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Domingo, el guía, en primer término, seguido por José Carlos y José A. Parra. HOY
Cuando correr no es de cobardes

Cuando correr no es de cobardes

Carreras de Montaña ·

A oscuras. Segundos de España, el trío del bombero de Jerez Domingo Ceberino, unido por una barra a un invidente total y otro parcial, narra la dureza de este deporte

Sábado, 5 de junio 2021, 14:13

Separados por poco más de un metro y unidos por una barra, además de por el deseo de alcanzar la meta antes que el adversario tras atravesar más de quince kilómetros de pura montaña. Hasta ahí, nada extraordinario, pero de las tres personas que componen este equipo uno es invidente total y otro parcial, con una discapacidad reconocida del 84%. En cabeza, un guía que marca el camino y el ritmo. El más fuerte y el que avisa de los peligros del trayecto, que no son pocos. El trío obtuvo la medalla de plata en la última prueba del Campeonato de España de Carreras de Montaña, en su versión para ciegos. Un equipo con representante extremeño que narra para este diario cómo se las arreglaron para acceder al podio.

Hablamos de Jose Antonio Parra, de Jerez de la Frontera y 54 años. Un excocinero jubilado con un rayo de luz del 10% que le permite al menos, como él comenta, «tirar hacia delante y no estar parado». Un discapacitado visual, B2, como se conoce en el argot técnico. Él se sitúa en la popa de este velero terrestre. Entre los extremos, José Carlos Ruiz, de Tenerife, invidente total (B1) y uno de los grandes especialistas nacionales en este tipo de competición. Y en la proa, el guía del desfiladero, el extremeño Domingo Ceberino, natural de Jerez de los Caballeros y bombero de profesión, con 48 años. Solo el equipo de Madrid pudo mejorar las prestaciones del tridente en Miranda de Ebro, dentro del circuito nacional. Porque, aunque solo el hecho de participar ya es plausible, no olvidan ese carácter competitivo de ser el mejor.

No se trata de un paseo sobre una alfombra, ni siquiera por una pista de atletismo. Piedras, desniveles, barro, lluvia..., todo tipo de obstáculos que se multiplican dadas las limitaciones de estos deportistas con mayúsculas. Componen lo que se denomina una 'barra perfecta', formada por un guía vidente, un invidente total y otro discapacitado visual B2. Hay más combinaciones, como un guía con dos B2, pero tienen penalizaciones. «Que seamos ciegos o deficientes visuales no significa que nos pongan un carrilito o una alfombra para correr viendo los arbolitos, algunos participamos en la Copa de España para personas sin discapacidad. Hay que pasar repechos, barro, rocas, el perfil es durísimo y no hay miramientos de ningún tipo, para eso está la barra, para nuestra seguridad, porque si uno va a caerse, los otros hacen fuerza para evitar caerse todos. Es duro, pero sabemos dónde nos hemos metido y nos gusta. No reparamos en decir que hay mucha roca y nos vamos a caer, porque sí hay accidentes», confiesa José Antonio Parra.

El trío, en el podio de la prueba de Miranda de Ebro. FEDME

Como sucede en el deporte profesional, el covid ha trastocado los nombres propios de los competidores y algunos no han podido repetir. Muchos se han puesto de acuerdo en las jornadas técnicas previas a la cita. Parra suele ir con otro compañero de su tierra, pero se trata de una persona de riesgo y no pudo acudir, así que 'fichó' a Domingo, a quien ya conocía del campeonato andaluz, donde fueron subcampeones.

Como si fuera un rally, Domingo Ceberino interpreta al mítico Luis Moya y va cantando cada dificultad del recorrido. Deben fiarse de él cuando avisa de escalones, piedras, ramas, raíces, surcos en laderas de montaña. «Eso no quita que continuamente nos llevemos las piedras por delante. Yo dejé las zapatillas en la habitación llenas de agujeros. Pero somos muy competitivos y algunos pedimos incluso más dureza, porque sabes que hay rivales que no les conviene», asegura Parra, quien de niño, jugando a los indios –relata–, recibió un flechazo que le privó de la visión en su ojo izquierdo. Hace trece años se jubiló de su profesión de cocinero porque una enfermedad le dañó el nervio del ojo bueno, reduciéndole la vista a un 10%. «No puedo leer carteles ni muchas cosas, casi ni veo los pies del que llevo delante, pero me conformo con lo que tengo, me sirve para vivir y espero no perder más».

Los ojos del equipo

Jose Antonio Parra afirma que Domingo Ceberino es todo un descubrimiento. Pese a que es casi un novato que aprobó el título exigido por FEDME hace dos años, ha asimilado a la perfección la técnica. Él es el más fuerte del grupo. Y los ojos. Lleva la voz cantante y los demás escuchan, por su bien. El de todos. Y si se despistan, toque de atención. «Yo voy todo el tiempo hablando del tipo del terreno. Alguna vez sí les digo que estén más atentos y se dejen de chistes. Es que son más de dos horas y ni te imaginas por los sitios por los que pasan y se pueden caer o perder referencias de los árboles. Lo bonito de este deporte es que vamos todos a una y me gustaría que en Extremadura hubiera más gente implicada», subraya el líder en cabeza.

Los tres deportistas, entrando en meta unidos por la barra. Paco Guerrero



Domingo es un atleta de los de toda la vida. Fue octavo en el Campeonato de España cadete, en 300 metros o campeón de Extremadura de campo a través. «Hice fútbol, pádel, de todo hasta llegar a las carreras por montaña, quedé campeón en Huelva, y la verdad es que me atrapó. Siempre he sido muy aventurero y me gusta el riesgo. De hecho soy bombero».

«Pensaba que, como, tenía los valores que te da el deporte: la entrega, la lucha... pero cuando les conocí a ellos, y lo que sufren, me dí cuenta de que mis valores no eran nada»

domingo ceberino / el guía

Este templario no escatima elogios sobre sus dos compañeros. Sobre todo al ser cuestionado sobre cómo correría si le vendasen los ojos. «¡Es que no das una! ¡Un pato mareao! En el curso de guía de la ONCE nos lo hicieron y nos llevaron al monte a probar. Me quito el sombrero con lo que hacen. Yo pensaba que, como deportista, tenía los valores que te da el deporte: la entrega, la lucha... pero cuando les conocí a ellos, y lo que sufren, me dí cuenta de que mis valores no eran nada. Son impresionantes», continúa. Tal vez ellos también le guían a él.

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