

Secciones
Servicios
Destacamos
«Morir de éxito» es una frase ya acuñada que describe situaciones en las que el éxito genera tal demanda que desborda la capacidad de ... respuesta de una empresa, que acaba colapsando. Esta es la situación que están viviendo muchas compañías y proyectos renovables en España. Y en parte, los responsables son ellos mismos.
En los últimos diez años, España —según datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA)— ha duplicado su capacidad de generación renovable, pasando de los 47.740 MW de 2015 a los 88.498 MW en 2024. De ellos, ocho de cada diez se producen mediante aerogeneradores y paneles solares. Solo en el último año, la generación aumentó un 13 % con respecto a 2023 y, por segundo ejercicio consecutivo, la producción renovable superó a la no renovable. Esto ha provocado una caída de las emisiones del sector y un desplome del precio de la electricidad: dos noticias en apariencia positivas que, sin embargo, están empezando a volverse en contra del propio sector.
En 2023, España vivió una situación inédita: precios negativos en el mercado eléctrico. Una anomalía que ha comenzado a repetirse con frecuencia. En un mismo día, los precios pueden llegar a variar hasta un 2.000 %. «Esto genera algunos beneficios para el consumidor, pero también es una señal de advertencia sobre la sostenibilidad de los ingresos de los inversores y de las futuras inversiones», advirtió la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) en su informe World Energy Investment 2024.Aunque desde el sector aún no se detectan señales claras de debilidad. «En potencia instalada sobre el terreno seguimos la senda del año pasado», asegura José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica. No obstante, los datos de Red Eléctrica Española a los que ha tenido acceso este medio sí muestran signos de ralentización en los últimos meses.
Por ejemplo, los proyectos eólicos en servicio no han aumentado. «No se termina de coger el ritmo adecuado», apunta Juan Virgilio Márquez, director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE). Las tramitaciones, por su parte, descienden de forma progresiva. En el caso de la fotovoltaica, ocurre algo similar. «Los inversores también necesitan certidumbre, especialmente en un escenario de volatilidad de precios como el actual», añade Donoso.
El pasado 7 de abril, el precio de la electricidad en el mercado mayorista era de 0 euros a las 16:00, pero subió a 170 euros a las 21:00. Y así, día tras día, con cada vez más frecuencia. Más sol y más viento implican más generación, y por tanto, precios más bajos. Un círculo vicioso que está provocando el cierre de proyectos por falta de rentabilidad.
En marzo del año pasado, la suma de proyectos renovables en funcionamiento y en tramitación alcanzaba los 172 GW. Un mes después, la cifra había descendido a 163,1 GW, según los datos de REE. Una caída sostenida que refleja la presión interna del propio sector. «Porque es mejor seguir produciendo que parar», destacan fuentes del sector. Todos los proyectos inyectan constantemente energía en la red, los precios se desploman y calcular la rentabilidad real se vuelve cada vez más complejo.
Noticia relacionada
Incluso los proyectos con contratos de compraventa de energía (PPA) a largo plazo están viéndose afectados. En 2023, estos acuerdos se cerraban a diez años con precios superiores a los 40 euros/MWh. Actualmente, están por debajo de los 30.
Sobre la industria sobrevuelan nuevos nubarrones, más allá de la volatilidad de precios: la revisión del inventario administrativo de proyectos renovables. Solo sobre plano hay 1.700 proyectos fotovoltaicos con luz verde para comenzar su construcción, a los que se suman otros tantos que acumulan 115 GW con permisos de acceso y conexión, solicitudes en curso o pendientes de presentación.
El golpe inminente afecta a cerca del 10 % de esos 115 GW. Según estimaciones del sector, unos 10.000 MW con acceso otorgado por Red Eléctrica Española y que aún no están en marcha podrían perder su viabilidad a partir del próximo verano, al expirar el plazo establecido por el Real Decreto-ley 23/2020. Esta norma otorgaba cinco años para poner en marcha los proyectos, debido a los cuellos de botella administrativos. Ese plazo expira el 25 de junio, y muchos proyectos siguen sin avances reales.
El impacto no se limita al ámbito energético: también amenaza al financiero. La cancelación de estos proyectos dejaría impagadas líneas de crédito por más de 4.000 millones de euros. Desde grandes empresas cotizadas hasta pequeños emprendedores, todo el ecosistema renovable mira con inquietud la llegada del solsticio de verano.
Desde el sector critican el silencio del Gobierno que no reacciona ante la cercanía de la fecha. Los expertos, por su parte, consideran que es necesaria una limpieza de los proyectos y repensar la forma en la que se otorgan y conceden estas oicencias, que en sus primeros años fue usada como moneda de cambio para calentar la especulación. Ahora, cientos de millones en inversión están en el aire.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.