Juan Carlos Unzué
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Juan Carlos Unzué
Raúl Melero
San Sebastián
Sábado, 5 de abril 2025, 07:49
Infunde respeto y admiración alguien como Juan Carlos Unzué (Orkoien, Navarra, 1967). Un hombre que vive por y para los que padecen, como él, la ... ELA (Esclerosis lateral amiotrófica) y que confiesa con una entereza granítica «que le queda poco». Un gran portero y excelente entrenador, que da lecciones de vida allá por donde pasa. La dio en el Hotel María Cristina, donde hace unos días recibió el premio Cinco Estrellas a la Superación llevándose una atronadora y merecida ovación por los allí presentes. Unzué habla con la calma de alguien que sabe, y lo dice sin ningún complejo, que el tiempo se le agota más rápido que a los demás. Ha hecho muchas y grandes paradas a lo largo de su carrera, pero la mejor está por llegar. «Hablaremos también de fútbol, ¿no?», pregunta antes de que empiece a correr la grabadora. «Claro, estamos en las páginas de deportes». Una charla de fútbol, vida y esperanza con un marcado mensaje de superación en una entrevista con Diario Vasco.
– Enhorabuena por el premio Cinco Estrellas a la Superación otorgado por este periódico.
– Muchas gracias. Es un honor recogerlo, me hace mucha ilusión, de verdad.
– ¿Sigue viendo fútbol?
– Sí, sí. Veo mucho fútbol. Me entretiene y lo disfruto mucho, y además lo veo todavía desde un prisma de entrenador.
– ¡No me diga! ¿Analizando si la presión es buena, si hay que estar en bloque bajo y cosas de ésas?
– Así es –sonríe–. Más o menos algo así y me ayuda a disfrutarlo mucho.
– Es tremendo cómo va cambiando el fútbol, ¿no cree?
– Por supuesto, como todo. Como la propia vida. Cambia a una velocidad tremenda, casi sin darnos cuenta. Nos tenemos que ir adaptando a todo, pero es lo que tenemos las personas, que nos tenemos que ir adaptando a las diversas situaciones y nuevas que se plantean.
– ¿Y qué es lo que más le llama la atención del nuevo fútbol?
– Yo que era portero, lo que veo es que hay cada vez más potencia y más técnica. Yo no era un portero grande, pero me gustaba salir a los balones aéreos y veo los centros de antes y los actuales, y la diferencia es abismal. Más fuertes, más tocados, con más precisión... Creo que no cogería ninguno –risas–.
– Es que vaya tamaño tienen los porteros de ahora...
– Parecen jugadores de basket, ¿eh? Courtois, Donnarumma, Ter Stegen... Todos rozando los dos metros casi. Antes eran expeciones; Andoni Cedrún ó Andoni Zubizarreta que medían 1,88 y ahora un portero de 1,95 es más rápido que nosotros.
– ¿Ser portero se ha convertido en profesión de riesgo por los múltiples cambios de normativa que tienen que soportar?
– Sí, así es, y ya ves la capacidad de adaptación que tienen los porteros. Todas estas reglas que se han aplicado en el juego de los porteros han sido en beneficio del espectáculo del fútbol y del juego.
– Hablamos de fútbol y de la vida. ¿Ha hecho ya su mejor parada o está por llegar?
– Yo creo que las paradas están hechas. Otra cosas es que como sabéis uno de mis objetivos de vida es visibilizar la ELA y contar la cruda realidad de mis compañeros y compañeras de enfermedad y que todavia las ayudas para ellos no han llegado. Mi última parada sería poder ver que esas ayudas que conlleva la ley lleguen a las casas de todos los afectados.
– Pocas veces le he visto tan enfadado como en su visita al Congreso. Ese día usted se cogió unbuen cabreo...
– Me lo pusieron fácil para enfadarme y que nos sintiéramos decepcionados. Pero de ahí, al hacerse viral la noticia, pasó de decepción a ánimo porque felizmente los políticos decidieron aprobar esa ley.
– En ese momento los políticos estuvieron en puestos de descenso y, por lo que parece, ahora están en posiciones de permanencia. ¿Es así?
– Los políticos tienen que jugar el partido y hacerlo lo más rápido posible porque estamos hablando de vidas, de compañeros enfermos que luchan a diario contra esta enfermedad y que se van sin tener las ayudas necesarias. Ésa es la clave.
– ¿Cómo es su relación con compañeros y personas que sufren su misma enfermedad?
– Tenemos nuestros grupos de whatsapp donde estamos muchos afectados de la ELA y yo, a veces, recibo piropos pero con lo que me quedo es con que aprendo mucho de los compañeros, porque hay gente con más experiencia que yo por situaciones que han pasado y que te pasan a ti en la actualidad.
– ¿Se ha preguntado alguna vez 'por qué esto me ha tocado a mí'?
