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Marco A. Rodríguez
Martes, 6 de septiembre 2016, 07:41
Río de Janeiro dio paso a Japón pero el telón no fue bajado del todo. Quedan los Juegos Paralímpicos, que comienzan mañana miércoles con la presencia de tres extremeños, Loida, Juan Bautista e Isabel, además del técnico de triatlón Kini Carrasco. Cinco menos que los ocho deportistas que volvieron de Brasil con cierta desazón. Sólo José Calderón obtuvo medalla, un metal que aunque sea preciado tuvo un lado amargo porque la escasa participación condujo a su retirada de la selección. En atletismo y natación los Cienfuegos, Navia, Gallardo y Martín Uriol no brillaron, aunque seguro repetirán. Mejor estuvieron María Ribera y Miriam Casillas. Para 'vengarles', la haltera Loida Zabala, la nadadora Isabel Yinghua Hernández y el jugador de tenis de mesa Juan Bautista Pérez ya están en la Villa contando las horas para tocar la gloria. Los tres apuntan alto. Los tres tienen opciones de subirse al avión de vuelta con una presea. Así son nuestros paralímpicos.
De reina de España a conquistar el mundo
Séptima en Pekín y quinta en Londres. De continuar la progresión, del diploma olímpico Loida Zabala Ollero (5/4/1987) accederá al podio en Río. El objetivo real es el bronce, precisamente. Según cuenta la haltera de Losar de la Vera, el oro se lo disputarán China y Ucrania, una pelea que rondaría el levantamiento de 110 kilos. Loida estaría en el siguiente peldaño entre 100 y 105, justo el doble de su peso y en dura pugna con la representante egipcia. La extremeña cree que esta vez lo tiene más cerca y añade que es una responsabilidad controlada pese a ser la única española en la especialidad. «La responsabilidad de representar a tu país siempre está ahí pero llevamos cuatro años siendo responsables para este momento», asume la única paralímpica de nuestro país en la halterofilia de unos Juegos.
Campeona de España en diez ocasiones, la última en su tierra, esta deportista todoterreno que pasó por el karate o el baloncesto en silla de ruedas tiene que salir de España para encontrar rivales de su altura. Una inflamación medular le privó de la movilidad que toda niña de once años desea, pero se refugió en el deporte, auténtica tabla de salvación. En el 2005 un jugador de baloncesto le habló de la halterofilia, que además le beneficiaba médicamente al tratarse de la técnica 'press de banca', y se enganchó. Emigró a Oviedo nueve años para depurar su técnica con el Club San Mateo hasta que recientemente regresó a su pueblo, cuyo polideportivo bautizó. «El deporte es lo mejor que me ha podido pasar en la vida. Me ha enseñado que no hay barreras que no podamos superar, me motiva y me hace feliz cada día. Me ha dado la oportunidad de conocer a personas increíbles y gracias al deporte he vivido unas experiencias maravillosas que no hubiera podido vivir en otra situación. Estoy enganchada al deporte y no me imagino una vida sin él».
Loida subraya que el primer adversario de unos Juegos es uno mismo. «Está claro que nuestro rival más fuerte es uno mismo. Podemos tener días buenos y días no tan buenos pero entrenamos para dar lo mejor de nosotros en cada competición». Fue la primera paralímpica extremeña en llegar a Río, el 31 de agosto. Asegura estar impresionada por el gimnasio de la Villa, sus instalaciones y las zonas de entretenimiento «para despejarnos un poco. No necesitamos salir de la Villa para pasarlo bien de manera responsable».
Imagen de uno de los seis 'Kukuxumusu' del Comité Paralímpico, dice regalar medallas y trofeos a sus padres, pero en esta ocasión si la logra quiere guardar la medalla muy cerca, a la vista diaria en el lugar de entrenamiento. El Pabellón Riocentro dictará sentencia.
Vuelve a unos Juegos tras perderse Barcelona 92
La historia de Juan Bautista Pérez no deja indiferente. Una carrera que apuntaba a olímpica desde las selecciones españolas de categorías inferiores y que quedó truncada precisamente en un viaje con el combinado nacional en la India, donde contrajo una extraña enfermedad en los músculos de las piernas -Guilláin-Barré- que lo dejó postrado en una silla de ruedas. Adiós al sueño de Barcelona 92. Pero este leonés afincado en Almendralejo no es de los que se rinden al primer revés, por duro que sea. Ingresó en un hospital para parapléjicos en Barcelona y comenzó una rehabilitación durísima de más de seis horas diarias para al menos seguir practicando el deporte que amaba desde niño, el tenis de mesa, un virus inoculado cuando de pequeño jugaba en los bajos de una parroquia de Vigo.
