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En el inmenso 'mundo' de Instagram a menudo aparecen vídeos de tiendas preciosistas, con productos que nos ponen los ojos como platos y que activan nuestra envidia porque, por desgracia, aquí en Extremadura no tenemos un lugar para que los foodies sueñen y toquen con sus propias manitas un abanico inimaginable de picantes, cervezas rarunas, encurtidos, ahumados... O no teníamos porque, sí, ha llegado 'La dicha de celebrar'.
El pasado 24 de julio, Isabel Sánchez Flores se puso un temazo para motivarse, se anudó bien fuerte el delantal para sentir el abrazo de su núcleo y abrió las puertas de esta tiendecita de «hallazgos deliciosos», como le gusta definir, en la calle Berzocana de Mérida, a menos de un minuto del templo de Diana. De hecho, este monumento se está convirtiendo ya en el fondo oficial de las fotos con sus famosos sándwiches. Cada día, elabora uno o dos diferentes: de pastrami, con chucrut extremeño, salsa rusa y emmental; de papada ibérica, ricota, puerros, havarti y costra de queso; de patatera con pistachos; de pesto rojo; ¡de gilda!... Se trata de bocadillos de autora cargados de sabor y con un nexo común: el queso. Y es que Isa es una erudita de los quesos, pero también de otros productos, productores, creadoras y gastronomía en general.
Esta emeritense que se marchó de la ciudad con 18 años, estudió Filología y siempre se recuerda alternando los apuntes con trabajos en bares y 'bistrós', ya que también vivió en París. «Mi madre y mi abuela cocinan divinamente. En mi casa nos comunicamos con comida», cuenta. Quizás por eso, cuando cumplió 38 años y se dedicaba a la comunicación, decidió que quería enfocarse un poco más hacia la gastronomía. Entonces fusionó ambas artes, siendo el resultado eventos, 'espigueo dichoso' (salidas al campo para identificar y cocinar hierbas silvestres), cátering, etc. Por eso la marca 'La dicha' ya existía antes que la tienda. Es un nombre redondo, ya que no sólo significa suerte, sino que ilustra la alegría de esas comidas repletas de familia y amigos en torno a una mesa.
A los 39, Isa dio un paso más en firme y se lanzó definitivamente a montar este proyecto físico en una antigua casa emeritense, en la que nada más entrar, nos abraza el olor a mantequilla y su cálida bienvenida. 'La dicha' es, por tanto, un paraíso para los turófilos y un establecimiento donde encontrar lateo gourmet, vinos, vermú, aromáticas... Y también para aprender. Es, sin duda, un lugar especial y con alma que ha venido para quedarse y ofrecer cosas interesantes. Este otoño, promete «enredos y catas» que seguro nos harán más dichosos y dichosas.
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