El Badajoz vuelve a entusiasmar a los incondicionales del Nuevo Vivero

La hinchada pacense está curada de espanto y sabe apreciar cuando los suyos se dejan la piel. Por eso no dudan en arropar a su equipo. Se pudo comprobar el pasado sábado cuando peor se pusieron las cosas. Pero ahí estaba la grada para dejarse sus gargantas y animar incondicionalmente. El Azuaga se puso por delante en el primer tiempo y se hizo un silencio frío que fue roto enseguida por las palmas, cánticos y bombos. Y así, cogido en volandas por sus seguidores, el Badajoz se levantó y encontró el camino de la remontada para sumar una nueva victoria. Pleno. Dos de dos. Y colíderes junto a Villafranca, Llerenense y Diocesano. «Han estado espectaculares. Nos hemos puesto perdiendo y la afición ha seguido animando, nos ha empujado. Estaban más eufóricos que el día del Olivenza. La situación que algunos vivieron el año pasado no le gusta a nadie y este año parece que se ha dado la vuelta y lo agradece mucho», reconocía Luis Oliver Sierra al finalizar el partido.

La prueba más evidente de que esta masa social es única se refleja en los más de 4.400 abonados que el club ha conseguido fidelizar después de dos descensos consecutivos que condenaron al equipo blanquinegro al pozo de la Tercera RFEF. Una idea tenía clara el club y es que de ese hoyo se tenía que salir unidos. Así trató de trasladarlo en su campaña de abonos bajo el lema 'Badajoz a todos nos une'. Y surtió efecto. De momento, en los dos partidos en el Nuevo Vivero la afluencia ha superado los 3.200 espectadores, siendo 3.250 en el estreno liguero ante el Olivenza y 3.986 esta última jornada contra el Azuaga, según datos oficiales facilitados por la entidad pacense.

Algo ha cambiado también en la filosofía del proyecto. Desde la propiedad se apostó en un primer momento por gente de la casa y extremeñizar a la plantilla. Reclutó a canteranos que salieron en busca de oportunidades que no tenían y se fichó a jugadores de la tierra. Con ese guiño a las raíces, el Nuevo Vivero se siente muy identificado con su equipo. Y la plantilla con el club. En ese sentido, el preparador aragonés resaltó el compromiso del vestuario con el escudo del Badajoz, razón de peso para que la afición pueda estar tranquila en cada partido y pase lo que pase sienta que no tiene nada que reprochar al equipo. «Estos chicos juegan por algo más que por un sueldo o por un equipo, juegan por una ciudad entera, por su familia. Habrá días que disfruten, otros que sufran, pero siempre se irán orgullosos a casa», apuntaba Oliver Sierra.