Ana B. Hernández
Miércoles, 21 de junio 2023, 07:37
Si no había ultimado la mudanza, estaba a punto de hacerlo. Blanca Martín tenía claro que esta legislatura volvería a residir en su ciudad natal, en Plasencia, porque como diputada autonómica en la oposición no tendría que viajar a Mérida a diario, así que no ... tenía sentido mantener un piso en la capital extremeña.
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Los resultados del 28-M dejaron claro que el PSOE no volvería a estar al frente de la Junta y, por tanto, estaba descartado que quien había sido presidenta de la Asamblea las dos últimas legislaturas, desde 2015 hasta 2023, los dos últimos gobiernos socialistas extremeños, repitiera en el cargo.
Pero la política, visto está, puede dar sorpresas y la placentina se llevó ayer una de las grandes. El acuerdo entre PP y Vox por la gobernabilidad de la región no se ha producido y su primera consecuencia ha sido que la Mesa de la Asamblea haya quedado en manos del PSOE.
La Ejecutiva Regional, a propuesta del secretario general, Guillermo Fernández Vara, respaldó la candidatura de Martín para la Presidencia del órgano que controla la cámara, porque experiencia en el cargo le sobra y dentro y fuera de su partido se valora el trabajo y la gestión que en los últimos ocho años la placentina ha realizado como presidenta de la Asamblea o, lo que es lo mismo, segunda autoridad regional tras el presidente de la Junta. Hasta ahora Guillermo Fernández Vara, con quien mantiene una relación estrecha y de confianza y es, junto con el secretario provincial cacereño, Miguel Ángel Morales, uno de sus avalistas.
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Blanca Martín lleva trabajando con ellos mano a mano desde que en 2012 entró en la ejecutiva del partido en Cáceres, aunque su relación con el PSOE viene de mucho antes. Ingresó en el partido con 21 años, con 24 entró en la ejecutiva provincial y con 27 era diputada regional.
Licenciada en Ciencias Políticas (especialidad de Análisis Político) por la Universidad Complutense de Madrid, esta «socialista de alma, corazón y convicción», como ella se define, es desde hace ocho años uno de los referentes del socialismo en Extremadura. Ahora, en la nueva legislatura que acaba de empezar con la constitución del Parlamento regional, lo será más. Por el momento, ostenta el cargo institucional de mayor relevancia que el PSOE tiene a priori esta legislatura.
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Pero si bien este hecho ha sido casi una carambola, una sorpresa que ni Blanca ni sus compañeros de filas esperaban, su relevancia en el PSOE extremeño está fuera de toda duda. No solo porque lleva desde 2015 al frente de la Asamblea, sino porque tras la última reelección de Guillermo Fernández Vara como secretario general del PSOE, la placentina fue elegida presidenta del partido y, además, estaba previsto que lo fuera también del grupo parlamentario para marcar la oposición a un gobierno de PP y Vox. Porque Blanca Martín es, sobre todo, política.
Le gusta «la polémica y el debate», combina liderazgo con mano izquierda y conoce bien tanto los entresijos del PSOE como los de la administración. A sus 47 años no ha perdido la ilusión ni el afán por seguir aprendiendo con el que aterrizó en la política y tal vez por eso ayer, cuando supo que volvía a presidir la Asamblea, Blanca Martín se emocionó. Y prometió cuatro años más «de diálogo y sentido de la responsabilidad». Con pareja y sin hijos, se siente «orgullosa de ser una mujer extremeña» y promete «seguir luchando por la igualdad».
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