Urgente Herida una mujer por asta de toro en Montehermoso
Foto de familia del Valdebótoa, con los directivos en primer término. PAKOPÍ

El Valdebótoa renace 20 años después en la penumbra

La ilusión de un pueblo. Tras dos décadas desde su desaparición, un grupo de valientes directivos devuelven el fútbol a la pedanía, aunque tengan que entrenar a oscuras

Viernes, 29 de octubre 2021, 07:39

Si la tierra es para quien la trabaja, entonces el renacido Valdebótoa CF está en las mejores manos. Un nutrido grupo de valientes directivos, todos autóctonos, idearon hace meses apartar la vista de la pandemia y sus daños colaterales para resucitar a un club que llevaba desaparecido dos décadas. Antes de que comenzara la Segunda Extremeña, se pusieron manos a la obra, nunca mejor dicho, pues suyas fueron las labores de adecuación –incluido el coste– de un campo municipal abandonado a su suerte y a la de los animales que allí pastaban. Todo con el propósito de que la pedanía pacense, que se ha volcado con ellos, disfrute del deporte rey. Pero no está siendo un camino de rosas y están topándose con más dificultades de las previstas, con un terreno de juego que es una china en el zapato, con exceso de minúsculas piedras y carente de arena; una iluminación que les obliga a entrenar en la penumbra y que exaspera al paciente técnico, falta de presión del agua para regar...

Publicidad

El antiguo Valdebótoa murió de éxito hace veinte años. Según comentan quienes lo vivieron, deportivamente el club transitaba en la gloria con un merecido ascenso, pero internamente la junta directiva estaba quemada, el presupuesto del éxito siempre es mayor que el del fracaso y si nadie toma el testigo la consecuencia es la desaparición. Ahora la ilusión se ha renovado, tanto que han logrado incorporar más de 380 socios, que no está nada mal para una población de poco más de 1.200 habitantes. «La gente tenía ganas de fútbol y se ha volcado con nosotros. Uno de cada cuatro se ha hecho socio, que son 20 euros los adultos y es una ayuda. Imagina el Badajoz lo que sería», valora José Manuel Luengo, el tesorero.

Una directiva de 'curritos'

La implicación del pueblo es total, son muchas las empresas y personas que han colaborado o puesto a disposición del nuevo club todo tipo de necesidades. Desde algún lavabo a las duchas, material de obra, etc. Los directivos, algunos de ellos albañil, fontanero, carpintero, etc., se han puesto el mono de trabajo y ahora al menos ya hay un mínimo vestuario, una pequeña barra de bar y servicios. Han adecentado un terreno de juego en el que no se podía jugar a nada y con la ayuda del Gévora, que le cedió la máquina, pudieron pintar el campo y sus dimensiones.

El directivo y exjugador del Valdebótoa Mariano Casado enseña uno de los lavabos cedidos. PAKOPÍ

Queda mucho por hacer, esto es solo el comienzo, dicen, pero lamentan que no tengan más ayuda pública. Concretamente del Ayuntamiento de Badajoz, ya que ese campo es de propiedad municipal y la pedanía poco puede decidir. El concejal de Deportes, Juancho Pérez, conoció de primera mano con una visita tales carencias, pero sus promesas son más a largo plazo pues los presupuestos ya están cerrados. Eso lo entienden, apuntan desde la directiva, pero no que hayan solicitado a la Fundación Municipal de Deportes material no utilizado almacenado en Ifeba y se lo hayan denegado.

«El entrenador –Antonio Penis– nos echa la bronca que no veas, y con razón, pero le decimos que no podemos hacer más», explica el presidente, Juan José González. Se refiere el máximo dirigente al deficitario riego del campo –no hay presión en el agua y tuvieron que llevar una bomba que la van alternando por zonas– y sobre todo a la ínfima iluminación, con cuatro torretas que se quedan lejos de encender la medular y a las que se les ha añadido otros cuatro focos para reducir el daño. HOY estuvo allí este miércoles poco antes del entrenamiento de las 21.00 horas y pudo comprobarlo.

Publicidad

Los partidos se han fijado para las 12.00 del mediodía de los domingos pero las sesiones diarias deben acometerse de noche, la tónica habitual del fútbol más modesto. Los chavales tienen que trabajar o estudiar y, como señalan, «lo primero es lo primero». Todos son del pueblo, salvo dos, el portero guineano y un jugador de Gévora. Y todos se han tenido que pagar los 125 euros que cuesta tramitar la ficha federativa, recalcan entre el presidente y el tesorero.

El técnico muestra la tierra y piedras del terreno de juego. Al fondo, la escasa iluminación.

De padres a hijos

Un Valdebótoa que además de un club es una familia. Son innumerables los casos de familiares que estuvieron en el defenestrado club que tienen continuidad en el resucitado equipo amarillo. Pasado y presente se entrelazan entre el plantel, directivos y aficionados. Uno de ellos ilustró la campaña de abonos con su cartel anunciador, donde aparecen el directivo Mariano Casado, uno de los artífices del lavado de cara que ha experimentado el campo y que jugó en el Valdebótoa de hace 20 años. «Esto no tiene nada que ver con lo que nos encontramos», argumenta mientras señala con la mano las obras. Y su hijo, Mario Casado, futbolista de la actual plantilla. «Dejé el fútbol hace dos años pero son mis amigos y quería volver. Es guay que mi padre jugara aquí hace tanto tiempo y ahora lo haga yo», subraya el futbolista. Una comunión entre épocas que se hizo patente en el amistoso de Villar del Rey este verano donde el equipo de 2021 jugó con la última elástica que vistió el vetusto Valdebótoa.

Publicidad

Y mientras aguardan más y mejores medios o se ponen las bases para una cantera que permita la continuidad, el equipo ha comenzado con muy buen pie la Segunda Extremeña. Con todo un referente del atletismo pacense como Tina María Ramos de preparadora física, los de Penis han ganado sus dos últimos encuentros –meritorio el reciente 1-3 en La Roca– y se han aupado a la sexta posición del grupo V. En penumbra, pero subiendo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Primer mes sólo 1€

Publicidad