Hace justo un mes, el Cacereño entró en barrena, tocó fondo. La irregularidad ha sido la nota predominante del conjunto de Julio Cobos, que empezó con dudas, pero sumando, con un triunfo y tres empates. A partir de ahí, la inconsistencia en los guarismos fue ... directamente proporcional a una endeblez en la retaguardia que provocó una hemorragia de puntos que iba hundiendo a los extremeños en las catacumbas de la tabla.
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Los triunfos frente al San Fernando y, especialmente, ante el por entonces líder, el Talavera, maquillaron una situación que quedó muy patente en el derbi, donde el Cacereño fue la sombra de lo que puso en liza el curso pasado. Un equipo insulso y sin identidad fue neutralizado por un Badajoz en crisis que encontró una víctima propiciatoria para despegar. La semana siguiente, la derrota frente a la Gimnástica Segoviana fue la puntilla para el bloque verdiblanco, herido y en descenso. Urgía una reacción para revertir una situación que empezaba a enquistarse y, sin grandes estridencias y con todas las cautelas, parece que por fin sale de la espiral tóxica en la que estaba inmerso.
Era primordial apuntalar la muralla protectora de unos cimientos muy expuestos durante algunas fases del campeonato, no en vano, antes de cerrar su puerta en los últimos cuatro compromisos, el Cacereño venía de una secuencia de 16 goles encajados en ocho partidos. «La mejoría ha llegado partiendo de tratar de ser sólidos defensivamente, acumulando cuatro jornadas con la portería a cero».
Pero en el fútbol siempre existen múltiples variables que condicionan en un sentido u otro el rendimiento de un grupo. Y en este caso, anímicamente la escuadra extremeña estaba muy tocada, especialmente por sus nefastos números como local, ya que únicamente habían podido ofrecer a su afición una victoria en todo el curso en el Príncipe Felipe antes de sacar los tres puntos el pasado domingo frente al Illescas. «El equipo está teniendo más confianza con balón, ahora nos hemos quitado el lastre en casa de tan solo haber ganado al Navalcarnero». Reconoce que, en el partido ante los manchegos, el miedo a que se repitiera el guion de toda la temporada atenazó a los suyos en la segunda parte. «Hemos sabido sufrir cuando había que hacerlo».
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Aunque atrás los cacereños están siendo más expeditivos, ahora falta trasladar esa eficiencia arriba, ya que aunque apenas han concedido a sus rivales, el bagaje de goles a favor en las últimas cuatro jornadas se reduce a los dos anotados por Karim e Iván Fernández. «En el ataque aún podemos hacer más cosas. El equilibrio es muy importante, tenemos que encontrarlo, ser un equipo fiable y que genere y haga ocasiones, y ahí está el quid de la cuestión», analizaba el preparador de Valdehornillos.
Cobos reconoce que la pausa en la competición llega en un momento inoportuno para ellos, «lástima que se pare ahora que hemos cogido la buena racha, pero nos servirá para descansar mentalmente y afianzar las cosas que estamos haciendo bien».
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El Cacereño, tras la salida de Javier Vertiz, cuenta con tres fichas libres para poder reforzarse en el mercado invernal y el técnico extremeño reconoce que una de las prioridades es buscar un jugador de ataque «polivalente, con cierta experiencia y que conozca la categoría».
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