Tenía 18 años cuando le cambió la vida en Nueva Delhi. En 2013, ya con 43 años, pelea para convertirse en paralímpico y ahora tiene la ocasión de ser parte activa de unos Juegos. «Siento un cúmulo de sensaciones. La enfermedad que me impidió ser olímpico en el 92 me ha permitido ser paralímpico ahora. Y estoy feliz, así que si miro atrás pienso que ha sido algo que me cambió la vida para bien». Hace días que está en Río de Janeiro con una potente selección española que integra al abanderado José Manuel Ruiz. Asegura ir a por todas y no temer nada ni a nadie. «Es verdad que España en tenis de mesa ha conseguido varias medallas en otras paralimpiadas, tenemos un gran equipo y aquí venimos a luchar por ellas. Mis opciones pasan por derrotar a los mejores del mundo, pero no le tengo miedo a nadie».
Juan Bautista quiere disfrutar al máximo de la experiencia.
«Afronto los Juegos con muchísima ilusión y ganas de disfrutar pero sin desviarme del objetivo de luchar por llegar lo más lejos posible. Son experiencias que hay que exprimir al máximo. El viaje fue tranquilo. Llegamos a Río como si estuviéramos en la Luna. La Villa está muy bien, sobre todo el ambiente multicultural que se respira. Ha habido hurtos pero en general todo está controlado. Es un placer estar aquí».
A sus 47 años, afirma sentirse afortunado por poder jugar y además enseñar tenis de mesa a los niños. Lo hace en el Palacio del Vino de Almendralejo para la escuela municipal. Si tiene éxito, tal vez sus alumnos aprendan de un medallista.
La veterana sirena de 21 años
Isabel Yinghua Hernández tiene muy claro cómo guardaría una medalla en caso de lograrla. El emplazamiento exacto no, pero la intención al colocarla, sí. «La enmarcaré y la pondré en algún lugar donde pueda verla siempre», contesta cuestionada si lo ha pensado alguna vez. Sabe que no es nada sencillo conseguir tal reconocimiento, más metal precioso que metálico, así que no lo perdería de vista jamás. A los dos años llegó a Extremadura vía adopción desde China, acude a su segunda cita olímpica y lo hace convencida de dar guerra.
La nadadora emeritense tiene el éxito a tiro tras ser finalista en Londres 2012 y cuarta en los 100 metros mariposa del último Mundial celebrado el año pasado en Glasgow. «Es la prueba en la que tengo más posibilidades, sí. Haré todo lo que he aprendido estos cuatro años y daré lo mejor de mí. Mis rivales son duras contrincantes y no dudo de que me lo pondrán difícil, pero yo lo voy a luchar», afirma la deportista paralímpica. Es su prueba estrella, los 100 mariposa, pero no la única. Competirá también en los 50 metros libre y en los 100 libre y espalda entre el 9 y el 13 de septiembre. Lo hará con el hambre de perseguir un objetivo planetario que esta vez tiene más a su alcance que cuatro años atrás. Asegura encontrarse muy bien en el aspecto físico y otorga un valor fundamental al plano mental. «La cabeza en estos momentos juega un papel importante, esperemos que no falle (jeje)», continúa.
Isabel es consciente de la dificultad que entraña verse las caras con los mejores del mundo, así que concede un gran valor a la actuación de los extremeños en los último Juegos de Río, más allá de que estuvieran más o menos finos.
«Es una competición dura y pueden pasar muchas cosas. Los nervios te pueden jugar malas pasadas pero para nada han decepcionado. Estamos orgullosos de todos ellos. Seguro que dieron todo lo que pudieron. Son jóvenes y les queda. Y en cuanto a nosotros, haremos lo mismo. Vamos a darlo todo y más», añade una deportista también joven, 21 años, pero que ya tiene presencia en unos Juegos, en competición mundial y continental, además de poseer algunos récords absolutos de España -en 50 y 100 metros mariposa-, un bagaje que la convierte en peligrosa. Reconoce que últimamente está más pendiente de la natación que de sus estudios de Derecho, pero cree que todo es compaginable si existe disciplina, aunque, «a veces cuesta». De esa disciplina depende que tome el testigo de un icono del deporte paralímpico regional: Enrique Floriano.
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