no le correspondía, pero había que salir de ahí. No teníamos ni agua ni el césped bien y los primeros partidos los tuvimos que jugar en La Granadilla. Ahí estaban Eloy Guerrero y luego Carlos Uriarte para que funcionara. Al año siguiente después del ascenso fue un duro camino para mantener el equipo. Teníamos un presupuesto muy justo, el sueldo no pasaba de 1.200 euros en una Segunda B que no es la Segunda RFEF de ahora. No fue fácil y nos mantuvimos en la última jornada. He pasado momentos que me han enriquecido como entrenador y he aprendido mucho de esas circunstancias. Cuando los equipos como el Badajoz ahora tienen una dificultad tan grande, que deportivamente no funcionan, hay que poner todos los conocimientos y esfuerzos, eso te enriquece. Pero a veces se entra en un catastrofismo... Hay que currar todos los días y ahora mismo hay que sacar al equipo adelante. En el Badajoz hay gente preparada, conozco a Iñaki Alonso y me parece muy trabajador y que tiene conocimientos, pero el fútbol depende de los resultados. Que entre todos se sume porque se puede sacar adelante al equipo.

CAMBIO DE MENTALIDAD

«Ahora pensamos que es un desastre porque vemos que podemos caer a otra categoría inferior, pero creo que hay tiempo para poder remediarlo»

Adolfo Muñoz

Exjugador y exentrenador del Badajoz

-Esa temporada el Badajoz estuvo con la soga al cuello y se salvó en la última jornada, pero no había todo ese desencanto y pesimismo que hay ahora alrededor del equipo. 

-Yo tenía un grupo extraordinario, muchos jugadores de Badajoz que sentían el club y contagiaron al resto. Mi obsesión era que cuando dabas esa charla tan dura los jugadores te creyeran. Después de perder tres partidos seguidos y en la situación en la que estábamos en la tabla, que en la charla mirando a los ojos a los jugadores tuvieran el convencimiento de lo que pensábamos todos y que era lo mejor para salvar al equipo. Ahora estamos pensando que es un desastre porque vemos que podemos caer a otra categoría inferior, pero creo que hay tiempo para poder remediarlo y las herramientas están ahí. Lo que no puedo entender es que unos inversores que han comprado el club no se sienten y ofrezcan una rueda de prensa para dar transparencia a todo lo que sucede en el Badajoz.

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-Por ejemplo, ni se han presentado de forma oficial ni nadie conoce a los máximos accionistas.

-Sería más fácil ser claros y explicar a la afición su proyecto porque todo esto influye en los jugadores. Creo que están cobrando al día, ese no es el problema. El problema es que la cercanía que debe haber para un buen funcionamiento se pierde. Conozco a la afición del Badajoz y les va a apoyar al máximo, pero si ve que no hay claridad ni transparencia, surgen las dudas y una inseguridad que repercute en todo, en lo deportivo, en los jugadores y al final no se logran los objetivos. Nos creemos que con el nombre del club se ganan los partidos y lo primero que tiene que hacer el Badajoz es salir de los puestos de descenso. No se puede estar en descenso y hablar que estamos a diez puntos del playoff. Hay que ser realistas.

«La afición del Badajoz les va a apoyar al máximo, pero si ve que no hay claridad ni transparencia, surgen las dudas y una inseguridad que repercute en los jugadores»

Adolfo Muñoz

Exjugador y exentrenador del Badajoz

-Los jugadores dicen tener ansiedad, sienten la presión... ¿tanto pesa el escudo del Badajoz?

-El fútbol llega a un momento que los propios jugadores se crean unas presiones que no se fundamenta en lo que realmente es la profesión de un futbolista. Yo percibo el fútbol desde el principio de que hay que disfrutar. Podrás perder o ganar, pero no puedes salir al campo pensando que te van a criticar si pierdes. Eso entra dentro de la profesión. La cabeza de un futbolista es lo más importante para competir y eso es lo que hay que cuidar. Hay que ser muy fuerte mentalmente y sobre todo cuando llegas a un club como el Badajoz con aspiraciones. Pero hay que tener serenidad.

