Marco A. Rodríguez
Badajoz
Domingo, 6 de octubre 2024, 15:07
Ya existía un grupo de paraescalada en la Federación Extremeña de Escalada (FEXME) pero la idea en el ente regional era crear una cantera con niños pequeños y un convenio con la ONCE lo ha hecho posible, convirtiendo en realidad, por difícil que parezca, un ... grupo de detección de talentos con niños de entre 8 y 14 años que presentan deficiencias visuales, algunos de ellos una ceguera total. Son unos 10 o 12 niños con los que se efectúan algunas actividades de escalada (la semana pasada estuvieron en los Judex) y se espera que el próximo año ya esté consolidado. Precisamente en los pasados Judex de paraescalada, los primeros con algunos chavales ciegos, las familias se mostraron interesadas en que tuvieran continuidad y aquello sirvió de germen para que haya visto la luz.
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El principal enemigo para el éxito de esta iniciativa se encuentra en la escasez de infraestructuras. Si ni siquiera un campeón olímpico como Alberto Ginés tenía donde prepararse, mucho menos un conjunto de chavales que precisan más atención y gente que les acompañe. Bajo la batuta del entrenador y seleccionador Alberto Díaz, los hay con distintos grados de ceguera y dos de ellos además son sordociegos, con un implante coclear para que puedan escuchar, como Luis. A Joel le cuesta más y necesita a su padre para que haga de improvisado 'intérprete'. El próximo rocódromo público de Cáceres puede paliar en parte tal carencia, se espera que desde enero, uniéndose al ya existente del Cereza Wall de Plasencia o a centros privados como el 'Zima' de Badajoz. Hándicap añadido es la dispersión de estos chicos, repartidos por toda la comunidad, por lo que no se trata de un equipo de trabajo o una escuela que entrene con continuidad sino de varias presencias en diferentes actividades a las que acuden. Un programa en el que colabora también el entrenador Carlos Castaño.
«Llevo años intentándolo, pero es muy difícil captar a estos niños, por fin lo conseguimos. Queremos que se vayan integrando porque es un deporte que les aporta mucha coordinación psicomotriz o desarrollo cognitivo, porque la escalada es solución de problemas», señala José Antonio García Regaña desde la FEXME, quien tiene amplia experiencia como guía del sordociego Javier García Pajares, un fenómeno capaz de hacer cima en el Elbrus o de abrir una nueva vía en la Sierra de Béjar, aunque ahora con la paternidad está en 'standbye'. «Él ya lo hacía por intuición. Bastaba un pequeño gesto y me entendía», comenta García Regaña. «Al final es una cuestión de coordinación motriz y buscar el centro de gravedad. En teoría, escalamos más con los pies que con los brazos».
Y es que lo primero que hace un bebé en su cuna-jaula es huir o escapar escalando. Ahora, estos niños ya pueden seguirle, aunque sea a oscuras.
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