Coincidirán conmigo en que esta campaña electoral ha comenzado con poca gracia y mucha previsión por parte de los dos candidatos que tienen opciones de presidir Extremadura los próximos cuatro años.

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El candidato socialista, Guillermo Fernández Vara, eligió para el estreno el yacimiento del Turuñuelo. ... Ya saben, donde se han hallado los primeros rostros humanos de la cultura tartésica que nos han convertido en noticia internacional. Y la candidata del PP, María Guardiola, se fue al socavón de la carretera que une Cáceres y Badajoz, que abrió Efraín y que medio año después sigue sin cerrarse. El primero eligió una cosa buena para la región y la segunda, una mala. Lo previsible. Y después, un poquito más de lo mismo. Vara se fue hasta Navalmoral, donde gobierna la socialista Raquel Medina, que vuelve a optar a la alcaldía, y donde la gigafactoría de los 3.000 empleos y la nueva fábrica de cartón ondulado endulzaron la estancia del presidente.

Una visita que se le hará un poquito más cuesta arriba a la candidata del PP. La renovación que ha llevado a cabo en el partido ha gustado tanto en la localidad morala que a estas elecciones concurre una formación que es una escisión del Partido Popular, así que, aunque le tocará, María Guardiola no tiene mucha prisa en pasarse por allí. Ha preferido visitar antes Plasencia, que parece que ha vuelto a ser territorio amigo después del enfrentamiento callado con el alcalde, Fernando Pizarro, por el liderazgo regional del PP. Y, a fin de cuentas, obviando el cambalache de Badajoz, Plasencia es la única de las grandes ciudades de la región con color azul.

Fernández Vara debe ver pocas opciones de cambiarlo por el rojo, porque los socialistas placentinos no han podido contar con su presencia desde que arrancó la precampaña, ni siquiera en la puesta de largo de su candidatura.

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Por eso les digo que este inicio de la contienda está siendo un pelín soso por previsible. Lo suyo es que se hubieran intercambiado las visitas, que Guardiola hubiera ido al Turuñuelo y Vara a ver el socavón. Así ella podría haber aplaudido algo de lo positivo que tiene Extremadura y él podría haber criticado algo de lo negativo que tiene esta región. Y centrarse un poquito ambos. Que esta tierra no es la de los grandes males que describe Guardiola ni la de las mil maravillas de la que nos habla Vara.

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