Primero parecía flor de un día, luego de una semana, de un mes, de la primera vuelta... Pero en el ecuador de la competición, ese brote, lejos de marchitarse, germina con vigor y nadie es capaz de segar unas raíces que han agarrado en la ... zona noble de la tabla en Tercera RFEF. Los excépticos asocian al rendimiento del Jaraíz una efervescencia pasajera que se disipará y el suflé bajará. «Todo el mundo dice que es cosa de la casualidad», relata la presidenta, Ana Isabel Paniagua, que lleva doce años en el cargo.
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Es la reacción habitual ante la irrupción de un advenedizo inesperado y que destrona a los favoritos. Ante esa incredulidad, los veratos multiplican sus argumentos a base de triunfos y de una consistencia que ha sacado los colores a los gallitos de la categoría, «yo creo que ya es momento de decir que tenemos buen equipo», apostilla la dirigente, algo saturada de que no se reconozca el mérito del equipo y se asocie a cuestiones azarosas, «es habitual escuchar 'bah, esto es suerte', pues vale, ya está. Nosotros estamos disfrutando del momento».
En la jornada nueve, a principios de noviembre, se mojó los labios con la miel del liderato, que entonces compartió con el Llerenense, y en la siguiente logró asir el cetro de mando en solitario. Desde entonces, nadie lo ha descabalgado y permanece en la cúspide sin intención de ceder su posición de privilegio. Sin la exigencia que soportan sobre la chepa rivales como Badajoz y Extremadura, saborea su momento dulce con los pies en el suelo y sin perder de vista su anclaje. «Jugamos sin ninguna presión, nuestro objetivo es alcanzar los 40 puntos y a partir de ahí todo lo que venga será bueno y bien recibido pero nuestra idea es esa, la permanencia en Tercera, ese será nuestro éxito».
En ese cálculo inicial, con 20 jornadas aún en litigio, solo restan ocho puntos por sumar y, a partir de ahí, hay mucho margen para expandir el horizonte de las aspiraciones. Aunque desde el prisma de la humildad y la prudencia, Ana Isabel Paniagua prefiere no anticiparse, «sabemos quiénes somos y dónde estamos. Con 31 ahora estamos tranquilos, pero nunca se sabe porque los segundos tramos de las competiciones suelen cambiar». Con todas esas premisas y con las reservas lógicas, pero el colchón actual respecto a los equipos que están fuera de puestos de playoff es de siete puntos. Pensar en un ascenso a más de cinco meses vista es precipitado, pero ¿y si ocurre? «No lo sé», acierta a verbalizar tras un silencio y una risa nerviosa fruto de cierto vértigo por unas miras de un calibre tan alto. «Es mucho aventurarse, no te puedo decir», casi balbucea la presidenta del Jaraíz, aportando una prueba empírica de que era una posibilidad tan remota que ni siquiera ha emergido con suficiente peso en sus pensamientos. «Nunca creímos en llegar hasta ahí y permanecer tantas semanas», explica sobre si en verano, cuando se esbozaban los bocetos del proyecto de este curso, en algún instante, aunque fuera de soslayo, alguien deslizó esa meta en la hoja de ruta de la escuadra verata.
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La otra incógnita es saber si la estructura de la entidad sostendría todo lo que entraña dar el salto a la cuarta categoría nacional. «En estos momentos, tal y como están las cosas, no, pero tampoco sabíamos cómo iba a ir lo de Tercera y aquí estamos».
La candidatura del Jaraíz a equipo revelación y a aspirante a pelear con lo más granado del grupo extremeño saltó a la palestra después de los triunfos de enjundia ante el Extremadura en casa y contra el Badajoz en el Nuevo Vivero, convirtiéndose en el único rival que ha hecho hincar la rodilla al coloso blanquinegro. Sin embargo, Paniagua sostiene que la palanca que catapultó sus prestaciones fue, precisamente, un cruel desenlace. «Lo mejor vino de la derrota contra el Arroyo, íbamos ganando y fue uno de los partidos más completos que hemos hecho, pero perdimos, aquello fue un punto de inflexión». Ese choque finalizó con 4-3 después de ir por delante 0-2 y 1-3. La adversidad fortaleció al grupo y a partir de ese momento han registrado un balance de ocho victorias y una sola derrota, ante el Azuaga.
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El nivel que están exhibiendo sorprendido de manera generalizada, pero a medias, porque ya en su año de debut en Tercera la campaña pasada cuajaron una gran actuación, abrochando la salvación con mucha holgura y transitando la zona media. A ese bloque, que también fue responsable del ascenso, se le han añadido cinco retoques, y el gran mérito ha sido acertar en esos fichajes y evitar la fuga de talentos. «Aquí están muy contentos, llega la hora y lo que les has prometido se lo das, algunos jugadores te cuentan que vienen de otros equipos y eso no ocurre». Aunque con los mimbres tan reducidos, matiza que «no es fácil», sobre todo ante transatlánticos contra los que compiten.
Además de los patrocinadores y los colabores, otro de los pilares fundamentales es la afición. Y no es un tópico, enganchar a medio millar de seguidores cada domingo es la prueba inequívoca de que la pasión por el balompié ha generado una sinergia muy prolífica. «Jaraíz es muy futbolero, siempre responde, sobre todo desde que subimos a Primera Extremeña. Desde entonces hemos metido casi todos los fines de semana a más de 500 personas y eso se nota». Eso redunda también en el apartado económico, porque las empresas se animan a apostar por un valor seguro en la comarca.
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