Regresa la magia al Nuevo Vivero

Iñaki Alonso apostó por un once que hacía el dibujo más reconocible sin alterar posiciones. Así dio su primera titularidad al canterano Dani Cordero en el lateral izquierdo y a Castri de extremo derecho dejando a Samu Manchón de enganche por detrás de Carlos Cinta.

El Badajoz salió con muy buena puesta en escena. Buscó el balón, lo quiso acariciar para mover a su rival y lo intentaba por bandas metiendo centros al área. Pero su munición se perdía en el campo de batalla. Castri probó suerte desde la frontal, pero su disparo se marchó alto. El Talavera respondía con un juego rápido y directo para sorprender a los pacenses. Las subidas de Connor por la izquierda comprometían a la defensa blanquinegra. El lateral visitante sabía cómo sortear el muro y en una de sus internadas apuró hasta el fondo, levantó la cabeza y con toda la tranquilidad del mundo vio a Abeledo en la media luna para asistirle y que se sacara un golpeo magistral imposible para Miguel Narváez. Minuto 21 y los peores nubarrones se asomaban por el Nuevo Vivero.

Ya ir detrás en el marcador ante el líder invicto y menos goleado del grupo es una losa más pesada todavía para un equipo atenazado e inseguro. Casi un imposible. Pero el mazazo pareció despertar al Badajoz y sacar su amor propio. Los blanquinegros supieron reaccionar y no cayeron en la desesperanza e imprecisiones de anteriores citas. Se vino arriba y sacó su orgullo para buscar la igualada. El testarazo de Toni Jou, suspendido en el aire para rematar de manera majestuosa a las mallas un saque de esquina fue el subidón que necesitaba. El equipo pacense se creció y arrinconó al líder. Pasaba la media hora y volvió a conectar con el Nuevo Vivero. A partir de ahí surgió la magia. El Badajoz quería rematar la faena y a un adversario grogui sobre la lona verde. Le iba la vida en ello. Y once minutos después, irrumpió Castri por la derecha, explotó su punta de velocidad, fintó para dejar descolocado a su marcador, sirvió a Samu Manchón dentro del área y el almendralejense hizo el resto para delirio de un Nuevo Vivero entregado. En 43 minutos, los pacenses le habían marcado los mismos goles que llevaba el líder en las ocho jornadas disputadas. Pero este Badajoz está hecho de otra pasta. Los últimos minutos se defendió panza arriba con una firmeza y garra nunca vista en este arranque liguero.

El Badajoz salió con la misma determinación tras el descanso. Carlos Cinta la buscó desde la frontal, pero su cañonazo se marchó ligeramente desviado. El conjunto blanquinegro no cambió su guion de partido, aunque el Talavera subió su intensidad y su fuerte presión dificultaba la salida fluida de los pacenses. Y ocurrió lo inesperado. Al contrario que al final del primer tiempo, la defensa se quedó pasiva ante el tuya y mía de Pipo y Unai que meten el pase de la muerte sobre Szyma para que marcara a placer.

Otra vez tocaba empezar de nuevo. Pero ahí estaba la afición para remar con viento a favor para su equipo. Iñaki Alonso metió frescura en las bandas con Toscano y Adri Carrasco. Y acertó de pleno. Porque Adri Carrasco puso en aprietos a la zaga cerámica y desequilibró como quiso por la izquierda. Hasta que la rompió y de qué manera con un tremendo zurdazo desde el vértice del área ante el asombro de todo el Nuevo Vivero. El extremo lo había intentado minutos antes en un remate casi acrobático y muy forzado a media altura que blocó bien Ribas.

El estadio se caía de júbilo. Recordaba a ese Badajoz épico de las remontadas y que hacía que uno se fuera orgulloso a casa y con una sonrisa que no se la borraban de la cara hasta el siguiente fin de semana.

El técnico blanquinegro volvió a mover su banquillo dando entrada a Fidel, Aketxe y Chacartegui. El Badajoz trataba de asegurar su preciado tesoro. Un triunfo de esos que cambian el rumbo de un equipo y que debe marcar un punto de inflexión para mirar hacia arriba. Supo leer el final de partido y dejar pasar los minutos. Con cabeza y el corazón en la mano. A mil. En todo. Su defensa fue encomiable. Se vació y se entregó hasta el último aliento para defender tres puntos que son puro oxigeno para empezar a salir a flote.