Las carreteras extremeñas tienen siete Soletes

Llega la Semana Santa y hay que comenzar a planificar las vacaciones. Una vez tenemos la reserva de hotel, sabemos qué hay que meter en las maletas, el coche a punto... Solo nos queda coger la carretera y, en el mapa, los previsores señalarán el punto que dé respuesta a la tan recurrida pregunta: ¿Dónde vamos a parar a comer? Para dar respuesta a esta cuestión, disfrutar de la gastronomía extremeña y no llevarnos un chasco con el que empezar mal los días de asueto, la Guía Repsol recomienza siete locales en la región, reconocidos con el distintivo Solete de carretera.

Para los que recorran las autovías A-5 y A-66, la guía recomienda diversos puntos en los que parar y hacer bueno eso de que lo mejor del viaje debe ser el propio viaje en sí. En Barbaño, una entidad menor de Montijo, se destaca 'El Corral del Rey', un lugar en el que se va a comer productos de siempre, básicos, tradicionales, o sea, chuletones, solomillos, gambas, jamón, paletilla de cabrito o chuletas de cordero.

Ya en la capital pacense, destaca 'El Chupi', un local que hace comida del famoso dicho «del cerdo se aprovechan hasta los andares». El restaurante está regentado por Camilo y Paco Remedio, dos hermanos que son camarero y cocinero, respectivamente.

Ambos han heredado de su padre, don Francisco, el amor por la casquería. Tienen callos, mollejas de cordero, criadillas de ternera empanadas, bollitos de sesos de cordero, revuelto de sesos, riñones al jerez, morros de ternera...

Si la opción es viajar al norte cacereño, 'La Isla', en Plasencia, es una buena parada para relajarse mirando el río. El restaurante placentino cuenta con una gran terraza repleta de vegetación natural y se asienta a la orilla del Jerte. Se trata de un 'chiringuito de lujo', con mantel de hilo en sus mesas y sillas de rafia. Este sitio nos regalará momentos y sensaciones muy agradables en el paladar.

Sin alejarnos mucho, en Jerte encontramos 'La Tenería', un restaurante que tiene dos comedores: Uno en la planta baja, más animado y ruidoso por encontrarse en la zona del bar, y el de la planta superior, que es algo más tranquilo. Su cocina es elaborada y moderna: Desde carpaccio de gambas con emulsión de albahaca, helado de sésamo y chips de alcachofa a vieiras sobre parmentier de hinojo y nube de sepia.

Sin salir de la provincia de Cáceres, en Puerto Roque, en Valencia de Alcántara, encontramos un restaurante alentejano en la frontera extremeña. Se trata del Bar Diaz. Aunque estemos en la parte española de la Raya, se come a la alentejana, hay sopa para combatir el frío invernal y lo más atractivo de la carta hay que encargarlo: bacalao de la casa, al horno o con frutos de mar; arroz de marisco para dos o feijoada de marisco, también para dos.

Si nuestro viaje nos lleva hacia las playas andaluzas. Otra de las recomendaciones de los Soletes de carretera es la Venta El Culebrín en Monesterio, en la misma autovía. Su lema «de la dehesa a la mesa» ya avisa de que su especialidad son las carnes ibéricas a la brasa. Es un establecimiento tranquilo y tradicional, con la solera de una venta antigua a la que no le faltan los detalles rústicos ni taurinos en la decoración. Tiene varias mesas en la terraza y un punto de venta de productos extremeños.

Por último, también en Monesterio, está el Bar Sierra donde destaca la carne a la brasa y, como no, el jamón.

Con estas recomendaciones y la gastronomía extremeña, lo que menos importa es el lugar al que nos dirijamos, el verdadero placer lo encontraremos en el camino.

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