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El equipo español en el aeropuerto de Viena. :: hoy / josé manuel ruiz
Un vuelo muy accidentado con final feliz
TENIS DE MESA PARALÍMPICO

Un vuelo muy accidentado con final feliz

El equipo español sufrió una odisea con su viaje hacia Eslovenia vía Viena, pero finalizó el Mundial con tres medallas, entre ellas la del extremeño Juan Bautista Pérez

Miércoles, 24 de octubre 2018, 09:01

No siempre lo que mal empieza, mal acaba. Incluso, a veces, es todo lo contrario. Le ha sucedido la pasada semana al equipo paralímpico español de tenis de mesa, que sufrió una odisea de viaje hacia Eslovenia cuando se disponía a afrontar la cita mundialista de 2018. Con el extremeño Juan Bautista Pérez en sus filas y la ilusión por bandera pusieron rumbo a Lascko, ciudad eslovena que acogía la segunda competición más relevante tras los Juegos. El caos se apoderó de cualquier expectativa de comodidad en una travesía que jamás olvidarán. Como tampoco su desenlace deportivo, ya que la selección se trajo de regreso a España tres medallas, entre ellas el bronce del almendralejense de adopción.

De inicio, Vueling les cancela el vuelo de las 7.50 que les conduciría de Barcelona a Viena. De la capital austriaca estaba previsto llegar hasta tierras eslovenas en autobús. Les reubican en otro avión que sale tarde, a las 11.00, aunque tal obstáculo no sería el peor de sus males. Una vez aterrizados, se cierne la tragedia. No aparecen las maletas de la expedición por ningún recóndito lugar del aeropuerto vienés, ya que hubo 'overbooking' en el mencionado vuelo y ya se sabe lo que ocurre con los compañías de bajo coste.

Un problema nada baladí. Hablamos de discapacitados que manejan sillas de ruedas, por ejemplo, o ciertos utensilios poco habituales para el resto de la sociedad e incluso portaban medicamentos por sus tratamientos, además del material deportivo. La indignación fue apartando a la ilusión. Tuvieron que armarse de paciencia a la espera de una solución en forma de larga cola de quejas y con las dudas de si llegarían a su destino a tiempo. La foto de José Manuel Ruiz -jugador del equipo nacional- que aparece junto a esta historia vale tanto o más que sus casi mil palabras.

«Tuvimos que ir a un hipermercado a comprar ropa porque no teníamos para cambiarnos»

«Me apunto a que se nos pierdan siempre las maletas si después ganamos tres medallas. No me importaría»

SJuan Bautista Pérez Jugador de la selección española paralímpica de tenis de mesa

Juan Bautista lo califica como «anécdota», casi con una sonrisa tras su feliz desenlace, pero reconoce que el agravio causado es contundente. «Lo peor fue para tres de los compañeros que iban en silla se ruedas y llevaban material especial. Algunos discapacitados tienen que orinar ayudados por bolsas o tubos, son casos especiales. Si hasta tuvimos que ir a un hipermercado para comprar ropa porque no teníamos para cambiarnos. Estas cosas no deberían pasar», relata el palista.

Penas con pan

Tras cuatro horas de tensa espera en Viena, la selección llega a las 21.00 horas a Lascko, sin efectuar el entrenamiento previsto y sin otra muda porque las maletas no las tendrían hasta las 24.00 horas del día antes de comenzar la competición. «Por suerte somos precavidos y las palas las llevamos encima, pero, por ejemplo, tuvimos que ir a comprar más bolas para poder entrenar. Nos faltaban pantalones cortos, toallas, etc. Y lo hicimos con casi la misma ropa del primer día. Fue algo incómodo, la verdad es que estábamos bastante mosqueados por tener que pensar en eso en vez de concentrados en el Mundial. Hubo 'overbooking' en el avión de Barcelona y debieron quitar nuestras maletas, que serían las primeras en facturarse. Encima era un vuelo directo», continúa con su lamento.

Juan Bautista Pérez, orgulloso con su medalla en Eslovenia

El infierno experimentado por el combinado español en la cuestión logística y de desplazamiento se transformó en un cielo abierto en el plano deportivo. Ya se sabe eso de las penas con pan. España demostró en Eslovenia que continúa con el papel de potencia en el tenis de mesa adaptado, cosechando tres medallas que sirvieron para olvidar lo ocurrido días atrás. «Me apunto a que se nos pierdan siempre las maletas si después ganamos tres medallas. No me importaría». La próxima gran cita será el Europeo del año próximo, que España intentará acoger en Granada, a la que el extremeño preferiría acudir en autobús. «Si al final es en Suecia y hay que volar lo hacemos si acabamos como en Eslovenia», bromea.

La principal alegría se la llevó Jordi Morales, quien se colgó el oro mundialista en la clase 7. El palista catalán no partía entre los favoritos pero los pronósticos no siempre se cumplen. «Esa es la grandeza del deporte», argumenta Pérez. En la clase 6, otra de las categorías paralímpicas, el andaluz Álvaro Valera perdió la final pero conquistó la plata. Y el tercero, con la presea de bronce y pasaporte no cerrado pero sí muy encarrilado para los Juegos Paralímpicos de Tokio en 2020, fue el extremeño Juan Bautista Pérez, en clase 9, a quien solo el ruso Nozdrunov privó de la pelea por el primer cajón. «Estamos muy parejos los dos. Tuve mis opciones pero él fue mejor en aquel momento. Así es el deporte, la preparación de varios años te la juegas en diez minutos. Si me lo encuentro en el Europeo o en Tokio espero ganarle. Las venganzas están para cumplirlas».

Al palista afincado en Almendralejo -nació en León- el deporte paralímpico le está devolviendo lo que en su día le robó el mismo deporte, cuando contrajo la enfermedad de Guillém Barret siendo internacional con la España absoluta a sus 17 años en el Mundial de India, a finales de los años 80. Ahora se encamina a los 50 y asegura tener cuerda para rato. «Me encuentro muy bien. Estoy entre los mejores del mundo y quiero seguir. Fui cuarto en Río y ahora tercero del mundo. Ha sido, más que un éxito, un objetivo cumplido. Un éxito intermedio entre Río y Tokio. Espero estar en Tokio, que no lo tengo asegurado y faltan torneos el año que viene, pero lo tengo en un 80 por ciento». Si se apunta al país nipón, al menos que disfrute de un viaje más tranquilo.

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