– Nunca. Cero. Créelo, de verdad. Yo suelo decir que tampoco nunca me había preguntado por qué he podido vivir con pasión, ser jugador profesional durante 17 años, ser segundo entrenador, ser entrenador o entrenador de porteros. Y si no me lo había preguntado antes tampoco lo hago ahora. Es la vida.
– Ha sido muy comentada su declaración de no hacerse una traqueotomía que le podría ayudar a tener un mejor ritmo respiratorio.
– Así es. En mis últimas voluntades había puesto hace tres años que me haría la traqueotomía si la necesitaba. Estoy seguro que si lo hubiese necesitado el primer o segundo año, la tendría hecha. Pero después de vivir casi seis años con esta enfermedad, de haber podido comprobar cuál es la calidad de vida de muchos de mis compañeros y compañeras que la tienen, he llegado a la conclusión de que para mí no es suficiente calidad de vida. Prefiero marcharme un poco antes con la sensación que tengo hoy de que he tenido una vida plena.
– Es absolutamente duro lo que dice.
– Puede ser que sí. Como te he dicho antes, así es la vida.
– Está acostumbrado a dar charlas donde da visibilidad a su enfermedad. ¿Nota alguna diferencia cuando se dirige a cierto grupo de personas o está más cómodo, por ejemplo, cuando dialoga con equipos deportivos por su pasado?
– Me siento igual de tranquilo y sosegado para explicar lo que siento y lo que pienso. Sí es verdad que me siento muy cómodo cuando tengo enfrente a gente joven. Es gente que tiene todo por hacer en esta vida y trato de transmitirles todo lo que siento y en todo lo que creo. Positividad ante todo, siempre trato de enviarles un mensaje positivo.
– Nunca le he escuchado ni le he leído una excusa.
– Esto también era habitual en mí antes del diagnóstico. Siempre digo que no he cambiado. A pesar de haber contraído la ELA, sigo siendo la misma persona.
– Hablamos de ayudas para miles de afectados que van a ser una realidad, ¿pero cuándo?
– Sabiendo que el tema burocrático es muy lento en nuestro país y sabiendo que ya para que se haga efectiva la ley iban a tardar entre 12 y 18 meses, lo que hemos pedido desde la plataforma 'ConELA' es un plan de choque que consiste en adelantar 63 millones del presupueso general para poder atender y cuidar a las personas que necesitan ventilación asistida un mínimo de 16 horas. Y también para esas personas que están en el punto crítico de la enfernerdad y que necesitan hacerse la traqueotomía. Hay muchos que queriendo vivir se sienten obligados a morir por la falta de recursos económicos que hay sin la ley ELA.
– ¿Tiene contacto con fundaciones del extranjero o ha mantenido conversaciones con especialistas o médicos de otros países?
– Yo particularmente no me he puesto en contacto con nadie. Pero sé que varias fundaciones y algunos doctores están en contacto con todo lo que ocurre a nivel mundial, sobre todo con todo lo relacionado con la investigación. Sí he de decir que los médicos especialistas y las diversas fundaciones que trabajan para dar visibilidad a la ELA hacen un trabajo fantástico.
– ¿Cómo es su relación con los expertos en la matería, doctores o investigadores?
– Muy buena y fluida. La investigación es la solución, no hay otra, la verdad. Nos guste o no a los afectados actuales. Yo no voy a tener la esperanza de que me lleguen todos los avances en la cura de la enfermedad, pero sí me quiero ir con la sensación de que he hecho todo lo posible para que esa cura o ese tratamiento llegue lo antes posible a cuantos más afectados y afectadas.
– Le cambio el tercio, cojamos el balón. Ha estado en muchos equipos. ¿Le hace especial ilusión verlos por la tele o acudir al campo cuando le es posible?
– Sí, sí. Veo a todos: Osasuna, Barcelona, Sevilla, Oviedo, Tenerife, Celta, Numancia, aunque no esté ahora en divisiones de fútbol profesional, o Girona. Allá donde he estado tanto como jugador como entrenador. Evidentemente cuando juegan ellos tengo un sentimiento especial y es algo que me hace disfrutar todavía más del fútbol.
– Así que cuando coinciden dos lo mejor es que empaten, ¿no?
– Qué va. Voy con el que gana –ríe–. Ya he sufrido mucho en el mundo del fútbol...
– ¿Es ahora cuando recibe más llamadas, más mensajes de excompañeros de equipos o de la selección?
– Mucha gente. Y por suerte desde el primer día me he sentido muy arropado y eso es algo fantástico. Y si me permites, mando un mensaje a las personas que vean o lean esta entrevista: lo peor que podemos hacer con una persona enferma es hacerle sentir que está sola. Eso es muy duro. Con que la gente capte ese mensaje, me doy por satisfecho.
– Le leí en una entrevista que un enfermo de ELA no tiene tiempo que perder.
– Y creo que es exactamente así, aunque parezca una reflexión muy dura. Pero es que esta enfermedad es así. El tiempo se va acabando pero te ayuda a pensar en lo que tengo hoy, en el tiempo que tengo para aprovechar, en el presente.
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