El triste último baile de Antúnez

El pasado domingo no fue un domingo cualquiera para Juan Carlos Antúnez. En su mente anidaba la idea de tener una decorosa despedida de El Vivero con el Civitas Santa Teresa, pero el partido se convirtió en un infierno en apenas un cuarto de hora con el 0-3 campeando en el electrónico. Aunque el panorama cambió tras la pausa, poca batalla que presentar ante el subcampeón de Primera Iberdrola, un Real Madrid que escenifica que en esta categoría las diferencias entre ricos y humildes son cada vez más evidentes. Amarga despedida como local –queda el choque de Huelva para cerrar el telón– del técnico pacense, que ya reconoce abiertamente que no seguirá la próxima temporada y avisa de que, más que un fin de ciclo, lo que se avecina es una revolución completa. «Diferencias insostenibles», es una «situación deteriorada», advierte Antúnez respecto a los actuales mandatarios, con lo que no tiene contacto desde hace tres meses.

Unas diferencias que se intensificaron desde enero. Antúnez ya barruntaba que no era del gusto de quienes hoy tienen el poder, que le ofrecen un contrato de seis meses prorrogables –muy condicionado a objetivos– como director deportivo debiendo abandonar el banquillo, algo que él no ve con buenos ojos y menos en mitad del curso. Desde entonces, apenas ha cruzado palabra con el presidente Manuel Guerra.

A Juan Carlos Antúnez no le han sentado bien varias decisiones de la directiva. Por ejemplo, que sin valorar su opinión, se le diera una semana de vacaciones a sus pupilas justo después del descenso, algo que ni siquiera contemplaban las propias futbolistas. De hecho, la historia se ha repetido estos días con otro permiso a dos de sus pupilas del que ha sido informado vía delegado. «El club no ha hecho nada oficial, pero ya sé que yo no continuaré. Tenía un año más en caso de salvar la categoría y no me han comunicado nada. Ni yo ni la mayoría de las jugadoras. No solo varios pesos pesados. Entre un 80 y un 90 por ciento no quieren seguir, por lo que me dicen, y están muy descontentas con los dirigentes y con cosas que están viendo, aunque la única que se ha pronunciado es Estefa», se lamenta.

Antúnez se ausentará un tiempo de los banquillos, según comenta. En marzo tuvo una oferta muy apetecible en lo económico de uno de los dos clubes punteros de Suiza. En abril tiene otra de Primera Iberdrola y varias de Reto. Incluso una de la Tercera masculina extremeña, pero por cuestiones familiares y domésticas prefiere no moverse de Badajoz y dedicarse a otros asuntos que tenía un poco abandonados y negocios vinculados al deporte.

No ha sido su temporada más fácil en estos once años, cinco de ellos en la élite. Los cuatro descensos no ayudaban ni presagiaban un buen desenlace, ya que se precisan más puntos para salvarse. Es consciente de que no se ha cumplido el objetivo y entona su culpa en lo que lo que se podría catalogar como una pérdida de identidad del equipo, es decir, que el Santa Teresa ha caído este año en esa competitividad que demostró en el pasado. «Que no digan que no hago autocrítica porque soy el primero en hacerlo y sé que esto es fútbol y me parece perfecto que haya un cambio de entrenador, pero hay cosas que me dan mucha pena. He sido una de las tres personas que fundó esta sección, llevo más de 400 partidos... y no han tenido ni el detalle de una despedida o un reconocimiento, al menos decir algo por megafonía. O con jugadoras con más de 300 partidos que saben que se van», se queja un Antúnez que prefiere referirse a un hasta luego, no a un adiós definitivo. «Con esta directiva es imposible, pero en el futuro no descarto una vuelta. En más de 20 años de carrera solo estuve en tres clubes y el Santa es el club de mi vida. ¡Pero si mi casa está llena de sus escudos! Sé que este año los resultados no han sido buenos, pero hay pocos entrenadores que puedan decir que han ganado al Barcelona y al Atlético y de haber llevado a un equipo muy chico a cinco años en Primera».

Protesta ante la «opacidad informativa» del club y se preguntá qué ha ocurrido con varias dimisiones no explicadas de directivos o la salida «por la puerta de atrás» del expresidente Pablo Ritoré, a quien se le dijo que se contaría con él en la nueva etapa. «Hace meses que no hablo con el presidente cuando con Ritoré hablaba casi a diario». A la última rueda de prensa tras el choque del Madrid no acudió en señal de protesta contra la entidad por haberle cortado su comparecencia de la previa, concretamente algunas preguntas de los periodistas, como la relativa a la mencionada semana vacacional.

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