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Maná, el recién abierto local de moda de Cáceres

No hace ni dos años todavía que Álvaro Holgado abrió su primer negocio, la pastelería Chef Alia Pastry Shop en la avenida de la Montaña de Cáceres. Fue el 1 de mayo del pasado año y, en apenas unos meses, ya se escuchaba entre los cacereños que hacían una de las mejores tartas de queso de la ciudad. Verdad o no, lo cierto es que el negocio va viento en popa y Álvaro decidió buscar un local para instalar una cafetería.Pero encontró un espacio luminoso y bonito y se tiró al barro. Así que el pasado 1 de abril inauguró en la plaza de la Claras el restaurante Maná.

Un establecimiento moderno y llamativo, en el que neones con frases provocativas ('¿Quieres probar el cielo?', 'La obra de arte soy yo'...) adornan y dan pie a las fotos para Instagram. Pero es mucho más. Álvaro estudió Gastronomía y Artes Culinarias en el Basque Culinary Center de San Sebastián, participó en la edición del libro elBari Sweet de Albert Adrià y David Gil, y en la investigación sobre el Mundo Dulce con Ferran Adrià en elBulli Foundacion. También trabajó con este famoso chef en su estrellado Tícket Bar. Hizo prácticas en Casa Claudio, cambió de tercio enTerracota, aprendiendo sobre cerámica, y fue segundo de partida en pastelería en Atrio. Además, fue uno de los seis candidatos al premio Pastelero Revelación de Madrid Fusión 2023. Con estos mimbres, no es de extrañar que el joven cocinero de 25 años se haya lanzado a un proyecto grande.

En Maná se sirven desayunos, comidas, meriendas, cenas y también está disponible para el tardeo, con coctelería avanzada. En las escasas dos semanas que lleva abierto, ya hay algunos platos que, según indica su propietario, se han convertido en imprescindibles. Son las croquetas, el molcajete (una especie de mortero de piedra volcánica mexicana) de guacamole con totopos que el comensal se elabora en la mesa a su gusto, los dumplings con txangurro, los tacos de papada, la hamburguesa doble smash, el pulpo o el steak tartar.

Para crear estas recetas originales y creativas, Álvaro trabaja con el paladar mental. «Invento platos, mezclo sabores y, sin probarlos, sé si están buenos o malos», explica. De todas formas, lleva desde julio cocinando este proyecto, para el cual ha tenido que realizar una gran reforma.«Estuve a punto de tirar la toalla en el camino, ya que era una inversión muy grande y daba bastante vértigo», confiesa a este diario.

Pero, apoyado siempre por su familia, decidió seguir hacia adelante. Y precisamente el nombre del local tiene mucho que ver con sus raíces familiares. Maná viene de Magdalena y Nana, las dos abuelas de Álvaro, a las que ha querido hacerles un homenaje en vida. Incluso las llevó al restaurante una semana antes de la inauguración.Ante tanta dulzura, es normal que esta persona haga unos postres que enamoren.

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