La afición del Badajoz se mantiene en su búsqueda activa de motivos para ilusionarse, hilos de esperanza a los que anudar sus expectativas en el prólogo de otro capítulo aún sin mácula a punto de inaugurar su trama. Los seguidores blanquinegros se hallan parapetados tras ... un escudo de reticencia y prudencia para proteger un corazón de latido irregular y abrupto aún azotado por el último descenso.
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Con los despachos del Nuevo Vivero inundados por un mar de pleitos que no cristalizan y que enmarañan la actualidad de la entidad y tras la enésima decepción con sello judicial en el famoso caso de la plaza del Ursaria (que aún colea y se vaticina que no tendrá una resolución firme próxima) queda el césped como única posible fábrica de sueños.
La irrupción de la vía administrativa que abría un camino paralelo hacia la Segunda RFEF interfirió en el proceso de duelo y asunción de la pérdida de categoría entre los seguidores extremeños, un proceso que se ha interrumpido para luego retomarlo salpicado por otra dosis de frustración. Aunque si de algo está vacunado el seguidor pacense es de la decepción.
En ese tránsito han emergido varias figuras que han contribuido a devolver cierta química con su equipo que se hallaba anestesiada. La apuesta por 'extremeñizar' la plantilla y el regreso de canteranos, algunos de ellos con extensas carreras a sus espaldas, ha contribuido a generar cierto clima de entusiasmo con el que afrontar la estancia en el purgatorio de la Tercera RFEF. Álex Herrera, del Badajoz hasta la médula y uno de los artífices de dos ascensos, suponía una primera piedra inmejorable para el plantel, a nivel anímico y deportivo, que despertaba del letargo veraniego y mitigaba los efectos de la resaca de otra temporada para olvidar.
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A él le siguieron varios futbolistas criados bajo la tutela de La Academia con suficientes credenciales, más allá de su ADN, para sentar las bases de un proyecto con una única consigna, regresar a Segunda RFEF de manera inmediata. Hay expectación por ver el rendimiento de la legión de 'hijos pródigos', del rendimiento de un inédito Adán Gurdiel, que se perdió todo el curso por una rotura del ligamento cruzado en su rodilla, la madurez de Dani Cordero y Agustín Izquierdo como miembros de pleno derecho de la primera plantilla, la reconciliación de Álex Alegría con el gol, un incisivo Jorge Barba...
Aunque muchas miradas se habían centrado en José Manuel Bermúdez, el deseado desde que el mercado veraniego entraba en ebullición. Era un objetivo prioritario, pero su fichaje pasó por varias fases, de estar cerca, a alejarse, a convertirse en un refuerzo de campanillas.
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Los cantos de sirena desde el Nuevo Vivero eran demasiado atractivos para un jugador que anhelaba la oportunidad de reencontrarse con sus orígenes. El talentoso y eléctrico atacante está siendo una de las sensaciones del Badajoz en el periodo estival. Su chispa, desparpajo, velocidad, dinamismo, atrevimiento, verticalidad, capacidad de desborde y de asociarse son una bendición para la grada y para un equipo que apuesta por transiciones rápidas.
Sus diabluras ya se han ganado el favor del público y con la magia que atesora en su chistera la diversión está garantizada. Ha dejado varias pinceladas y ha sido de los más activos en todos los encuentros en los que ha participado. Además, también ha dejado su impronta en forma de goles. Anotó en la visita al Cabeza del Buey, generando además la jugada del segundo penalti, cuya ejecución concedió a Jairo. También mojó frente al Calamonte, con un tanto de muchos quilates, y se destapa como una de las revelaciones de la pretemporada. «Vamos a demostrar muchas cosas», comentaba al término del encuentro ante su exequipo, «aquí me han querido mucho y siempre es bonito volver».
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En ese duelo también se exhibió Ander Montori, actual pichichi de los extremeños. En el choque del pasado miércoles firmó un doblete, con un gol de penalti y otro de 'killer' para erigirse en la pareja de baile ideal de Álex Alegría, que parece también entonado y empieza a recuperar sensaciones de cara a la portería. «Es bueno que entren pronto, porque los delanteros necesitamos rachas, ha venido el balón botando y en la caída le he pegado bien», narraba el ariete blanquinegro, que resaltaba la dificultad del escenario: «no estamos acostumbrados a entrenar en esta superficie y aquí es donde nos vamos a jugar puntos que nos van a valer para la competición». El navarro también marcó ante el Villafranca (2-2) en otra maniobra de nueve puro.
Últimos compases de la pretemporada para el Badajoz, que contará este domingo con un penúltimo test de preparación de nivel ante el primero de sus rivales este verano. Los blanquinegros devuelven la visita que el Don Benito rindió en el Nuevo Vivero el pasado 4 de agosto con empate a cero.
El duelo está enmarcado en el Trofeo Ciudad de Don Benito que enfrentará al equipo que dirige Luis Oliver Sierra a los calabazones en el Vicente Sanz a partir de las 20.00 horas. Las entradas se podrán adquirir en las taquillas del estadio por un precio de 10 euros en tribuna lateral y de 15 en tribuna central.
A la escuadra pacense le restará todavía un compromiso más de este calendario estival antes de que empiece el fuego real el 8 de septiembre ante el Olivenza, el que le medirá el próximo sábado, 31 de agosto, al Puebla de la Calzada, rival de la próxima campaña en Tercera RFEF.
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