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De las cinco ediciones que lleva celebrándose la ruta de la tapa vegana de Badajoz, El Jardín de Auri se ha proclamado ganador en dos de ellas. Sin embargo, en esta última, que acabó el pasado 16 de septiembre, no han participado. Su ausencia no ha sido en vano, ya que tenían guardado un tremendo as en la manga. Se trata de un menú degustación totalmente vegano, que están ofreciendo desde el día 2 y hasta el próximo 10 de octubre. Solo es posible probarlo con reserva previa.
Se trata de un menú kaiseki moderno, que ofrecerá al comensal elegantes y refinados bocados, en los que es evidente la fusión entre las culturas extremeñas y japonesas. De hecho, para abrir boca, el chef Luis Romero propone una sopa de miso japo-extremeña, ideal para atemperar el cuerpo de cara al otoño. Precisamente, este tipo de menú se basa mucho en la estacionalidad, por eso la siguiente preparación son dos piezas de sashimi de calabaza marinada, un vegetal muy de octubre.
Llega el nimono de tofu guisado. Se aprecia el cocinado a fuego lento en su potente sabor, que acompañamos con el excelente pan de masa madre de PanContigo. Elena Todor, la propietaria y maître del restaurante, nos recomienda un vino portugués que armoniza a la perfección con este y otros platos que están por venir. Se trata del tinto Chão Rijo, que deja en boca unos sorprendentes y marcados aromas a frutas del bosque.
Continúa el menú con un espectacular teppanyaki de arroz con setas al ajo negro. Después, turno del agemono: tempura de vegetales: col, calabacín, kimchi propio... con una salsa de ajo en la base. Mezclado todo, cruje, pica y deja el paladar caliente y preparado para devorar lo siguiente: un falso pastel de carne, cocinado al vapor y envuelto en hoja de col. La guarnición son unos deliciosos cuadraditos de patata y un poco de alga wakame.
En El Jardín de Auri el nombre va en sintonía con el local. Varios e inmensos potos cuelgan por la estancia, y hasta los manteles tienen dibujadas una hojitas de hiedra. No hay cabo suelto. Por eso, el plato que viene a continuación es una ensalada sunomono de pepino y sandía encurtidos. Es muy fresca y tiene un toque dulce, que conduce suavemente el paladar hacia el postre.
Pero antes del colofón final, un pre-postre. Lo han llamado 'sorbete de naturaleza' y se trata de dos sorbetes: uno de uva prensada y otro de té blanco con hojas de shiso. Una delicia sin azúcares añadidos. Por último, un prestiño frito reposa sobre un sirope de naranja y azahar, y deja tres sensaciones muy buenas: la barriga llena con este menú de alta cocina apto para los bolsillos pacenses, los recuerdos de la abuela en el corazón y la conciencia tranquila por saber que ningún animal ha sido sacrificado para nuestro alimento y disfrute. Precisamente por la relación de la filosofía del veganismo con el respeto hacia los animales, cinco euros de cada menú degustación (cuesta treinta por cabeza) serán donados a las asociaciones SOS Perros y Adana.
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