Besos y abrazos por doquier, desatados tras quedar varados en las restricciones de la organización, que impedía a Álvaro Martín acceder a la zona de recepción de los atletas hasta que llegaran los tres primeros, pese a la insistencia de María Pérez, que gesticulaba con ... fruición. La granadina se abalanzó sobre el llerenense, sacando aún fuerzas para brincar. Acto seguido, el extremeño regaba el asfalto con una botella de champán reservada que descorchaba con júbilo. «Ha caído... no queríamos sacarla antes de tiempo porque ya sabemos cómo es la marcha», explicaba a RTVE.
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Vuelta de honor con los dos campeones unidos por el nexo inquebrantable de la bandera rojigualda dando las gracias a las decenas de aficionados llegados desde España para apoyarlos. El extremeño les señala con firmeza, haciéndoles partícipes de un pedacito de ese metal labrado artesanalmente por todos los que le han insuflado aliento cuando más escaseaba, especialmente en ese tirón para rebasar a Pintado a apenas unos metros de la meta que ya es historia del atletismo. Había turno para el protocolo, saludándose cordialmente con Raúl Chapado, presidente de la Federación Española de Atletismo, con cuya gestión ha sido muy crítico Álvaro Martín en varias ocasiones. Pero era día para festejar.
Álvaro se quedaba mudo cuando se les interpelaba por la triple corona que se habían agenciado. Sin palabras, en shock, impactado por el aplastante peso de su legado apenas acertaba a balbucear: «¡Buah! Visto así, es que no sé ni qué decir», comentaba. «Esta noche París nos tiene que dejar libertad», espetaba la andaluza con la complicidad del atleta del Capex, que cuando se colgó el bronce en la prueba individual de los 20 kilómetros marcha reconoció que ansiaba ‘quemar’ París, pero aún restaba una prueba. El momento por fin ha llegado y habrá fastos por partida doble.
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No paró de animar y arengar a su compañera desde la barrera desgañitándose, «yo le iba diciendo: ‘¡María ya es suficiente, no hace falta apretar más, disfruta!’. Pero ella quería seguir disfrutando a su manera, es así de competitiva», desveló. El marchador extremeño se cobró la revancha sobre Pintado, al que no iba a dejar escapar de nuevo, «me ganó el jueves y me dije: ‘Unas narices me vas a ganar esta vez’. Y he arreado y he apretado hasta desfondarme», señaló.
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Hacía referencia a su titánico sacrificio en el segundo relevo para allanar el camino hacia el olimpo. «Lo habíamos hablado. La idea era yo hacer el ‘trabajo sucio’ en mi segunda posta para intentar dejárselo lo más claro posible a María. María lo tenía más fácil porque yo soy el ‘malo’ del equipo. Ella tiene muchísima más calidad que yo».
Álvaro, siempre comprometido con su gremio y pertinazmente incómodo para las instituciones del atletismo, no dejó pasar el momento para lanzar un mensaje. «Parecemos los malos, pero sigo reivindicando. No es que estemos en contra de esta nueva distancia, de lo que nos quejamos es de la forma de proceder. El año pasado se decidió esta nueva distancia y había poco tiempo para prepararse. Lo que nosotros reivindicamos es una prueba larga, como eran los 50 kilómetros y esperemos que esté para los próximos Juegos».
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