Sin poder salir a respirar aire puro por el tqoue de queda, encerrada en un hotel donde incluso ha tenido que entrenar en las sesiones previas a la competición. En una terraza, en un garaje, o donde sea menester. Tranquilizando a familia, allegados y seguidores vía redes sociales, escuchando in situ como el ejército toma la calle para hacer frente a unos disturbios que ya se han cobrado 18 vidas, entre ellas la de un niño. Pero hay más. Sin público, a puerta cerrada en el Polideportivo del Estadio Nacional que alberga el XI Mundial de Karate cadete, junior y U21 en Santiago, la capital de Chile. Y pese a todo, Marta García ha hecho historia en el karate extremeño cosechando el oro mundialista en la competición más atípica de cuantas jalonan su todavía corta carrera deportiva.
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Cuando la almendralejense aterrizó en suelo chileno en los albores del fin de semana no se esperaba nada de lo que luego ocurrió, según sus palabras. La propia organización se vio sorprendida por la crudeza de las algaradas junto a la contundente respuesta gubernamental y ayer miércoles decretaba, de acuerdo con las autoridades, que se desarrollaría a puerta cerrada, solo a la vista de las propias expediciones y staff de los países participantes (un total de 96), lo mínimo necesario. Un escenario poco habitual y que dista en exceso de ser sinónimo del sueño que representa un mundial para cualquier deportista. Los karatecas españoles tenían que cenar en sus habitaciones, sin ser atendidos por un personal del hotel que debía irse a casa debido al toque de queda de siete de la tarde a seis de la mañana. Al menos la seguridad allí dentro estaba garantizada, ya que el hotel se encuentra en uno de los mejores distritos de la capital chilena.
Marta García hizo de tripas corazón y cumplió en la primera fase del campeonato con las expectativas que la sitúan en la elite planetaria en su modalidad de kata individual femenina. Logró abstraerse de cada obstáculo y se clasificó para la final contra la italiana Carola Casale, derrotándola para adjudicarse, aunque sea casi en familia, la medalla de oro. El bronce, compartido, fue para la marroquí Nesyry-Aya y para la francesa Helvetia, mientras que al cierre de esta edición la delegación española sumaba dos preseas más, el bronce de Azahara Pérez y otro tercer cajón, también en kata, para Oscar García Cuadrado.
La karateca extremeña vive un momento muy dulce al que le faltaba la guinda de este extraño y complicado oro. Fue plata por equipos en el Campeonato de Europa de Novi Sad (en Serbia) en 2018 y recientemente ha sido nombrada mejor deportista en Extremadura, además de superar la lesión que le había apartado de algunas pruebas. Un campeonato del mundo que no le servirá con vistas a los Juegos de Tokio, ya que el karate no es deporte olímpico en la próxima cita nipona. Esa es la parte negativa pues Marta apunta a olímpica.
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