Era su cuenta pendiente tras el amargo cuarto puesto que cosechó en Tokyo hace tres años. Venía con credenciales suficientes y no defraudó. Es cierto que el oro era una aspiración realista, pero el bronce en los 20 kilómetros marcha sabe a una gloria que se le resistía a Álvaro Martín en los Juegos Olímpicos.
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El llerenense fue tercero en una prueba muy táctica durante el 90% de la carrera y que solo se rompió en los tres últimos kilómetros. Ahí permaneció en todo momento el extremeño, esperando su oportunidad y tratando de beneficiarse de su gran final, pero el ecuatoriano Pintado metió la directa hacia el título con un tiempo de 1:18:55.00 y en su pugna mano a mano con Bonfim cayó del lado del brasileño, que cruzó la meta a 14 segundos del sudamericano, sacando dos segundos al extremeño, que paró el crono en 1:19:11.00.
La prueba empezó con más de 30 minutos de demora. La organización decidió retrasar la hora de inicio de las 7.20 prevista a alrededor de las 8.00 debido a una fuerte tormenta eléctrica que sacudía la capital francesa.
Álvaro Martín partía como segundo del ranking con una mejor marca de la temporada de 1:17:42 y con la vitola de favorito tras calzarse la doble corona en el Campeonato del Mundo. Se batía el cobre con otros gallitos de la disciplina, como el italiano Massimo Stano, que llegaba como vigente oro olímpico de Tokio, o el japonés Koki Ikeda, que acudía como líder mundial con la tercera mejor marca de la historia (1:16:51), así como Perseus Karlström tras el triunfo en el Campeonato Mundial de Marcha por Equipos en Antalya.
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Eran los nombres propios que figuraban en todas las quinielas como los aspirantes a repartirse las medallas. Una presea intensamente ansiada por el atleta llerenense. Sin embargo, el primero en escaparse y romper el ritmo en los compases iniciales fue el brasileño Caio Bonfim, que puso tierra de por medio con el resto de competidores y pasó el primer kilómetro con un tiempo por debajo de los cuatro minutos. Nadie respondió al órdago y el grupo se mantuvo compactado. Los jueces pusieron el foco en Bonfim, que recibió dos avisos en apenas 7 minutos y decidió reintegrarse y cambiar la táctica.
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Excepto un par de descolgados, el grueso de los participantes se mantenían muy compactados, lo cual generaba algún tropiezo peligroso sin consecuencias. Bajaba la velocidad, con tiempos por encima de los 4 minutos, sin que nadie se atreviera a fugarse. El puente de Jena, el Sena, la Torre Eiffel... el escenario era incomparable, con un recorrido trufado de banderas españolas y algunas extremeñas apoyando a Álvaro Martín.
Pasado el primer cuarto de la prueba, los italianos empezaban a tomar posiciones amenazando con un ataque y Álvaro Martín y Paul McGrath se ubicaban a su estela para poder neutralizar a cualquier conato de la inauguración de las hostilidades serias. Fue un espejismo y la apuesta general seguía siendo conservadora y clavando los tiempos. A los 7 kilómetros, fue Karlström el que aceleró su cadencia de manera tímida para enseñar sus credenciales.
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Alternancia sin mucha vehemencia en la cabeza fue la nota predominante en la primera mitad de la carrera. Y empezaba a hacer acto de presencia el sol. Bonfim, tras varios minutos de su incursión inaugural, volvía a la carga cuando parecía rezagado y gobernaba junto a Stano. Álvaro Martín impertérrito, inmutable en su estrategia, vigilante en todo momento y sin perder de vista los movimientos de sus rivales.
Una veintena de atletas seguían sin despegarse transcurridos los diez primeros kilómetros, con todo por decidir. Los tiempos bajaban de los cuatro minutos y el ritmo crecía sin que nadie se atreviera a dar un puñetazo en la mesa. Stano volvía a amagar, con McGrath y Álvaro Martín atentos. Sorprendía que Karlström se quedaba en una segunda unidad a cierta distancia de los aspirantes con muchos problemas y perdiendo opciones de pelear por las medallas. La brecha se acentuaba moderadamente y de manera muy paulatina y el abanico de los elegidos se restringía a diez competidores cuando restaba el último cuarto de la prueba.
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Stano era el que asumía galones y se convertía en el principal obstáculo para Álvaro Martín en su conquista del cajón más alto del podio. En ese momento el ritmo ya sí era infernal, corriendo a 3.54 para reducir el grupo al mínimo. El sorprendente Bonfim regresaba a las andadas para pegar un tirón y testear sus opciones y la reacción de sus adversarios. Álvaro Martín se quedaba sin McGrath como escudero y llegados al kilómetro 17 solo quedaban el brasileño, Pintado, Stano y el llerenense. De esos cuatro saldrían quienes portarían los metales.
Stano se torcía el tobillo y a punto estaba de caerse de la batalla, mientras que Bonfim recibía su segundo aviso y se quedaba al borde de la sanción. El italiano se quedaba pinchado y eso casi garantizaba la medalla para Álvaro Martín, solo faltaba conocer de qué color. Pintado, Bonfim y el extremeño afrontaban el último kilómetro en un pañuelo y con el ecuatoriano liderando y pegando un hachazo tras el sonido de la campana. Se esfumaba la posibilidad del oro y el llerenense apretaba los dientes para doblegar al brasileño y colgarse la plata, pero no fue capaz de rebasarlo y se subió al tercer escalón.
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Con este bronce, el llerenense sigue dando lustre a un palmarés envidiable a nivel internacional en el que ya figuraba su condición de campeón de Europa en 20 kilómetros en 2018 y 2022 y del mundo en 20 y 35 kilómetros en 2023 en Budapest.
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