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-En ese sentido, el club les protege sin permitirles hablar con la prensa y limitando la entrada a los entrenamientos y se supone que es la plantilla más profesionalizada de la categoría.

-No estoy de acuerdo con esa postura del club. Creo que para la buena marcha de un club debería haber cercanía entre todos porque eso hace que le des normalidad a tu trabajo. Si no hay nada que esconder no se puede imponer diez minutos y no hablar con los medios. Todos buscan el beneficio del club, nadie va en contra y hay que darle naturalidad. Recuerdo cuando jugaba en Logroño en Primera y Segunda que en la cafetería donde comíamos nos relacionábamos con la gente y después jugábamos a las cartas con ellos. Eso fue muy importante para que cuando llegaran los malos momentos conocieran a las personas más allá del futbolista. En diciembre nos daban por descendidos, pero había una unión y un afecto entre todos que nos salvamos.

–¿Entiende la indignación que tiene la afición?

–La indignación es porque no hay transparencia. A la afición del Badajoz con poco que le des te va a ayudar y animar. Solo hay que ver lo que ocurrió el año pasado jugándose el descenso. ¿En qué campo de Segunda RFEF meten siete u ocho mil personas? Eso es lo que tienen que mirar los inversores. ¿No merece la pena trabajar para esta gente? Decirles que este es nuestro proyecto, que somos nosotros físicamente y que nos apoyen? No es tan complicado. La afición del Badajoz ha demostrado su amor al club, independientemente de la categoría porque en regional han llenado todos los campos. Eso tiene un valor incalculable. El dueño tiene que darse cuenta de esas cosas. Es de sentido común. Al Badajoz no le van a dejar abandonado nunca. Más a favor de eso... Que se pongan las pilas y en cuanto le den normalidad a una buena relación entre todos esto va a funcionar porque tienen lo más importante que es la afición del Badajoz y como esa hay pocas.

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-Conoce bien un vestuario y el club por dentro, ¿qué cree que está pasando?

-Desde la lejanía lo que veo es que el futbolista se siente inseguro. Los resultados son los que dan confianza, pero a veces hay que entender que si no puedes ganar a través del juego tendrás que correr más que el contrario. Sé que Iñaki está intentando solucionar todo lo que ve que no da para ganar. Lo que no se puede es pensar en el final de temporada. Creo que el futbolista está preparado y capacitado para revertir eso. La mentalidad es cambiar el chip.

-¿Cómo se cambia esa espiral de tanta negatividad?

-Ganando un par de partidos seguidos. Se va a ver de otra manera. Y tienen condiciones y facultades para ganar dos partidos. Estamos hablando de ganar dos partidos no ganar un campeonato para que le jugador recobre esa confianza que para eso le ficharon y le suba la autoestima. Eso lo pensarán ellos también y se va a dar seguro.

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-Ahora mismo alrededor del club es un sobresalto tras otro.

-Recuerdo que en mi época todo eran dudas. Pero yo les decía a los jugadores que todo iba a depender de lo que nosotros hiciéramos. Si lo deportivo funcionaba ese final de mes que había cierta incertidumbre haría que saliera bien. Ahora en lo económico creo que no hay problema, solamente que por algunos motivos el equipo no ha ganado dos partidos seguidos, pero que va a llegar. Que no miren más allá de las próximas jornadas porque sería un error.

-¿Cree que hay mimbres para salvarse?

-He visto tres partidos y el día del Cacereño me pareció un equipo solvente. Lo que no entiendo es como puede haber tanta diferencia de un partido a otro o de una primera parte a otra. Tiene que haber un equilibrio. Todo lo que han hecho bien se ha venido abajo en la segunda parte. Esa plantilla está capacitada para salir de ahí.

-¿Y puede ser un aspecto más psicológico o físico?

-No puedo opinar del trabajo diario, pero todo influye. Tú puedes estar bien físicamente, pero en lo psicológico las piernas no van. Hay que poner esas soluciones para que el jugador cuando salte al campo se olvide de todo lo que arrastra.

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