M. M. NÚÑEZ
Sábado, 5 de diciembre 2015, 11:52
«Hemos venido para quedarnos. Estamos dispuestos a dormir aquí cada noche durante la campaña electoral». Javier Romo, joven almendralejense miembro del Campamento Dignidad, ejerce como portavoz del medio centenar de personas que desde el viernes por la noche ocupan el salón de actos de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en Cáceres. Han montado allí su particular centro de operaciones. En el llamado #EncierroDignidad participan también la Red de Solidaridad Popular, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y la Plataforma de Parados de Cáceres.
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A lo largo del día de ayer se fueron uniendo distintos vecinos que les mostraron su solidaridad. Protestan por la situación de «alarma social» que se vive en Extremadura, donde todavía no se visualiza -sostienen- las medidas de cambio que prometía el PSOE antes de llegar al Gobierno. No están solos en el encierro. Además de los cacereños que han acudido a verles cuentan con la autorización del propio Obispado. En principio, iban a montar su 'campamento' en una parroquia más céntrica, la de San Juan, con el objetivo de hacerse ver y explicar sus reivindicaciones a más personas, pero finalmente, optaron por Guadalupe. Es una de las parroquias más activas de Cáceres, con dos sacerdotes al frente que son conocidos por su implicación en cuestiones sociales, Florentino Escribano y Jesús Moreno. Los organizadores del encierro se dirigieron al propio obispo y, según relata Escribano, no se puso ningún problema a que se «instalasen» allí. «Conocemos sus reivindicaciones y las consideramos justas. No entramos en política, pero cuentan con el apoyo de la parroquia y el propio Obispado», señala.
La Policía Nacional acudió ayer por la mañana a la iglesia, pero no hubo incidentes. «Se dio un cambio de Gobierno, pero no de tendencia. Hay necesidades elementales. La renta básica debería cubrir a 15.000 personas y apenas llega a 8.000», subraya Javier Romo.
Lamentan los activistas la escasa salida que tienen las personas sin empleo, sin respuesta desde la administración, al igual que se mantienen los desahucios y las familias sin recursos ven que se les cortan la luz y el agua, recuerda Felipe Carballo, de la Plataforma de Parados de Cáceres. «No se nos tiene en cuenta. En la administración se nos ve como seres molestos, no como personas que necesitamos sentirnos útiles a la sociedad».
Mantas, bebida, unos bocadillos... Los protagonistas del encierro agradecen cualquier ayuda, por pequeña que sea, para estos días de encierro. La protesta continuará hoy con una paella solidaria junto a los vecinos que quieran participar.
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