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Imagen que ilustra la situación actual del Parque Nacional de Monfragüe. P. CASTAÑARES
Monfragüe, ultrajado

Monfragüe, ultrajado

El exdirector de la Agencia del Medio Ambiente de la Junta denuncia la situación del Parque Nacional

PACO CASTAÑARES

Viernes, 15 de octubre 2021

Monfragüe es el resultado de una relación modélica entre la especie humana y su entorno. El espacio natural que ha llegado a nuestros días fue modelado durante miles de años por la dinámica de supervivencia de los habitantes de su entorno. Sus primeros pobladores fueron nómadas cazadores, que dejaron constancia de su presencia en las pinturas rupestres existentes en multitud de abrigos naturales.

La abundancia de caza hizo que aquellas primeras tribus nómadas se instalaran de modo permanente y se convirtieran en sedentarios, evolucionando a agricultores, ganaderos, forestales y apicultores sin dejar de ser cazadores. Durante siglos, las gentes de Monfragüe gestionaron de manera brillante el espacio en que vivían, sin interferencia alguna de la administración. Y no lo hicieron porque las normas les obligaran, lo hicieron porque el respeto era su manera de relacionarse con el medio en que vivían.

Los habitantes del entorno de Monfragüe sabían perfectamente lo que la tierra podía darles si la cuidaban. Y esa forma de vivir, esa cultura, fue transmitida de generación en generación durante siglos, haciendo posible que el angosto valle de 30 kms de largo y 6 kms de ancho, que forma el río Tajo entre el Salto del Corzo y el Salto del Gitano, llegara a nuestros días en unas extraordinarias condiciones de conservación.

Sin embargo, en los años sesenta y setenta del pasado siglo, Monfragüe sufrió las dos agresiones más graves de toda su historia y ambas fueron cometidas, amparadas e impulsadas por los gobiernos de la época: la construcción de los embalses de Torrejón y Alcántara y las repoblaciones de eucaliptos.

La construcción de las presas y la ilegítima privatización del río Tajo fue un auténtico desastre medioambiental y ecológico. En las fértiles vegas del rio, anegadas por los embalses, se criaban centenares de miles de conejos, que eran el alimento esencial de dos de las joyas más emblemáticas de Monfragüe: el lince ibérico y el águila imperial ibérica. El lince, incapaz de adaptarse, desapareció de Monfragüe en la década de los 80, mientras que un puñado de imperiales sobrevivió adaptándose a cazar en las dehesas del entorno.

Poco después, uno de los últimos consejos de ministros de la dictadura declaró todo el área del hoy Parque Nacional 'de obligatoria repoblación de eucaliptos'. Pero cuando los enormes bulldozers de la administración comenzaron a aterrazar las laderas de Monfragüe había comenzado la Transición y la gente del entorno reaccionó, luchando por defender su tierra, su paisaje y su cultura. La reacción provocó que un gobierno democrático, presidido por Adolfo Suárez, declarase, el 4 de abril de 1979, el área de Monfragüe como Parque Natural con el objetivo de paralizar las repoblaciones de eucaliptos que ya habían afectado a más de 3.000 hectáreas. Es decir, Monfragüe no se declaró espacio protegido para defender sus maravillosos recursos naturales de las gentes que vivían de su aprovechamiento sostenible, se declaró Parque Natural para defenderlo de la administración encargada de su conservación.

Pero la declaración de Monfragüe como espacio protegido (hoy ya es Parque Nacional y Reserva de la Biosfera) no garantiza su conservación. En el último año y medio, ante la pasividad de la administración encargada de su gestión, hemos visto como ha sufrido la invasión de una planta exótica, la Azolla filiculoides. Es la misma administración que ha estado ocho largos meses sin recoger la basura de los contenedores repartidos al efecto por toda la zona de uso público, dando una imagen penosa de nuestro espacio natural más importante. La misma que canceló todos los aprovechamientos sostenibles que aún se realizaban en el Parque Nacional, ha permitido unos aprovechamientos hidroeléctricos abusivos que han provocado el mayor desastre medioambiental desde que se cerraron las presas y se iniciaron las repoblaciones de eucaliptos. Y lo ha hecho a pesar de que la Ley de Parques Nacionales los declara incompatibles, incumpliendo el plazo de seis años que la misma Ley establecía para su eliminación.

El aprovechamiento hidroeléctrico abusivo, que en mi opinión es claramente ilegal, ha hecho bajar como nunca el nivel del agua existente en el embalse de Alcántara, cuya cola, que penetra 7 kms en el interior del Parque Nacional, se ha convertido en una auténtica ciénaga, un lodazal con menos del 1% de oxígeno en superficie (0% a un palmo) en algunos de los lugares más conocidos de Monfragüe, lo que hace imposible la vida animal y vegetal en el interior de sus ya escasas aguas.

Ante esta situación no podemos permanecer callados. Iberdrola está perpetrando una agresión descomunal y permanente contra Monfragüe, que dura ya varios meses, mientras el Director Conservador del Parque Nacional y los altos cargos de la Consejeria responsable de velar por su conservación ni siquiera se han acercado al río para comprobar los efectos del salvaje aprovechamiento que la eléctrica está realizando ilícitamente sobre unos recursos hídricos que son la columna vertebral del espacio protegido.

A la Consejera de Transición Ecológica y Sostenibilidad no le tembló el pulso para eliminar las actividades y usos que contribuyeron a modelar el espacio protegido (agrícolas, ganaderas, cinegéticas y forestales), a pesar de estar protegidas por la Ley declarativa y la Ley de Parques Nacionales. En el caso de la caza, entendida esta como tarea selectiva para el control de las poblaciones cinegéticas silvestres en las zonas periféricas del Parque, no como actividad comercial. Es decir, como se estaba haciendo desde 1990. Lo hizo, además, sin conocer el espacio protegido ni de visita, sin hablar con su gente, sin molestarse en estudiar las razones por las que sus antecesores las mantuvieron. Y lo realmente inaudito e inadmisible, es que decidió cargarse algunos de los modos de vida de la gente que aún habita en el entorno, mientras permitía a Iberdrola cometer el mayor atentado contra Monfragüe desde su declaración como Parque Natural.

Por todo ello, un grupo de personas a las nos une el amor por estas tierras habitadas desde la prehistoria, a las que los romanos llamaron «Mons Fragorum» (Monte Fragoso) y los árabes Al Mofrag (El Abismo), hemos decidido crear la Asociación de Amigos de Monfragüe para defenderlo de quienes lo agreden y también de quienes lo permiten, cuando tienen la obligación legal de impedirlo.

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