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J. P.
Badajoz
Martes, 14 de mayo 2024, 21:26
El deporte extremeño cierra una temporada marcada por una gran debacle colectiva. La peor que se recuerda en los últimos tiempos a nivel de clubes. En fútbol, descienden a la quinta categoría el Badajoz, Montijo y Llerenense, en baloncesto cae a LEB Plata el Cáceres ... Patrimonio, en fútbol sala vuelven a Tercera el Cáceres Universidad y Granja, en voleibol se despide de su lustro en Superliga 2 Masculina el Grupo Laura Otero Miajadas y en rugby el CAR Cáceres abandona por segundo año consecutivo la División de Honor B.
Los descensos de Badajoz y Cáceres son los que mayor impacto han causado por su condición de referentes y buques insignia en el deporte regional. Ambos parecen llevar vidas paralelas desde aquel mágico año de 1992 en el que tocaron el cielo con sus históricos ascensos a Segunda y ACB. Una década dorada que duró hasta 2003, año en el que volvieron a coincidir viviendo la cara amarga amarga del deporte con sus descensos. En 2006 se liquidaba la SAD del club cacereño tras haber vendido el año anterior sus derechos federativos en LEB Oro al Aguas de Calpe. Y ese mismo año el Badajoz era descendido administrativamente por impagos a Tercera División. El baloncesto en Cáceres reflotó en 2007 con la creación de un nuevo club fruto de la fusión del San Antonio y Ciudad de Cáceres y que partía desde LEB Plata tras la compra de la plaza al Lliria. El Badajoz no recuperaría la Segunda B hasta 2010, pero dos años más tarde también asistiría a su liquidación y empezaría en verano de 2012 desde cero en Primera Regional. El equipo pacense no lograría escalar hasta la división de bronce con su ascenso en Calahorra hasta 2017. Siete años ha durado esta aventura en la que soñó en grande para acariciar la Segunda División con varios playoffs de ascenso.
Dos años antes, el Cáceres había regresado a LEB Oro. Y casi una década después y tras meterse también en varios playoffs a la ACB, el club verdinegro se desploma a una LEB Plata en la que no jugaba desde la 2014-15.
El Cáceres Patrimonio ha protagonizado su temporada más desastrosa. Con solo 6 victorias y 28 derrotas firmaba su peor registro de siempre, con un pésimo bagaje de una única victoria en la segunda vuelta. Ni el efecto revulsivo del cambio en el banquillo con la llegada de Arturo Álvarez por Roberto Blanco logró revertir la dinámica negativa. Las lesiones y no acertar en los fichajes han lastrado a un equipo a sufrir una agonía constante y que desencadenó con un descenso cantado pese al último arreón de dignidad.
La caída del Badajoz ha sido vertiginosa desde aquel fatídico 22 de mayo de 2021 ante el Amorebieta. En apenas tres años ha pasado de quedarse a un solo gol de subir Segunda a dar con sus huesos en Tercera, con el agravante que después de la reestructuración es la quinta categoría del fútbol nacional. Nunca antes había caído tan bajo por motivos deportivos. El año pasado ya se desplomó ante la incredulidad de propios y extraños al perder su sitio en Primera RFEF, pero ahora se hunde un poco más y precipita al vacío de la Tercera. Ni con tres cambios de entrenador pudo evitar un nuevo desastre. Con uno de los mayores presupuestos de la categoría y una masa social de 6.000 fieles que pese a todo nunca abandonaron al equipo materializan la mayor decepción del deporte extremeño.
El Montijo consumó la crónica de un descenso anunciado. Desde diciembre ya le veía las orejas al lobo. Así lo indicaban los movimientos del club como síntomas que desde dentro asumían ya la triste fatalidad pese a los intentos del grupo de Emilio Tienza por sacar su orgullo ante los gallitos y retrasar lo inevitable. Durante toda la temporada acusó sus problemas económicos que se hacían evidentes con los retrasos en los pagos y que se reflejaban en las pésimas condiciones de los desplazamientos. El club se fue desprendiendo de sus mejores efectivos para aliviar su situación financiera e intentar tapar agujeros para llegar a final de temporada. Sacrificó de antemano la pérdida de categoría, pero el plan salió y partirá en Tercera limpio de deudas.
El descenso del Llerenense es quizás el más doloroso de todos. El equipo de Luismi bajaba a Tercera de la forma más cruel. Ganó en la última jornada en el Nuevo Vivero, pero un cuádruple empate a 44 puntos le condenaba a Tercera. Ni siquiera pudo consolarse con sobrevivir en el puesto de promoción por la permanencia, eliminatoria diabólica de la que se salvó el Illescas como equipo con mejor coeficiente de los cinco grupos. En cualquiera de los otros cuatro grupos se hubiera salvado.
En fútbol sala tampoco han ido mejor las cosas con dos descensos de Segunda B del Cáceres Universidad y Granja. En voleibol, el Grupo Laura Otero puso fin a cinco exitosos años en Superliga 2. Y en rugby, el CAR Cáceres vuelve a perder por segunda vez en un año la categoría en División de Honor B tras ser repescado el año pasado.
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