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«Con el curso entramos en la bolsa de empleo y como están las cosas..., se necesita», afirma Anais Molina. Es una de los 300 cacereños que ayer empezaron a formarse en el montaje de placas solares, con la esperanza de trabajar en alguna de las instalaciones fotovoltaicas que se van a construir en las inmediaciones de la capital, que prevén la creación de unos 1.100 empleos en sus picos máximos.
Esta cacereña en paro –requisito imprescindible para obtener plaza en el curso– ha pasado de trabajar como mediadora en absentismo escolar a especializarse en construcción y metal, completando esa capacitación con la formación actual. «Es lo que me ha salido ahora y en todo lo que vaya saliendo voy formándome», amplía la joven de 26 años.
Cualificarse para lograr acceder al que es en estos momentos el sector que más mano de obra precisa en la ciudad es el propósito de los alumnos que asisten a las clases promovidas por el Ayuntamiento, que comenzaron ayer en una nave de la empresa Grúas Eugenio, en Capellanías.
Anais Molina, 26 años
Ricardo Borrella, 33 años
Ricardo Borrella lleva cinco años sin empleo fijo. Ha estudiado carpintería y en los últimos años solo se ha mantenido ocupado esporádicamente. «He hecho ya el curso de Trujillo y estoy haciendo este que es con prácticas para entrar en las placas», señala esperanzado este joven de 33 años. «Mi única pretensión –agrega– es encontrar un empleo para criar a mi hijo».
Solo 300 cacereños, de los más de 800 que lo solicitaron, van a recibir esta formación previa para emplearse durante la construcción de las plantas. Aunque la duración es de solo cinco horas, cuatro prácticas y una teórica de prevención de riesgos laborales, las clases se prolongarán hasta el 26 de febrero, ya que se están impartiendo en grupos de 15 personas, divididos a su vez en burbujas de cinco, para cumplir los protocolos sanitarios anticovid.
Los contenidos son muy específicos. Tras conocer el funcionamiento del efecto fotovoltaico, los profesores, un ingeniero y un técnico instalador, les enseñan a montar las estructuras desde cero con tres paneles de distintas inclinaciones y materiales. «Les mostramos las diferentes piezas que hay, las herramientas, como se colocan los anclajes, y les explicamos sistemas que no podemos traer por dimensiones. Es muy sencillo, hay que seguir una metodología para cada sistema», precisa Julián Serrano, ingeniero de Obras Públicas.
El trabajo que principalmente se demanda es el de montar las placas sobre estructuras, y eso es en lo que les están capacitando. «El montaje de un parque solar puede llevar un par de años, luego es prácticamente mantenimiento y limpieza de placas. Hay que vigilar su conservación para que no vayan perdiendo mucha capacidad», detalla Ignacio Mota, profesional en activo de la empresa de instalaciones eléctricas José Miguel Serrano.
Diego Hernández, presidente del Círculo Empresarial Cacereño y propietario de la nave, considera que el sector de las renovables es el «futuro» para la ciudad y sus desempleados. «Es mejor que no venga gente de fuera y lo hagamos nosotros mismos», afirma el empresario, que confía en que Cáceres pueda acoger también plantas de hidrógeno de uso industrial, ahora en fase de pruebas. La formación la ofrece la academia Balbo, adjudicataria del contrato.
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